Discursos y otros documentos del Secretario General

A LA XLVI ASAMBLEA GENERAL

13 de junio de 2016 - Santo Domingo, República Dominicana

Excelentísimo señor Danilo Medina, Presidente de la República Dominicana. Excelentísima señora Cándida Montilla de Medina, Primera Dama de la República. Su excelencia Margarita Cerdeño de Fernández, Vicepresidenta de la República Dominicana, su excelencia Andrés Navarro García, Canciller de la República Dominicana.

Ministros, altos funcionarios, Jefes de delegación, Embajadores, Representantes Permanentes y Observadores. Señores Presidentes y Directores de Organismos Interamericanos e Internacionales, mi querido amigo Secretario General Adjunto.

Si para 2030 queremos dejar atrás la pobreza tal como la conocemos hoy y pasar a un hemisferio con equidad, donde los patrones de producción y consumo se inviertan y den lugar a modelos más sostenibles de vida en común, es imperioso comenzar ya a dar los pasos en esa dirección y para ello estamos ante un claro desafío cultural y ético.

Avanzar hacia la sostenibilidad integral en nuestro hemisferio requiere de una transformación institucional que genere un nuevo alineamiento entre los objetivos a lograr y el soporte institucional para poder alcanzarlos.

Cuando la ONU adoptó la Agenda 2030 con 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), de hecho se generó un clara guía de acción para todos los Gobiernos, así como para sus socios en desarrollo a nivel nacional, regional e internacional.

Esta nueva agenda plantea que las iniciativas para poner fin a la pobreza, en todas las dimensiones deben ir de la mano de estrategias que favorezcan el crecimiento económico y aborden una serie de necesidades sociales, entre las que se señalan:

• la igualdad de género,
• el acceso a una educación de calidad,
• el acceso a la salud y el bienestar, y
• el acceso a las oportunidades de empleo y desarrollo económico



El desarrollo sostenible es inherente a una nueva ética en la gestión de gobierno.

Poner por delante el bien común, por encima de intereses personales o de perpetuación en el poder es un punto de partida esencial e inevitable si se quiere ser consecuente con los objetivos 2030.

Lo mismo diría de la acción empresarial. Si bien el lucro guía la acción del sector privado, más y más líderes empresariales perciben que el bien común, y la sostenibilidad ambiental se van convirtiendo, en los hechos, en su licencia para operar.

Empero, en sociedades donde el conflicto es lo permanente y la resolución de problemas es lo accesorio, la incertidumbre ganará cada vez más espacio y tornará más difícil lograr un horizonte común de sostenibilidad.

El derecho a la sostenibilidad integral, no es solamente una necesidad de nuestra generación, sino que fundamentalmente lo es para la generación de nuestros hijos y nietos.

Tenemos la obligación, la responsabilidad y el deber de asegurar que las futuras generaciones puedan tener la capacidad de optar por un modelo de desarrollo diferente al actual. Por ende, no podemos entregarles un planeta herido de muerte, un tejido social roto, un modelo económico con el mercado como único referente y un sistema político con valores de corto plazo.

Todo lo contrario, debemos involucrar decididamente a la juventud para que ellos, los jóvenes, puedan ser los artífices de su propio destino, para que se generen las condiciones viables para una transformación y una transición hacia sociedades orientadas por el bien común, una mejor calidad de vida, donde los derechos se expandan a todos los ciudadanos.

Hacia allí vamos, con nuestro trabajo día a día, si construimos consensos en lugar de conflictos, si resolvemos problemas en lugar de exacerbarlos, si ampliamos el goce de derechos a cada vez más personas en lugar de cercenarlos, si incluimos cada vez más gente en los procesos productivos y sus beneficios en lugar de excluirlos, si el estado y el mercado se combinan de una manera tal que ponen el interés de la gente primero.

Ya es hora de que en nuestro hemisferio, la raza, el lugar donde uno nace, el género o la orientación sexual dejen de ser el obstáculo que separa a la gente de las oportunidades de progreso.

La Declaración de Santo Domingo será fiel reflejo de que los desafíos multidimensionales del desarrollo sostenible-económicos, sociales y ambientales- deberán ser abordados por instituciones innovadoras, donde del interés sectorial se pase a la dimensión transversal dominada por valores como la equidad, la inclusión y la prosperidad compartida.

