Discursos

MINISTRO DE SALUD Y DESARROLLO SOCIAL DE VENEZUELA, ROGER CAPELLA
EN LA INSTALACIÓN DE LA REUNIÓN DE ALTO NIVEL SOBRE POBREZA, EQUIDAD, E INCLUSIÓN SOCIAL

8 de octubre de 2003 - Isla de Margarita, Venezuela


Ciudadano Presidente de la República Bolivariana de Venezuela, comandante Hugo Chávez Frías; ciudadanos miembros del presidium, ciudadanos embajadores de todas las repúblicas de nuestra América, señores ministros del Gabinete, señores participantes, invitados, señoras y señores:

La Declaración del Milenio en la Asamblea General de las Naciones del 8 de septiembre del año 2000 estableció los objetivos de desarrollo de la ONU para el milenio; en su capítulo 3 se hace un desglose en materia consideradas fundamentales para combatir la pobreza en el mundo y se define la naturaleza de los compromisos estatales encaminados a diseñar y ejecutar las políticas públicas dirigidas a superarlas. En correspondencia a estas aspiraciones universales los organismos multilaterales de los diferentes continentes han venido desarrollando un trabajo de investigación y análisis de sus realidades sociales, especialmente de las poblaciones con un mayor grado de precariedad de vida y con mayores riesgos de caída en la miseria absoluta.

La Organización de Estados Americanos a través de la Comisión Ejecutiva Permanente del Consejo Interamericano para el Desarrollo Integral, acompañando las preocupaciones de la ONU, de la OIT, las Cumbres de las Américas, la Carta de la OEA, el Foro Social Mundial de Porto Alegre, la Segunda Cumbre de la Deuda Social del Parlamento Latinoamericano y fundamentalmente las angustias de nuestros pueblos, ha convocado a esta reunión de alto nivel sobre pobreza, equidad e inclusión social, como una jornada de trabajo dirigida a la construcción de una plataforma política, científica y de análisis financiero que potencie los proyectos de desarrollo social en el marco democrático y participativo de todos los países miembros. Razón por la cual la presencia de todos ustedes en esta reunión es un alto honor para todos los venezolanos en cuyo nombre y el de nuestro gobierno le damos la más calurosa y esperanzada bienvenida.

El informe global sobre desarrollo humano 2003, del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo, hace referencia a dos perspectivas analíticas que claramente señala, por una parte, la clasificación del desarrollo humano y la pobreza y por otra, los logros alcanzados. Señala igualmente este informe que dados los pobres avances en la materia es necesario un pacto de desarrollo del milenio especialmente destinado a la atención y apoyo de los países de prioridad, entre comillas, más necesitados. Seguidamente Venezuela es calificada como de alta prioridad, entre comillas, y en consecuencia esta afirmación se convierte en un desafío político que ya estamos respondiendo en el marco de un nuevo contrato social, la Constitución de la República Bolivariana de 1999, sustentada en el principio universal del derecho social a no ser pobres.

Profundizando en las explicaciones históricas sobre este informe del PNUD encontramos que América Latina a lo largo de su historia ha acumulado una gigantesca deuda social, perfectamente registrada tanto en los indicadores tanto de pobreza como de desarrollo humano. Esto ha sido posible por la incapacidad manifiesta de los esquemas y modelos sobre los cuales se ha construido la noción de desarrollo; 40 años de planificación del desarrollo con las intervenciones de múltiples instancias internacionales y nacionales con flujo de capitales aplicados a innumerables proyectos y políticas públicas no ha revertido la tendencia al empobrecimiento de la población, por el contrario el PNUD en este informe global del 2003 señala, por ejemplo, cómo el 20% de los más ricos en América Latina recibe el 82% de los ingresos totales, mientras el 20% más pobre se queda con el 1,4% de los mismos.

