Discursos

CÉSAR GAVIRIA TRUJILLO, SECRETARIO GENERAL DE LA ORGANIZACION DE LOS ESTADOS AMERICANOS
EN LA V REUNION ORDINARIA DEL CIDI

13 de abril de 2000 - Washington, DC


En nombre de la OEA, me corresponde dar a todos ustedes la más cordial bienvenida a esta Casa de las Américas, en ocasión de la Quinta Reunión Ordinaria del Consejo Interamericano para el Desarrollo Integral (CIDI).

La celebración de esta reunión marca el inicio un nuevo capítulo en el devenir histórico de las actividades de cooperación para el desarrollo en el ámbito de la OEA.

Después de dos años de intensas deliberaciones y significativos acuerdos entre los Estados miembros, se dará hoy conclusión a los trabajos preparatorios para poner en marcha la nueva Agencia Interamericana para la Cooperación y el Desarrollo (AICD).

Al término de esta reunión, la Agencia contará ya con un Estatuto propio, que le define una capacidad para gestionar, de manera descentralizada los programas y los recursos que se le encomienden. Contará, asimismo, con una Junta Directiva que le asegurará una capacidad ejecutiva descentralizada, y le permitirá aspirar a una mayor eficacia y eficiencia en los procesos de toma de decisiones.

Con la iniciación de labores de su Junta Directiva, que habrá de reunirse por primera vez con sus representantes titulares el día de mañana, la Agencia estará en capacidad de lograr una especialización creciente en el campo de la cooperación para el desarrollo y, sobre todo, en el dominio de capacidades que se asocien con la creación y puesta en práctica de nuevas estrategias para la movilización de recursos externos. Demuestra así el CIDI la capacidad de adaptación y renovación que un hemisferio en transformación demanda.

En breves momentos someteré a la consideración de este Consejo la designación del Señor Ronald Scheman como nuevo Secretario Ejecutivo para el Desarrollo Integral y Director General de la AICD. El Señor Scheman es una persona que cuenta con una extraordinaria trayectoria en los temas del desarrollo económico y social en las Américas. Entre otros, fue uno de los creadores de la Fundación Panamericana de Desarrollo, y ha aportado su capacidad y conocimientos al sistema interamericano en varias oportunidades. Así, trabajó en la Comisión de Derechos Humanos, en el departamento de planeación de la Secretaría General y finalmente Subsecretario de Administración de la Organización por mocho años, entre 1975 y 1983. Su destacada carrera le valió el ser nombrado Director Ejecutivo a nombre de los Estados Unidos por cerca de cinco años en el Banco Interamericano de Desarrollo.

Su capacidad de convocatoria, dentro y fuera del hemisferio, contribuirá sin duda a la consecución de recursos adicionales para apoyar los programas de desarrollo y cooperación solidaria. Por su gran experiencia, sus conocimientos y su reconocido compromiso con los ideales de desarrollo económico, social y democrático del continente, el nombramiento del Sr. Scheman es el mejor auspicio para el buen éxito de la Agencia.

Como el destino de las actividades de cooperación para desarrollo auspiciadas por la OEA estará, sin duda, determinado por el derrotero de la Agencia, considero que esta circunstancia es propicia para compartir con ustedes, de manera quizá reiterativa, algunos puntos de vista sobre los esfuerzos más importantes que debieran impulsarse en el marco de la nueva Agencia.

Es necesario hacer nuestra cooperación más focalizada y más solidaria. La puesta en marcha de la AICD permitirá encontrar formas concretas de atender, de manera prioritaria, a las necesidades de cooperación de los países que más la necesitan o en aquellos Estados donde su impacto sea mayor.

De esa manera, y si más países se vuelven donantes netos de recursos le daremos a nuestras tareas un mayor equilibrio político. En el marco de la nueva Agencia, debiera examinarse la viabilidad de un Fondo Especial para países con economías más pequeñas o de menor desarrollo relativo. Su creación puede estimular el trabajo con otras instituciones y agencias de cooperación.

