Los cambios ocurridos en el escenario
internacional, el advenimiento de gobiernos democráticos en el Hemisferio y el fin de la
guerra fría han creado condiciones propicias para afianzar la paz y la seguridad en el
Hemisferio. Todo ello facilita las condiciones para que los Estados miembros de la OEA
continúen el necesario proceso de reflexión para eliminar los factores que generan
desconfianza entre los Estados del Hemisferio y para identificar nuevas modalidades de
colaboración, a fin de consolidar la paz, asegurar el efectivo cumplimiento de los
propósitos y principios de la Carta de la Organización de los Estados Americanos,
garantizar el cumplimiento del derecho internacional y promover las relaciones de amistad
y cooperación, todo lo cual redundará en el fortalecimiento de la seguridad en la
región.
La adopción de medidas de fomento de la
confianza y de la seguridad constituye una contribución importante a la transparencia, el
entendimiento mutuo y la seguridad regional, así como al logro de los objetivos del
desarrollo, incluidos la superación de la pobreza y la protección del medio ambiente. El
desarrollo económico, social y cultural está indisolublemente asociado con la paz y la
seguridad internacionales.
Las medidas de fomento de la confianza y de
la seguridad deben adaptarse a las condiciones geográficas, políticas, sociales,
culturales y económicas de cada región y tienen su propio ámbito de aplicación, como
lo demuestra la amplia experiencia alcanzada en el Hemisferio.
El respeto al derecho internacional, el
fiel cumplimiento de los tratados, la solución pacífica de controversias, el respeto a
la soberanía de los Estados y a la no intervención y la prohibición del uso o amenaza
del uso de la fuerza, de acuerdo con los términos de las Cartas de la OEA y de las
Naciones Unidas, son la base de la convivencia pacífica y de la seguridad en el
Hemisferio y constituyen el marco para el desarrollo de medidas de fomento de la
confianza.
Los gobiernos expresan su satisfacción por
los avances registrados en el Hemisferio en materia de integración económica por
considerar que promueven la confianza y la seguridad en la región.
Condición esencial para lograr un efectivo
régimen internacional de seguridad es que todos los Estados se sometan a reglas
universales, iguales y vinculantes.
Los acuerdos emanados de las reuniones
regionales o subregionales de Jefes de Estado y de Gobierno y de la Cumbre de las
Américas, celebrada en Miami en 1994, contienen orientaciones importantes para el
fortalecimiento de la seguridad regional.
Las negociaciones que en materia de
seguridad y promoción de las medidas de fomento de la confianza y de la seguridad se
desarrollan a nivel subregional, tales como las que realizan los países centroamericanos
a través, entre otros, de la Comisión de Seguridad de Centroamérica, contribuyen a
fortalecer el clima de seguridad en el Hemisferio.
Otras reuniones intergubernamentales, como
la celebrada en Williamsburg por invitación de los Estados Unidos de América (Reunión
Ministerial de Defensa de las Américas), contribuyen al diálogo e intercambio de puntos
de vistas sobre esta materia.
Elemento fundamental de la contribución
hemisférica a la causa de la paz y la seguridad es el Tratado de Tlatelolco, cuyas
estipulaciones sobre la proscripción de armas nucleares han convertido a América Latina
y el Caribe en la primera zona habitada libre de armas nucleares del mundo. La
ratificación de la Convención sobre la Prohibición del Desarrollo, la Producción y el
Almacenamiento de Armas Bacteriológicas (Biológicas) y Toxínicas y sobre su
Destrucción, suscrita en 1972, y de la Convención sobre la Prohibición del Desarrollo,
la Producción, el Almacenamiento y el Empleo de Armas Químicas y sobre su Destrucción,
suscrita en 1992; la conclusión en 1996 del Tratado de Prohibición Completa de los
Ensayos Nucleares; y el avance en las negociaciones las áreas de armas de destrucción
masiva, limitación de armamentos convencionales y prohibiciones o restricciones del
empleo de ciertas armas convencionales que puedan considerarse excesivamente nocivas o de
efectos indiscriminados, contribuirán a un ambiente internacional más seguro.
La aplicación de medidas de fomento de la
confianza y de la seguridad contribuye a la creación de un ambiente propicio para una
efectiva limitación de armamentos convencionales que permita dedicar un mayor número de
recursos al desarrollo económico y social de los Estados miembros, el cual es un
propósito esencial de la Carta de la OEA.
El fortalecimiento del diálogo bilateral y
multilateral facilita el conocimiento mutuo y favorece una mayor colaboración frente a
los desafíos del próximo siglo. Las medidas que apuntan al fomento de la confianza y de
la seguridad en las Américas son especialmente significativas para la estructuración de
relaciones de amistad y cooperación.