¿Qué significa ser pobre? Significa la negociación de la ciudadanía, significa la exclusión de la escuela, del trabajo decente, de la información veraz y oportuna, de la salud y de la libertad de ser sujetos de derecho. Ser pobre es estar fuera de la justicia social. Cuando en Venezuela en 1989 la población se lanzó a las calles para impedir una mayor enajenación del patrimonio colectivo, puso de manifiesto que pobreza no es sinónimo de esclavitud, sino nada que perder. Sin proyectos consensuados, sólo por la intuición popular, el pobre en Venezuela dijo su verdad, y esta verdad es el conocimiento en acción, la fuerza que se convirtió en el caudal electoral que hizo posible una nueva Constitución en 1999 y se reafirma cada día en la vigencia del estado de derecho y en la aproximación paulatina a un marco de relaciones económicas sociales de justicia y libertad. Por ello estamos convencidos de que la lucha contra la pobreza no puede quedarse en la retórica de las declaraciones oficiales; desde hace 5 años Venezuela avanza hacia la construcción de un marco jurídico, político, económico y social para detener y revertir esos indicadores que nos llevaron a ser un país inmensamente rico en recursos pero de alta prioridad, entre comillas, en pobreza social.

El Estado venezolano tiene ahora la inmensa responsabilidad de reparar el daño causado por décadas de abandono y segregación social. El Plan de Desarrollo Económico y Social 2001-2007 se propone un conjunto de estrategias dirigidas a garantizar el disfrute de los derechos sociales de forma universal y equitativa, mejorar la distribución del ingreso y la riqueza, fortalecer participación social y generar poder ciudadano en espacios públicos de decisión. Darle el poder a los pobres para salir de la pobreza significa replantear las estrategias y el desarrollo. El empoderamiento social significa igualmente que todos los sectores están llamados a luchar por mejores condiciones de calidad de vida para todos, y en otras palabras no sólo es responsabilidad del Estado ni tampoco podemos lograrlos aislados del contexto internacional, estamos obligados a la causa común del desarrollo. Para cada uno de nuestros países la lucha contra la pobreza replantea las formas tradicionales de concebir y hacer política internacional en lo que las Naciones Unidas llaman, cito, una asociación mundial para el desarrollo. En este contexto Venezuela muestra sus logros y dificultades, para que las naciones hermanas aprecien nuestros esfuerzos dirigidos a superar la pobreza.

Mostramos nuestra realidad sin disimulos y sin exageraciones para que sea posible evaluar este difícil y accidentado proceso, cuya comprensión ha sido mediatizada y en algunos casos impedida. No es posible la democracia si no hay justicia, equidad e inclusión social. No es posible garantizar la vigencia de la Carta Interamericana de la OEA si los esfuerzos nacionales para conquistar las metas planteadas por la Declaración del Milenio, de la Organización de las Naciones Unidas, se queden en la maraña burocrática y no lleguen hasta la raíz social y económica donde se produce la pobreza. En otras palabras, Venezuela ha aceptado el desafío de hacer realidad esa aspiración de equidad e inclusión social en un marco de libertades y de reordenamiento estructural de las políticas del Estado bajo la figura del control social comunitaria que internaliza la corresponsabilidad en la gestión pública.

La inversión social presentó como porcentaje del PIB una tasa de decrecimiento promedio entre el año 98 y el 2003 de 7.9% en comparación con el período 90-90 que fue de 0.3%, pese a las dificultades financieras derivadas de la agenda de violencia y terrorismo sufrida por el país en estos últimos tres años. Hoy, casi al culminar el año 2003, podemos afirmar que este porcentaje se ha incrementado de forma sostenida. Veamos algunos logros.