Nuestro continente sigue siendo aún hoy una de las regiones más desiguales del mundo. La ineficiencia en cuanto a la distribución de ingresos, bienes, acceso a servicios básicos y justicia han sido una constante que afecta directamente el pleno ejercicio de los derechos políticos, económicos, sociales y culturales de la ciudadanía, y tienen un impacto negativo en la estabilidad de nuestras democracias.

Por ello es crítico mantener los niveles de progreso social logrados en los últimos años.

La Secretaría General ha colaborado con los diversos actores de la sociedad civil organizada, generando un claro ejemplo de cómo trabajando conjuntamente se puede avanzar en el logro de metas comunes en las Américas.

La ciudadanía, como agente de cambio y actor fundamental en las sociedades democráticas, exige cada vez un mayor acceso a la información completa y de calidad que está en manos de las autoridades en todos los estamentos de la estructura pública. Esto implica tener servidores públicos capacitados que ayuden a fomentar la confianza de la ciudadanía asegurando el más amplio y fácil acceso a quienes se interesen.

Es nuestro compromiso seguir promoviendo la Ley Modelo Interamericana, complementada por el Programa Interamericano para el Acceso a la Información Pública que ha de ser adoptado en el marco de esta Asamblea General.

Una de las principales herramientas para promover sociedades más transparentes, más abiertas e informadas son las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC), respecto de las cuales la Declaración de Santo Domingo llama a fomentar un acceso equitativo con un uso eficiente de los recursos disponibles. Es también una de las prioridades del gobierno de República Dominicana y, obviamente, como concepto fundamental de las Américas todo nuestro apoyo y la disposición del Sistema Interamericano de cooperación en estos casos.

Obviamente el uso de tecnologías debe ser también garantizado por todos nuestros gobiernos con un apropiado sistema de protección de datos personales.

Debemos recordar que la propia Asamblea General ha reafirmado la importancia de proteger los datos personales y de respetar el derecho a la privacidad.

Tenemos en la Organización de Estados Americanos elementos fundamentales que hacen al desarrollo de los pueblos, los instrumentos fundamentales para la democracia y la democratización para la protección de los derechos humanos.

Hay también programas pro paz que gestiona la OEA que son claves en el recorrido hacia un hemisferio más sostenible. El proceso Belize-Guatemala es sin lugar a dudas una de nuestras prioridades, especialmente teniendo en cuenta que se trata de la única controversia territorial que se está mediando en el marco de la OEA.

Por otra parte también nuestro apoyo al proceso de paz en Colombia a través de la misión MAPP-OEA que es fiel reflejo de nuestro compromiso ineludible con tan noble objetivo.

Seguir trabajando en la dimensión comunitaria como se hace con el proyecto de Facilitadores Judiciales.

Seguir en el desarrollo de los proyectos emblemáticos que hemos presentado para esta administración, la “Escuela de Gobierno”, el “Sistema Interamericano de Educación”, la iniciativa de “Prevención y gestión de desastres naturales en el Caribe y en Centroamérica”, para ello también trabajar en la dimensión de la lucha contra la corrupción en el continente, la enfermedad bacteriológica que enfrenta nuestras democracias a veces y que se hace imprescindible. En este caso con la lucha frontal, la lucha con los mecanismos que tenemos, la Convención Interamericana y MESICIC, el mecanismo de seguimiento y el mecanismo de acompañamiento que hemos creado para el caso de la MACCIH.

Seamos consecuentes, seamos consecuentes con los principios. Si predicamos instituciones inclusivas, eficaces, responsables, transparentes y justas hacia afuera, hagamos lo mismo hacia lo interno de nuestra Organización.

Este es el llamado que les hago hoy: Los invito a consolidar a la OEA como una Organización guiada por principios y una visión compartida en materia de democracia, Derechos Humanos, Seguridad Multidimensional y Desarrollo Integral.

Que nuestra acción colectiva debe ser construir soluciones, paz, solidaridad.

Recorramos juntos el camino que va de la letra escrita a la acción. Juntemos dichos y hechos y coloquemos entonces a la Organización de Estados Americanos cada vez más cerca de la gente,

GRACIAS