En este sentido, resulta particularmente alentadora la iniciativa anunciada el pasado mes de Noviembre, durante el Vigésimo Sexto Periodo Extraordinario de Sesiones de la Asamblea General, por los Estados Unidos de establecer un Fondo Específico para, entre otros, atender las necesidades de los países más vulnerables. Sin duda, esa iniciativa podrá servir de base para desarrollar en el futuro, con el concurso de otros Estados miembros, un Fondo Especial como el que sugiero.

Me parece oportuno señalar la existencia de otras necesidades, que demandan también la consideración de mecanismos especializados de apoyo por parte de la nueva Agencia.

En este sentido, me ha parecido particularmente significativo el hecho de que los Estados miembros hayan asignado a la Agencia la gestión y administración de los programas de becas y capacitación de la OEA.

Considero especialmente relevante la creación del Fondo para los programas de Becas y capacitación prevista en el Estatuto de la AICD. Este es, sin duda, otro de los campos en los que deberán desarrollarse mecanismos alternativos de financiamiento con el concurso de nuevos actores, como los organismos nacionales de becas y crédito educativo, las instituciones internacionales y nacionales de financiamiento, las corporaciones públicas y privadas, y las fundaciones.

Los desastres naturales son uno de los mayores desafíos que enfrentan todos los países, pero particularmente los más vulnerables. Como lo demostraron los Huracanes Mitch y George, o las inundaciones en Venezuela, las pérdidas en vidas humanas, en infraestructura y en activos económicos y sociales son incontables. Para articular una respuesta y una política de cooperación y prevención hemisféricas en este tema, la Asamblea General creó el año pasado el Comité Interamericano para la Reducción de los Desastres Naturales. Este foro es la instancia principal de reflexión y diálogo para proponer a la Organización estrategias que permitan evitar que los eventos naturales a los que la región está sometida se conviertan en tragedias humanas y sociales.

La Agencia tendrá un papel crucial que jugar tanto a nivel de la discusión de políticas en el marco del Comité como en el establecimiento de mecanismos relevantes y eficaces para incrementar y hacer más oportunos los aportes del sistema a los países afectados.

No soy ajeno a los esfuerzos que han venido desarrollando los Estados miembros para reestructurar los mecanismos de financiamiento de las actividades de cooperación dentro de la OEA, en particular desde la creación del CIDI. Esos mecanismos han estado basados, en gran medida, en los aportes que tradicionalmente han realizado los países a los programas de la Organización y se han estructurado en marco del Fondo Especial Multilateral del CIDI (FEMCIDI). Para su fortalecimiento, sería útil reformar el proceso de toma de decisiones para que sea más coherente con los intereses que tienen las instituciones de los Estados miembros que contribuyen esos recursos. Esa será, sin duda, una tarea que deberá acometer la Agencia en un futuro inmediato.

Una demostración de lo anterior es la clara conformación de tendencias en la estructura financiera de la Organización que apuntan en el sentido de que, mientras los ingresos por concepto de cuotas de los Estados miembros han ido decreciendo, los fondos específicos, asociados con la realización de proyectos o actividades concretos, han ido en aumento. Este es, sin duda, un dato que debe tenerse en cuenta al procurar la diversificación de mecanismos de financiamiento de las actividades de cooperación. La explicación es sencilla: quienes aportan recursos están cada vez más interesados en hacerlo para propósitos bien determinados, y en condiciones en las que ellos tengan la oportunidad de participar en la definición del destino final que tendrán los recursos que aportan.

Otra dimensión central de los esfuerzos que deberá cumplir la AICD, se refiere a la intensificación de los esfuerzos de cooperación en el ámbito externo a la Organización.

En el marco de la Agencia, la Secretaría Ejecutiva para el Desarrollo Integral ha adquirido nuevas capacidades para establecer acuerdos de cooperación con la más amplia gama de entidades gubernamentales y no gubernamentales. También ha visto fortalecidas sus atribuciones en relación con la gestión descentralizada de los recursos que se encomienden a la Agencia.

La Secretaría Ejecutiva tiene ahora mandatos más precisos, y atribuciones más amplias, para salir afuera de la Organización. Para ir a los países y negociar acuerdos de cooperación. Para acercarse a las agencias de cooperación, no sólo de Hemisferio sino de otras regiones del mundo, a fin de interesarlas en iniciativas que permitan la complementación de esfuerzos. Y para promover el mejor aprovechamiento de recursos que ya existen en otros organismos internacionales, regionales y nacionales.