En materia de atención a niñas y niñas, desde la gestación hasta los 6 años, se aumentó de 600 mil a un millón 100 mil el disfrute del derecho a la educación preescolar; 325 mil niños y niñas de los sectores más pobres, entre ellos los indígenas, están recibiendo atención en el Programa de Hogares y Multihogares de Cuidado Diario en comparación a 150 mil niños y niñas atendidas en la década anterior, incorporando un componente pedagógico no sólo asistencialista. La tasa neta de escolaridad que en 1998 era de 55% a final del 2000 llegó a 65%. Simultáneamente 25% de la matrícula escolar en educación primaria está recibiendo atención integral en las escuelas bolivarianas, aspiramos incrementar estas cifras que garanticen educación de calidad y gratuita, alimentación, tareas dirigidas, deportes, cultura, orientación psicológica y de articulación comunitaria en los proyectos de la escuela.

Los principales logros en materia de educación van encaminados a la universalización de la educación. El analfabetismo es una de las características más dolorosos del círculo vicioso de la ignorancia, pobreza-ignorancia. Para este mes de octubre hemos incorporado a un millón 15 mil personas a la lectoescritura iniciales a través de la Misión Robinson; en una segunda fase estos mismos alfabetizados continuarán sus estudios primarios hasta el cuarto grado y allí a una tercera fase hasta el sexto grado. Paralelamente esos ciudadanos están recibiendo asistencia técnica, créditos, capacitación para el trabajo organizado y oportunidades de insertarse al proceso productivo de forma autónoma y solidaria. Con este programa Venezuela hace realidad una de las metas del milenio: erradicar el analfabetismo antes del 2015.

La Misión Sucre está concebida para dar respuesta a miles de bachilleres que nunca tuvieron oportunidad de continuar sus estudios a nivel superior. Hoy cerca medio millón de jóvenes excluidos del derecho social a la educación universitaria han sido censados para estructurar una política de inserción y logro académico que será puesta en marcha a partir del año 2004. En adelante a ello la Universidad Bolivariana de Venezuela ha iniciado sus actividades en la ciudad capital en diferentes especialidades profesionales. Paralelamente mu­chos de esos estudiantes están recibiendo asistencia social para sostener sus gastos y atender sus necesidades formativas, de esta forma Venezuela hace posible otro de los propósitos de la Declaración del Milenio en materia de atención a la juventud. Todo ello es posible gracias al esfuerzo que en materia de inversión en educación hace el Estado venezolano. En el año 98 la inversión era del 2.8% del PIB, en el 2003 fue de 6.2%, y en lo que va de este año estamos sobrepasando en el 5.9% a pesar de la crisis financiera generada por el paro y el saboteo petrolero. Esperamos culminar este año con un progresivo y sostenido aumento de la inversión en educación para alcanzar otra de las metas de la Declaración del Milenio.

En materia de salud el Estado venezolano se ha encontrado con una fuerte dificultad operativa dada las condiciones generales de vida de la población. Por décadas no se hizo énfasis en el desarrollo de la salud, sino en el tratamiento de las enfermedades y en este limitado caso la tendencia se dirigía a la privatización de los servicios hospitalarios, el deterioro de las instalaciones, la escasez de equipamiento, las corruptas prácticas de administración y el atraso científico y el abandono de la prevención convirtió en atención a la salud de los ciudadanos más pobres en un verdadero calvario. Venezuela despliega actualmente una política de salud dirigida a atender a los ciudadanos más pobres en sus propias comunidades. La Misión Barrio Adentro es un esfuerzo por llevar atención primaria hasta el hogar, acompañado de otros programas para desplegar recursos educativos en salud comunitaria, prevenir las enfermedades y cuidar la salud mediante la intervención ambiental, cultural, participativa y solidaria de los ciudadanos en la gestión de la red de salud. En los actuales momentos este servicio se está extendiendo a otros estados del país y esperamos llevarlo a las comunidades indígenas y zonas campesinas en breve tiempo.

Por otra parte, avanzamos al establecimiento del Sistema Nacional de Salud dentro del marco de la Ley Orgánica de Seguridad Social con la firme determinación de alcanzar en una década el ideal de un médico por cada 250 familias, construir las redes sociales de salud bajo control comunitario, eliminar las enfermedades prevenibles mediante vacunación, alimentación adecuada, higiene, información y educación para la salud. Debemos ocuparnos de elevar el promedio de vida, atender a la infancia para que a mediano y largo plazo contemos con una población más sana y, en consecuencia, más activa en el ejercicio de sus derechos sociales.

