Comunicado de Prensa


Secretario General de la OEA dice que el cincuentenario del Parlatino es “una señal de la fortaleza de la democracia en América Latina”

  6 de diciembre de 2014

El Secretario General de la Organización de los Estados Americanos (OEA), José Miguel Insulza, participó hoy en Ciudad de Panamá en la conmemoración de los cincuenta años del Parlamento Latinoamericano (Parlatino), efeméride que, aseguró, constituye un buen síntoma del funcionamiento de la democracia en la región.

“El medio siglo de existencia del Parlamento Latinoamericano es una señal de la fortaleza de la democracia latinoamericana y, por ello, un motivo de celebración al que todos debemos adherir”, dijo el Secretario General Insulza. Agregó que, “como demócrata y latinoamericano”, ha visto construir y destruir democracias a lo largo de su vida, y “por ello he aprendido a valorar la importancia de la pluralidad política e ideológica, del diálogo, de la tolerancia y de la amistad cívica”.

En su discurso, el líder de la OEA destacó la coincidencia de los ideales del Parlatino y la institución hemisférica. “En mi condición de Secretario General de la OEA, no puedo dejar de valorar y compartir los valores de la integración latinoamericana, la no intervención, la autodeterminación de los pueblos, la igualdad jurídica de los Estados, la condena a la amenaza y al uso de la fuerza contra la independencia política y la integridad territorial de los Estados; la solución pacífica, justa y negociada de las controversias internacionales y la prevalencia del derecho internacional. Todas ellas son también normas que este Parlamento Latinoamericano definió como sus principios permanentes e inalterables”, agregó.

El Secretario General Insulza manifestó que estos principios promovidos durante las últimas cinco décadas son los que se celebran hoy, y felicitó al Parlatino “y, por su intermedio, a todos los Parlamentos Nacionales de nuestros Estados latinoamericanos”. “El Parlamento es el lugar donde se habla, donde se discute y donde se llega a acuerdos que representan el consenso social en cada momento de la historia de nuestras naciones”, agregó.

En otro momento de su intervención, el Secretario General Insulza recordó que ha pasado más de un cuarto de siglo desde que cayeron las últimas dictaduras en América del Sur, y más de 20 años desde que se alcanzó la paz en América Central. “Todos los gobiernos que participan de la OEA han sido elegidos por el voto de sus conciudadanos. La democracia se funda antes que nada en este hecho, piedra angular del sistema, porque la legitimidad del proceso político se origina en elecciones democráticas, limpias, competitivas e inclusivas”, apuntó. Asimismo, manifestó que “la democracia también abarca el cumplimiento de una serie de condiciones, valores y derechos, como la defensa de los derechos humanos y la libertad de expresión, el respeto del Estado de Derecho, el pluralismo político y el balance de poderes, el respeto de las libertades fundamentales, la no discriminación y el fomento del desarrollo humano y la inclusión social, definidos como fines del proceso democrático y también como medios para consolidar su estabilidad”.

El máximo representante de la OEA aseveró que a diferencia del pasado, la democracia en América Latina ya no es definida como una aspiración de los pueblos de las Américas, sino que ahora es reconocida como “un derecho, y promoverla y defenderla es una obligación contraída por su gobiernos", de acuerdo al artículo 1 de la Carta Democrática Interamericana.

Al referirse a los principales desafíos de la democracia en la región en la actualidad, Insulza consideró la pobreza y la pobreza extrema, como “excesivas en nuestra región”. Dijo que “la desigualdad y la discriminación frustran a muchos millones de seres que, habiendo ya salido de la pobreza, se mantienen en una alarmante situación de vulnerabilidad y falta de oportunidades. Esas condiciones de exclusión social son también formas de discriminación de género o de minorías, a las cuales afectan de manera especial,” e indicó que los pueblos indígenas y afroamericanos sufren mayor privación que el promedio de la población, así como un número excesivo de hogares monoparentales encabezados por una mujer o por personas discapacitadas o de la tercera edad.

La violencia y la criminalidad también fueron identificadas por el Secretario General Insulza como elementos que constituyen una amenaza para la vida democrática. Advirtió que “estos problemas no los resuelve el mercado, por más que el mantenimiento de niveles adecuados de crecimiento económico sea necesario para enfrentarlos. Requieren de la acción decidida de los gobiernos, de políticas de estado adecuadas a su gravedad”. Por eso, añadió, “el fortalecimiento del Estado no sólo es necesario para mantener la gobernabilidad, sino para adoptar políticas públicas y crear servicios públicos que mejoren la condición de la gente de América Latina, que cree en la democracia, pero espera que sus gobiernos avancen en la solución de estas carencias y amenazas”.

El Secretario General de la OEA apuntó que la falta de rendición de cuentas por parte de los gobernantes es otro de los desafíos que tienen los regímenes democráticos de la región. “Lo que está detrás de este concepto es la idea de que el ejercicio del poder en la democracia tiene límites; nunca puede ser ejercido de manera absoluta, porque, de ser así, el liderazgo personal, incluso aunque cuente con el voto favorable de una mayoría, termina por sustituir a la voluntad popular”, aseguró. “La historia de nuestra región está, desgraciadamente, llena de ejemplos de gobernantes que, habiendo accedido al poder por vía electoral, terminan perpetuando su mando”, agregó el Secretario General Insulza.

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Para más información, visite la Web de la OEA en www.oas.org

Referencia: C-535/14