Discursos

CÉSAR GAVIRIA TRUJILLO, SECRETARIO GENERAL DE LA ORGANIZACION DE LOS ESTADOS AMERICANOS
INSTALACIÓN DEL SEMINARIO "EDUCACIÓN EN LAS AMÉRICAS"

28 de octubre de 1997 - Washington, DC


En primer lugar, quiero darles la bienvenida a esta jornada de reflexión y debate sobre la educación en las Américas. El tema que nos reúne ha sido objeto de un estudio de base sobre educación en la región, realizado bajo la responsabilidad de la Unidad de Desarrollo Social y Educación de la OEA, y coordinado por el doctor Ernesto Schiefelbein con la cooperación de un grupo de especialistas dentro y fuera de la Organización. Hoy presentamos este trabajo con el objeto de que sea fuente de debate por parte de un panel de especialistas de distintas instituciones del hemisferio.
Observamos hoy una gran preocupación de los gobiernos e instituciones sociales con la educación como factor fundamental para elevar la calidad de vida de la población y promover el desarrollo sostenible. No en vano, el tema ha sido escogido como uno de los cuatro principales que deberá ser discutido en la próxima Cumbre de las Américas.
Sabemos que, durante las últimas décadas, han habido en el hemisferio logros significativos en términos de ampliación de los servicios educativos y de expansión de la matrícula en todos los niveles y modalidades de enseñanza. Sin embargo, hay evidencias que los sistemas nacionales de educación no han podido producir los niveles requeridos de calidad educativa y equidad en términos de acceso a la educación y de utilización de sus servicios.
El nivel de calidad de educación tiene relación con el nivel de calidad de vida de la población. La calidad de vida está asociada al ejercicio de la ciudadanía y el respeto a los derechos humanos e implica un amplio acceso al empleo productivo y bien remunerado. La falta de equidad en los sistemas educativos refleja la inequidad social y económica que caracteriza la sociedad moderna. En este sentido, las estadísticas revelan que, en el contexto mundial, América Latina se presenta como la región menos equitativa en términos de acceso a los bienes económicos y culturales y de distribución del ingreso. Ante esta situación, es necesario definir cómo los sistemas educativos pueden contribuir efectivamente a la superación de la inequidad social, a la formación para el trabajo productivo y a la promoción de la participación ciudadana en la vida económica y política. En resumen, ante la evidencia empírica de que la educación desempeña un papel clave en la promoción del desarrollo económico y social, la preparación de la juventud para el mundo del trabajo y la consolidación de las instituciones democráticas, es indispensable reanudar los esfuerzos nacionales en materia de formulación de políticas públicas y estrategias de acción capaces de orientar los nuevos destinos de la educación en la transición para el Siglo XXI.
En muchos aspectos, los sistemas de enseñanza y aprendizaje y los modelos de organización y gestión de la educación están superados. Se observa, con frecuencia, que las políticas educativas se repiten década tras década a la luz de tradiciones pedagógicas que ya no acompañan las aspiraciones políticas y culturales de la población y las transformaciones económicas y tecnológicas sin precedentes de la sociedad moderna. Muchas veces los currículos y programas de estudio son inadecuados para atender las nuevas necesidades del mundo del trabajo. En muchos casos, los recursos financieros asignados a la educación pública son escasos para hacer frente a las dificultades y necesidades educativas de la población. En otros casos, los recursos disponibles son inadecuadamente distribuidos o mal administrados. Finalmente, en los casos más graves, los recursos son, a la vez, escasos y mal administrados.
Del punto de vista de la capacidad de los sistemas educativos para alcanzar los resultados que la sociedad les demanda, la gestión educativa presenta bajos niveles de eficiencia. Asimismo, la enseñanza no ha sido suficientemente eficaz para construir y distribuir los conocimientos y habilidades indispensables para la plena convivencia democrática y la incorporación cualitativa de la juventud al mundo del trabajo y a la vida en sociedad. Esos problemas se observan en todo el mundo a medida que la globalización de la economía genera nuevas formas de convivencia social y nuevas exigencias laborales que, a su turno, requieren el desarrollo de nuevas competencias educativas para facilitar la participación responsable de la ciudadanía en las decisiones que afectan la calidad de vida individual y colectiva.
La solución de esos problemas educativos en el contexto de los nuevos escenarios nacionales e internacionales es un desafío de enormes proporciones para los gobiernos y la sociedad en general. La literatura especializada revela que los conocimientos básicos de lenguaje y de ciencias, como instrumentos indispensables para la comunicación y la integración social y para la incorporación de la gente al mundo del trabajo, han sido factores históricamente importantes para promover el desarrollo humano y propiciar el ejercicio de la ciudadanía. La importancia de la educación como factor de construcción y distribución del conocimiento se acentúa hoy ante la profundidad y la rapidez de las transformaciones económicas y tecnológicas a nivel mundial. En este contexto internacional, se observa una nueva efervescencia política e intelectual en los medios educativos del hemisferio.