La Organización Internacional del Trabajo en sus tres últimas conferencias internacionales ha presentado a la comunidad de naciones la necesidad de estructurar un marco de relaciones y producción cimentado en el trabajo decente. En la más reciente conferencia de junio de 2003 la memoria de su director general se inscribe en el contexto del trabajo decente como herramienta para salir de la pobreza, que exhorta a profundizar los esfuerzos para construir un marco de relaciones que hagan factible la generación de trabajo con dignidad, especialmente para los excluidos por efectos de la Globalización económica. Venezuela como miembro de la OIT ha incorporado en su Constitución una serie de aspectos relacionados con esta materia, porque no se trata sólo de generar empleo, sino que debe ser un empleo estable, que garantice ingresos para la familia, que promueva el desarrollo intelectual, que favorezca la participación política y la corresponsabilidad de los trabajadores en el desarrollo nacional en un contexto de plenas libertades, equidad y justicia social.

Al establecer en nuestra Constitución la progresividad irreversible de los derechos sociales se ha avanzado rápidamente al establecimiento de programas de desarro­llo, donde la microempresa, el coopera­tivismo, la capacitación técnica y el desa­rrollo endógeno van acompañados del fi­nanciamiento, asistencia social, arti­culación productiva y organización pa­ra la siembra del trabajo decente.

En este sentido se registra una inversión importante en créditos de asistencia técnica, especialmente para beneficiar a los más pobres en los sectores rurales y urbanos para una progresiva formalización de la empresa y del trabajo en rubro, como la producción agropecuaria, servicios personales, servicios industriales, corte y confección de ropa, panadería, zapaterías, electricidad, plomería, alimentación, comunicaciones, publicidad y muchos otros que sería prolijo enumerar.

Venezuela considera que el trabajo decente es un desafío de desarrollo, cuyas exigencias políticas comprometen a todos los sectores.

La nueva Ley Orgánica de Seguridad Social está dirigida a garantizar a todos los ciudadanos, sin distinción, una cobertura de servicio de salud, pensiones y jubilaciones, asistencia financiera y proyección del retiro laboral con dignidad humana, acentuando el carácter público, en consecuencia no privatizable de la seguridad social.

Otras dimensiones que hemos privilegiado en este nuevo orden político es la referida a la libertad de informar y estar informado de forma veraz, oportuna, pertinente y equitativa. Coincide plenamente con la propuesta de abrir oportunidades para que las comunidades organizadas puedan disponer de sus propios medios de comunicación, la lucha contra la pobreza significa también un esfuerzo por hacer llegar la educación por otras vías diferentes al aula, un medio comunitario hace las veces de maestro, de asesor técnico, de analista de precios, y oportunidades de mercado, oriente en salud, seguridad de personas y bienes, recreación sana, informa del acontecer nacional e internacional, conecta a los ciudadanos e incrementar las posibilidades reales de trabajar en proyectos comunes.

Las desigualdades históricas de género son especialmente dramáticas entre los más pobres. La mujer pobre ha sido tradicionalmente postergada como sujeto de derecho sociales, y en nuestro país no fue la excepción. En los últimos 5 años Venezuela ha iniciado algunas políticas concretas de capacitación técnica, financiamiento y promoción de la mujer a través del Banco de la Mujer y otros órganos crediticios del Estado.

En 3 años se han otorgado cientos de créditos a mujeres pobres, que hoy junto a sus comunidades participan en pequeñas empresas para el beneficio de sus familias y la de sus vecinos.

El concepto de a igual trabajo igual salario está establecido en nuestra Constitución. Especialmente especial atención le estamos brindando a los indígena y campesinos pobres, sus condiciones de vida han llegado a ser tan terribles que la gran mayoría de ellos han envejecido en la pobreza sin haber tomado un solo día de descanso en el trabajo.

