Comunicado de Prensa


Secretario General de la OEA analizó las perspectivas para la renovación de las relaciones transatlánticas

  21 de febrero de 2014

El Secretario General de la Organización de los Estados Americanos (OEA), José Miguel Insulza pronunció hoy en el Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE) de México una conferencia magistral bajo el título “América en el Espacio Atlántico”, en la que expuso su punto de vista sobre cómo deben desarrollarse en el futuro las relaciones transatlánticas partiendo del concepto de “Espacio Atlántico”, que incluye como actores fundamentales a América Latina, Caribe y África, y no sólo el tradicional eje Norteamérica-Europa.

El evento fue organizado por la División de Estudios Internacionales del CIDE y el Programa de Estudios de Estados Unidos del mismo Centro de Investigación, junto con el proyecto “Atlantic Future”, un programa de investigación colaborativo financiado por la Comisión Europea que busca estudiar los fundamentos de la cooperación en la zona del Atlántico y sugerir estrategias para la Unión Europea sobre cómo fortalecer la relación transatlántica en el contexto de la actual redistribución de poder y el reequilibrio global.

En su presentación, el Secretario General Insulza analizó los aspectos económicos y sociales que pueden aportar al desarrollo del Espacio Atlántico, las formas de cooperación existentes para enfrentar los desafíos económicos, ambientales y de seguridad, y la manera como se deben adaptar la institucionalidad de la integración regional y las relaciones transatlánticas para dar forma a este espacio renovado de cooperación.

El máximo representante de la OEA afirmó que, desde su perspectiva, “es el momento de prestarle atención, con una visión analítica de largo plazo, a la nueva dinámica de las relaciones transatlánticas, que se han visto impactadas por cambios tan profundos como el surgimiento de nuevos polos de poder, con una importante presencia de China en nuestra región”. Remarcó la influencia de esas relaciones en la existencia de un eje Pacífico cada vez más dinámico; el ascenso de las economías emergentes; y las transformaciones de la geografía y la gobernanza de la producción y el comercio a nivel mundial. Agregó que también debe ser tenido en cuenta el impacto de los mega bloques creados a partir de acuerdos entre socios comerciales, como el Acuerdo Transatlántico de Comercio e Inversión (T-TIP), el Acuerdo de Asociación Transpacífico, o el Acuerdo de Asociación Económica Integral Regional, la iniciativa de libre comercio dentro de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN). Estos bloques, resumió, “no solamente integran amplios espacios económicos, sino que lo hacen a un nivel de profundidad cada vez mayor. En ese contexto debemos situarnos para evaluar las nuevas relaciones de cooperación en materia de comercio que deberán construirse tomando en cuenta la red de acuerdos que unen a países de ambos lados del Atlántico”.

En el evento, que tuvo lugar en el Museo Nacional de Antropología de México, el líder de la institución hemisférica indicó que el comercio de América Latina está “caracterizado por una excesiva dependencia de las exportaciones de materias primas, en detrimento de su participación en las cadenas globales de valor”. Asimismo, analizó los retos que enfrenta América Latina en su inserción en la economía mundial y sus relaciones con los “mega bloques”, y compartió el panorama de la situación económica de la región. “No hay duda de que América Latina es uno de los éxitos económicos del mundo de la última década; la región disfrutó de una combinación de alto crecimiento, estabilidad macroeconómica, reducción de la pobreza y mejora en la distribución del ingreso”, comentó y citó cifras de la CEPAL que indican que más de 50 millones de personas en América Latina salieron de la pobreza durante los últimos 10 años, lo que significó que la pobreza en la región se redujera del 43,9 % en 2002 al 28,8% en 2012. “A pesar de estos logros, la región sigue siendo la más desigual del mundo, por ende, uno de los principales retos que aún enfrentamos es reducir sus altos niveles de desigualdad en la distribución del ingreso”, afirmó.

El Secretario General Insulza hizo hincapié en la importancia de considerar el cambio climático como un factor clave en el desarrollo económico de la región. “Es imposible hablar de competitividad y de profundización del comercio transatlántico sin abordar este tema, que podría tener efectos paralizantes no sólo en el comercio y la seguridad alimentaria, sino también en el desarrollo a largo plazo”. Dijo que aunque la mayoría de los países latinoamericanos y caribeños no son los principales contribuyentes al problema del cambio climático, sí serán los más afectados, y señaló el caso de las islas del Caribe, en donde se estima que los daños causados por el fenómeno pueden alcanzar los 22.000 millones de dólares por año en 2050, y 46.000 millones de dólares por año en 2100. En este punto, el Secretario General animó a avanzar en la creación de una Alianza Transatlántica sobre Cambio Climático y Desarrollo Sostenible, que incluyera “una ventanilla que provea recursos suficientes para construir sinergias sólidas y duraderas entre la adaptación al cambio climático y el desarrollo del comercio”.

El Secretario General de la OEA también remarcó la necesidad de entender y ampliar la dinámica de la relación sur-sur entre los países latinoamericanos y africanos. “Considero muy oportuno este enfoque por la importancia que están adquiriendo África y América Latina y el Caribe en el escenario mundial”, señaló, y recordó que “el futuro económico del mundo es cada vez más dependiente de lo que ocurra en el Sur; el mundo en desarrollo contribuye con más del 50% del crecimiento económico global y el 40% de la inversión mundial, y su contribución al crecimiento global de la inversión es de más del 70 por ciento”.

Al cierre de su exposición, el máximo representante de la Organización Hemisférica aludió al tema de la institucionalidad, “que sirve de sustento a nuestras relaciones de cooperación”, y destacó que en las Américas existen organizaciones y comunidades regionales que aportan al desarrollo de sus naciones integrantes. “En el caso de nuestras relaciones transatlánticas, instancias como las Cumbres Iberoamericanas y CELAC-UE han ofrecido espacios muy importantes para fortalecer la cooperación entre nuestras regiones”, recordó. Como conclusión, señaló que no existe aún ningún mecanismo de cooperación panatlántico comparable al Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC), e invitó a reflexionar “si ha llegado el momento de acompañar esta mirada a un Espacio Atlántico renovado con la institucionalidad necesaria que apoye una cooperación dinámica entre todos nuestros continentes”.

Para más información, visite la Web de la OEA en www.oas.org.

Referencia: C-057/14