Cuenta, en síntesis, con mejores posibilidades para desempeñar el papel de agente catalizador de la cooperación, que los países le han querido asignar a la OEA a través de las reformas impulsadas con la creación del CIDI.

En el ámbito de la Agencia, deben crearse espacios para la participación de nuevos actores interesados en asociarse a las iniciativas auspiciadas por la Organización. Un ejemplo de las posibilidades concretas que existen para originar estos espacios lo constituye la Fundación para las Américas, promovida por la Secretaría Ejecutiva con recursos del Fondo Específico de los Estados Unidos para el Fortalecimiento del CIDI.

La experiencia de la fundación muestra que, cuando se establecen posibilidades concretas para que las corporaciones, las fundaciones y otras entidades no gubernamentales identifiquen los intereses que las vinculan con las agendas definidas por los gobiernos, es posible multiplicar, las posibilidades de acción conjunta. La Agencia ofrecerá, sin duda, un ambiente propicio para capitalizar ésta y otras experiencias similares.

Si bien es cierto que el escenario de fondo en el que se realiza esta reunión es el de la puesta en marcha de la Agencia Interamericana para la Cooperación y el Desarrollo, no puedo dejar de referirme a otros temas centrales asociados con la creación de la Agencia, y que forman parte de la agenda que deberá considerar el CIDI.

La creación la Agencia deberá contribuir a que el CIDI reafirme su carácter de foro de diálogo político para adelantar, en el marco de la OEA, la consideración de la agenda interamericana en los temas del desarrollo integral y sostenible.

El CIDI debe reafirmarse, sobre todo, como un instrumento útil para dar seguimiento, a través de sus reuniones ministeriales y de otras reuniones de alto nivel, a las decisiones adoptadas por los Presidentes y Jefes de Estado en las reuniones Cumbre de las Américas, como se señala en el Plan de Acción de la pasada Cumbre de Santiago de Chile.

Soy consciente de que, en esta reafirmación del papel del CIDI como foro de diálogo político, a la Secretaría General le corresponde una responsabilidad inmediata para asegurar que, puesta en marcha la nueva Agencia, a los diferentes órganos de representación gubernamental, que los Estados miembros han creado en el marco del CIDI, se les brinden los apoyos técnicos, y de naturaleza logística, que sean más adecuados para su labor.

He considerado con especial detenimiento las modificaciones reglamentarias que la Asamblea General ha aprobado a fin de que, al ponerse en marcha la Agencia, las responsabilidades de apoyo al CIDI y sus órganos puedan ser transferidas por el Secretario General, de la Secretaría Ejecutiva para el Desarrollo Integral, a otras dependencias.

En consecuencia, y convencido de que la AICD debe concentrarse, por completo, a las funciones que le asigna su Estatuto y, sobre todo, a las asociadas con la movilización de recursos externos, he impartido instrucciones para que, a la brevedad posible, las responsabilidades de apoyo al CIDI y sus órganos sean transferidas a la Oficina de Seguimiento de Cumbres.

Conforme a lo establecido en el Estatuto de la Agencia, la Secretaría Ejecutiva para el Desarrollo Integral se encargará de garantizar los apoyos necesarios para el funcionamiento de la Junta Directiva de la AICD, para las reuniones de las Comisiones Especializadas No Permanentes (CENPES), en la medida en que estas comisiones realicen actividades asociadas con la programación o evaluación de actividades de cooperación, y con la realización de reuniones de programación de actividades de cooperación.

La Secretaría Ejecutiva, a través de un oficial de enlace, mantendrá los nexos de coordinación necesarios para que el Secretario Ejecutivo pueda conocer, de manera oportuna, las solicitudes que le formulen el CIDI y sus órganos y, de la misma manera, esté en capacidad de informales sobre las actividades de la Agencia.

Considero conveniente que al referirme ante el CIDI a la responsabilidades que debe asumir la Secretaría General, en función del inicio de las operaciones de la AICD, vuelva a señalar algunos puntos de vista que ya he expresado en relación con los vínculos que deben establecerse entre la nueva Agencia y las Oficinas de la Secretaría General en los Estados miembros.