Venezuela ha iniciado un conjunto de programas para la atención y el apoyo a los indígenas y campesinos pobres, con énfasis en asistencia crediticia, organización cooperativa, asistencia técnica y apoyo para la distribución de sus productos, dirigidos a eliminar la exclusión y a convertir su trabajo en un esquema decente.

Se ha adjudicado 1 millón y media de hectáreas a los campesinos sin tierras, se le ha organizado para la producción individual y colectiva. Se han otorgado miles de millones de bolívares en créditos con bajos intereses y plazos de pago privilegiado que han favorecido a centenares de familias campesinas, con oportunidad de romper el circuito de la miseria, y además hemos asumido el compromiso de regularizar la tenencia de la tierra urbana, como reconocimiento del derecho a la tierra. En nuestro país la tierra no es sólo de quien la trabaja, también es de quien la habita.

Más de 10 millones de personas viven en barrios y urbanizaciones populares. Hasta eran considerados invasores, esa categoría cambió y son reconocidos ahora como ciudadanos con derechos y deberes sobre la tierra que la habitan, más de 30 mil títulos de propiedad se han otorgado durante este año.

En la nueva Constitución de la República Bolivariana de Venezuela por primera vez en 500 años de hispanidad y casi 200 años de vida republicana los indígenas son reconocidos como ciudadanos, sujetos de derechos sociales y políticos en igualdad de condiciones al resto de los ciudadanos y agentes de su propio desarrollo.

La deuda nacional con sus pobladores originales es de gran magnitud, y el Gobierno venezolano ha comenzado a cancelarla, abriendo oportunidades de financiamiento, educación, capacitación, organización y asistencia integral para fortalecer su arraigo al territorio nacional, su integración armónica a la vida general del país y la proyección de su desarrollo en un marco de respeto a sus formas particular como visión histórica.

Venezuela advierte que el espíritu de los tiempos está direccionando un proceso de incorporación masiva de los pueblos al ejercicio de sus derechos sociales. Obviamente cada país de forma soberana y en ejercicio de la libertad democrática define sus estrategias y decide sus acciones concretas. Para nosotros el marco constitucional es el gran proyecto nacional. En este ámbito de la concordancia multilateral, respetuosa de las diferencias existentes, proclamamos nuestra decisión de llevar adelante el proceso de transformaciones estructurales de la economía para hacer verdaderas las aspiraciones de igualdad, de oportunidades para todos los ciudadanos.

Este evento nos concita para el logro de tres objetivos fundamentales. Primero revisar el papel del Sistema Interamericano para afrontar las inequidades sociales y económicas del Continente, evaluar las herramientas metodológicas que permitan conocer mejor las características, causas y formas de superación de las desigualdades imperantes. Tercero, revisar las distintas experiencias del Continente Americano puestas en marcha para lograr la equidad y la justicia social. En nuestro más ferviente deseo que la Comunidad Internacional aquí reunida logre desarrollar los temas planteados y produzca un conjunto de compromisos que alimenten una agenda de apoyo recíproco y facilitación del diálogo, necesarios para alcanzar las metas de la Declaración del Milenio, acordadas en la Asamblea General de las Naciones Unidas en el año 2000, que plantean un serio desafío para nuestras naciones de cara al 2015.

Igualmente ratificamos al excelentísimo señor secretario general de la OEA, doctor César Gaviria, y a nuestros respetados visitantes, la intención de Venezuela de hacer realidad los propósitos esenciales enunciados en nuestra Carta Magna, cooperar de forma decidida con la comunidad hemisférica para el fortalecimiento de la OEA y profundizar nuestros esfuerzos por el logro de una paz duradera y rica en crecimiento espiritual para nuestros pueblos.

Muchas gracias a nombre del pueblo venezolano y de los millones de seres de la humanidad que anhelan vivir con dignidad.

Buenas noches, bienvenidos todos.