En el proceso para identificar medidas de
fomento de la confianza y de la seguridad, se destacan la Reunión de Expertos de marzo de
1994 en Buenos Aires, así como las resoluciones de la Asamblea General de la OEA,
especialmente las resoluciones AG/RES. 1179 (XXII-O/92), AG/RES. 1284 (XXIV-O/94) y
AG/RES. 1288 (XXIV-O/94), y el proyecto de inventario presentado por la Junta
Interamericana de Defensa al Consejo Permanente en cumplimiento de la resolución CP/RES.
650 (1031/95).
De conformidad con lo anterior, los
gobiernos de los Estados miembros de la OEA, reunidos en Santiago, Chile, acuerdan
recomendar la aplicación de la manera que sea más adecuada, de medidas de fomento de la
confianza y de la seguridad, entre las cuales cabe mencionar las siguientes:
a) Gradual adopción de acuerdos sobre
notificación previa de ejercicios militares;
b) Intercambio de información y
participación de todos los Estados miembros en el Registro de Armas Convencionales de las
Naciones Unidas y en el Informe Estandarizado Internacional sobre Gastos Militares;
c) Fomento de la elaboración y el
intercambio de información sobre políticas y doctrinas de defensa;
d) Consideración de un proceso de
consultas con miras a avanzar en la limitación y control de armas convencionales;
e) Acuerdos sobre invitación de
observadores para ejercicios militares, visitas a instalaciones militares, facilidades
para observar operaciones rutinarias e intercambio de personal civil y militar para
formación, capacitación y perfeccionamiento;
f) Reuniones y acciones para prevenir
incidentes e incrementar la seguridad en el tránsito terrestre, marítimo y aéreo;
g) Programas de cooperación en casos de
desastres naturales o para prevenir tales desastres, sobre la base de la petición y
autorización de los Estados afectados;
h) Desarrollo e implementación de las
comunicaciones entre las autoridades civiles o militares de países vecinos de conformidad
con su situación fronteriza;
i) Realización de seminarios, cursos de
difusión y estudios sobre medidas de fomento de la confianza mutua y de la seguridad, y
políticas de fomento de la confianza con participación de civiles y militares, así como
sobre las preocupaciones especiales de seguridad de los pequeños Estados insulares;
j) Realización de una reunión de alto
nivel sobre las preocupaciones especiales de seguridad de los pequeños Estados insulares;
y
k) Programas de educación para la paz.
Las medidas anunciadas requieren la puesta
en marcha de una serie de acciones tendientes al seguimiento y periódica evaluación de
su implementación. Para tal efecto, los representantes de los Gobiernos de los Estados
miembros de la OEA solicitan a la Comisión de Seguridad Hemisférica que asuma tales
tareas y prepare un informe sobre la materia para ser considerado por el vigésimo sexto
período ordinario de sesiones de la Asamblea General, el que decidirá, inter alia,
sobre la realización de una conferencia regional de seguimiento de la Conferencia
Regional sobre Medidas de Fomento de la Confianza y de la Seguridad realizada en Santiago
de Chile.
Ante la importancia de conocer otras
medidas que se estén aplicando o que pudieran adoptarse, los representantes acuerdan
brindar periódicamente a la Comisión de Seguridad Hemisférica de la OEA información
sobre la aplicación de medidas de fomento de la confianza y de la seguridad, a fin de
facilitar la preparación del inventario completo y sistemático de estas medidas
encomendado por la Asamblea General de la OEA.
Los representantes apoyan la continuación
de las negociaciones internacionales sobre la proscripción, el tráfico y el uso
indiscriminado de minas antipersonales, teniendo en cuenta los efectos nocivos que tienen
sobre la población civil y el desarrollo económico y social. En este sentido, reconocen
la labor de desminado que están realizando en Centroamérica la Organización de los
Estados Americanos y la Junta Interamericana de Defensa.
Los gobiernos del Hemisferio otorgan una
especial prioridad a la identificación de los riesgos, amenazas y desafíos que enfrentan
las Américas de cara al próximo milenio, así como el fomento de un clima internacional
de confianza y paz mediante la cooperación, de conformidad con los propósitos y
principios de la Carta de la OEA.
En este contexto, comprometen sus esfuerzos
para que las controversias pendientes alcancen soluciones, a la brevedad posible, a
través de arreglos negociados, inspirados en la justicia y con pleno respeto al derecho
internacional y los tratados vigentes.
Los representantes coinciden en que las
Américas están en condiciones de contribuir a robustecer efectivamente la paz y
seguridad internacionales, mediante el intercambio de experiencias con otras regiones
respecto de medidas de fomento de la confianza y de la seguridad.
Los representantes dejan constancia de sus
agradecimientos al Gobierno de Chile por la cálida acogida brindada y por la correcta
organización de la reunión. También hacen extensivo su reconocimiento a la Secretaría
General de la OEA.
SANTIAGO, 10 de noviembre de 1995