En el pasado mes de Agosto, al presentar ante la CEPCIDI algunos puntos de vista de la Secretaría General con relación a la creación de la Agencia, señalé la conveniencia de que, una vez que la Agencia fuera establecida, las Oficinas de la Secretaría General en los Estados miembros pasaran a depender funcionalmente de la Secretaría Ejecutiva para el Desarrollo Integral.

Considero que ha llegado el momento de que, de una manera ordenada, y sin menoscabo de los demás servicios que esas oficinas brindan a los Estados miembros, la nueva dependencia funcional quede debidamente establecida.

En los próximos días trabajaré junto con el Secretario General Adjunto, Embajador Christopher Thomas, a fin de que el requerido proceso de transferencia se complete antes del 31 de mayo.

Distinguidos Señores Representantes,

Hace un poco más de cinco años que, con la ratificación del Protocolo de Managua, la Organización se dio a la tarea de iniciar una reforma profunda de sus actividades en el campo de la cooperación para el desarrollo.

En ese periodo, el proceso de reforma ha cumplido etapas muy significativas. Se han reestructurado órganos de representación gubernamental de los estados miembros. Se ha puesto en marcha un proceso de planeación estratégica de las actividades de cooperación. Se han iniciado esfuerzos para diversificar los mecanismos de apoyo financiero a las actividades de cooperación. Finalmente, al crearse la AICD, se ha establecido una entidad especializada para impulsar las actividades de cooperación auspiciada por la OEA. Este conjunto de avances nos da una visión más amplia de la dimensión que pueden adquirir nuestras acciones y de la colaboración que podemos lograr entre nuestras instituciones para promover una agenda hemisférica más integrada en lo político, económico, social, ambiental y cultural. Ese es el sentido de la cooperación solidaria- símbolo de un nuevo multilateralismo en las Americas- una nueva forma de pensar y trabajar conjuntamente por el desarrollo del hemisferio.

Los propósitos deseados por los Estados miembros con la creación de la Agencia y los cauces a seguir se han identificado con claridad. Sin embargo, las tareas pendientes para hacer realidad esos propósitos son variadas y complejas.

Quiero reiterarles, una vez más, que la Secretaría General continuará brindando todo el apoyo necesario para el cumplimiento de esas tareas.

Amigos todos:

Deseo ahora hacer una mención especial del papel que le ha tocado cumplir a Leonel Zúñiga. El proceso de integración de los antiguos Consejos para dar paso al CIDI y el sentar las bases para poner en funcionamiento la Secretaría Ejecutiva para el Desarrollo Integral, tanto en sus aspectos normativos, conceptuales como operativos, fueron desafíos inmensos. A ello se debe agregar el poner en marcha una gama variada y diversificada de proyectos y actividades que abrieron nuevos senderos en materia de cooperación. En todas y cada una de esas actividades, Leonel Zúñiga dio muestra de un talento especial para transformar iniciativas en realidad. Pero quizá nada iguale su dedicación en la gestación de la Agencia. Dotado de una sólida formación profesional y un espíritu creador, no hubo esfuerzo que no realizase en apoyo a los cuerpos políticos como al interior de la Secretaría General. Supo rodearse de un grupo de profesionales experimentados que lo asistieron en sus funciones de primer Secretario Ejecutivo para el Desarrollo Integral y como Director interino de la nueva Agencia. El Dr. Leonel Zúñiga, con su abnegación personal, empuje incansable e idoneidad profesional, logró llevar a buen puerto los desafíos que se le encomendaron.

Sin duda, el hecho de que, al cumplimiento las responsabilidades que nos imponen las actuales circunstancias, venga a asociarse una personalidad del perfil de Ronald Scheman es una garantía de que realizamos los mejores esfuerzos para cumplir con el destino que los Estados miembros le han trazado a la nueva Agencia, en el ámbito de la Organización de Estados Americanos.

Con la convicción de que el nuevo capítulo que hoy se inicia para la cooperación para el desarrollo dentro de la OEA será pleno en realizaciones, reitero a todos ustedes una cordial bienvenida y les expreso mis mejores deseos por el exito de esta Quinta Reunión Ordinaria del CIDI.

Muchas Gracias.