Muchos países de la región están haciendo renovados esfuerzos para evaluar el desempeño de sus sistemas educativos. En algunos países, dichos esfuerzos son locales y focalizados; en otros, cubren la totalidad del sistema educativo. Crece el número de países que presentan nuevas experiencias de reforma educativa a nivel local o nacional. Las innovaciones y reformas en curso se refieren primordialmente al papel central de la escuela y la calidad del ambiente escolar; al proceso de aprendizaje y su evaluación; y a la calidad de la función docente y la gestión educativa. Sus objetivos generales se centran en el mejoramiento de la eficiencia, la equidad y la calidad educativa.
La reunión Cumbre de Presidentes y Jefes de Estado que tendrá lugar el mes de abril de 1998 en Santiago de Chile es una oportunidad histórica para estimular el estudio de las experiencias locales y nacionales de reforma educativa, en el contexto de las políticas de desarrollo social en los países del hemisferio y para proponer alternativas de acción cooperativa en el campo de la educación. El estudio de la Secretaría General se inserta en este contexto. Es precisamente en este sentido que he convocado un grupo de trabajo y le he asignado la elaboración de un documento que presente los grandes problemas y desafíos de la educación en la región y analice sus implicaciones para la formulación de políticas públicas y estrategias de acción colectiva en el campo de la educación.
Su objetivo es identificar los grandes problemas y tendencias de la educación en las Américas y proponer posibles alternativas políticas y estrategias de acción para orientar los destinos de la educación y fundamentar la práctica educativa en la transición para el Siglo XXI. El estudio incluye un breve diagnóstico de la actual situación educativa de la región en el contexto de los nuevos escenarios a nivel nacional e internacional. Finalmente, el documento preparado por el grupo de trabajo discute posibles implicaciones para la cooperación hemisférica en el campo de la educación.
Los problemas identificados en el diagnóstico de la situación educativa vienen acompañados de un conjunto de tendencias y desarrollos recientes en la región, entre las cuales menciono las siguientes:
Aumenta la presión por mejorar la calidad de la educación en todos los niveles, especialmente en la educación básica, incluyendo la educación inicial y el desarrollo integral de la niñez.
Aumenta la importancia de hacer inversiones en la educación de nivel medio, especialmente en la educación técnica, como resultado del crecimiento de la matrícula y las exigencias impuestas por las nuevas necesidades laborales.
Crece la consciencia social sobre la importancia de la educación para la promoción de la democracia y la defensa de los derechos humanos.
Aumenta la presión para dar mayor uniformidad a los conocimientos y habilidades básicas impartidas en las escuelas a la luz de las competencias requeridas en el mundo del trabajo.
El ritmo de las reformas de los sistemas nacionales de educación pública no acompaña la rapidez de las transformaciones económicas y tecnológicas de la actualidad.
Se acentúa la centralidad de la escuela como institución social y se consolida la tendencia a aumentar la autonomía de la gestión escolar, acompañada, por otro lado, de crecientes intentos por establecer currículos básicos de aplicación nacional y sistemas de evaluación para acompañar el desempeño escolar y mantener un sistema de información sobre los logros y dificultades que se presentan en el sistema educativo.
Estas tendencias tienen importantes implicaciones para la formulación de políticas públicas y estrategias de acción en el campo de la educación. Confiamos que los resultados del estudio de la Secretaría General de la OEA puedan contribuir al nuevo debate educativo que se lleva a cabo en el hemisferio en ocasión de la preparación de la próxima Cumbre de Presidentes y Jefes de Estado que tendrá lugar el mes de abril de 1998, en Santiago de Chile. Esta Cumbre Presidencial es, en realidad, una gran oportunidad para estimular la realización conjunta de experiencias locales y nacionales de reforma educativa en el contexto de las políticas de desarrollo social en los países del hemisferio y para proponer alternativas de acción cooperativa en el campo de la educación. Será también la ocasión para trazar la hoja de ruta que deberán seguir los Ministros de Educación del continente, cuando vuelvan a reunirse periódicamente en el seno de la OEA a partir del próximo año.
Con estas palabras deseo invitarles a todos para que participen en esta reflexión sobre la educación en las Américas. Sus ideas y contribuciones serán muy bienvenidas y enriquecerán el trabajo de la Secretaría General. Agradezco, en particular, al grupo de especialistas que ha preparado el estudio y hago votos de éxito en sus deliberaciones.