Discursos

EMBAJADORA LUZMILA ZANABRIA, JEFA DE LA DELEGACIÓN DEL PERÚ
PALABRAS DE LA EMBAJADORA LUZMILA ZANABRIA, JEFA DE LA DELEGACIÓN DEL PERÚ ANTE LA 41 ASAMBLEA GENERAL DE LA OEA

6 de junio de 2011 - San Salvador, El Salvador


Señor Presidente

El domingo 5 de junio concluyó en mi país el proceso electoral en el que se eligió al señor Ollanta Humala como nuevo Jefe del Estado del Perú, para el periodo 2011-2016.
El proceso electoral fue un proceso limpio, incuestionable, que cumplió con todos los estándares democráticos, tal como lo declararon los observadores internacionales, especialmente la Misión de la OEA, a la que agradecemos su presencia. El Perú ha dado, pues, un nuevo impulso a su proceso democrático, a través de la expresión libre e irrestricta de la voluntad popular, fortaleciendo así la democracia regional. En este sentido, queremos agradecer muy especialmente las palabras del Excelentísimo señor Presidente de El Salvador, don Mauricio Funes y todas las expresiones que a lo largo de estas sesiones plenarias se han formulado saludando la reciente jornada electoral realizada en el Perú.

Los esperamos a todos en Lima el 28 de julio próximo para acompañarnos en la fiesta democrática de transferencia de poder.

Señor Presidente

El Perú ha dado permanentes muestras de su inquebrantable compromiso interamericano. Reiteramos nuestro pleno respaldo a los propósitos y principios de la Carta de la OEA, y en particular con los cuatro ejes fundamentales de acción de nuestra organización: el fortalecimiento democrático en la región, la promoción y el respeto de los derechos humanos; la seguridad multidimensional a nivel hemisférico y el desarrollo integral.

El Perú como propulsor de la Carta Democrática Interamericana, aprobada en la Asamblea General de Lima de 2001, ha continuado participando activamente en las labores que realiza la organización para el mayor fortalecimiento democrático de la región y la gobernabilidad, apoyando, entre otras actividades, las labores que se realizan en el marco de la Convención Interamericana de lucha contra la Corrupción y buscando la promoción del acceso a la información pública, como mecanismo para dar mayor transparencia a la gestión de gobierno.

Este año, en que la Carta Democrática Interamericana cumple diez años de vigencia, deseo resaltar que a pesar de sus limitaciones, atribuidas principalmente a la interpretación que los propios Estados le dan en su aplicación, este instrumento interamericano ha demostrado su ductilidad y su trascendencia.

Las numerosas veces en que la Carta ha sido aplicada y el caso reciente que ha permitido la reincorporación de Honduras, de lo cual nos felicitamos, es una demostración evidente de su utilidad práctica. Su texto refleja el balance delicado producto de una ardua negociación de alto contenido político, y está en la voluntad de todos los Estados miembros hacer que su aplicación no se limite como hasta hoy, a su invocación intermitente para la aplicación de los artículos referidos a la defensa preventiva o punitiva de la democracia, sino para que su invocación sea diaria y permanente, orientada a la promoción de la democracia en base al fortalecimiento del sistema institucional y de la cultura democrática.

En ese mismo sentido, y teniendo, además presente su vinculación intrínseca con la democracia y la gobernabilidad, deseamos señalar el profundo compromiso del Perú con la promoción y protección de los derechos humanos.

Por ello respaldamos los procesos de fortalecimiento institucional que tanto la Corte como la Comisión Interamericanas de Derechos Humanos han iniciado y reconocemos la contribución que representa la reciente reunión de Ottawa y la que se realizará mañana, 8 de junio, en esta ciudad.

Confiamos que en el Plan Estratégico y los requerimientos de corto, mediano y largo plazo que la CIDH y la Corte han elaborado, con el objetivo de procurar mayores recursos que les permitan lograr la mayor eficiencia en el desarrollo de sus labores regulares, redundarán no solo en un mejor desempeño administrativo y funcional, sino muy particularmente, en el reforzamiento de la seguridad jurídica, tan necesaria para el fortalecimiento en la confianza en el sistema.
Señor Presidente,

El Perú siempre favorecerá el recurso a la solución pacífica de las controversias. Estamos convencidos de que es indispensable que nuestros países orienten los recursos producto de la reducción del gasto en armamentos en el combate a la pobreza, siguiendo los principios acordados en la Declaración de Lima sobre Paz, Seguridad y Cooperación adoptada durante la XL Asamblea General de la Organización de Estados Americanos (OEA). En este contexto es importante subrayar la importancia de continuar promoviendo en el Hemisferio un ambiente favorable, de confianza y seguridad, a fin de poder lograr procesos realistas que nos permitan implementar políticas destinadas al desarme, al control de armamentos y la limitación de gastos militares que permitan, a su vez, dedicar mayores recursos al desarrollo económico y social de nuestros países.

Por ello, nos congratulamos que en seguimiento a la Declaración de Lima, se hayan celebrado el “IV Foro sobre Medidas de Fomento de la Confianza y la Seguridad”, en noviembre de 2010, y el Seminario “Paz, Seguridad y Desarrollo en América Latina”, en marzo pasado.

Por otro lado, señor Presidente, por iniciativa del Perú, se ha sometido a esta Asamblea General el proyecto de resolución “Fomento de la Confianza y de la Seguridad en las Américas”, a fin de continuar avanzando en la agenda en materia de defensa y seguridad de la OEA y respaldar las conclusiones del IV Foro sobre Medidas de Fomento de la Confianza y de la Seguridad a fin de proponer medidas que fomenten una mayor transparencia, confianza, diálogo y cooperación con el fin de enfrentar las amenazas a la seguridad, y
compartir experiencias bilaterales y subregionales relacionadas con las Medidas de Fomento de la Confianza y de la Seguridad

En ese sentido, y porque aborda un aspecto complementario a la Declaración de Lima, dentro del concepto de seguridad multidimensional, saludamos y endosamos la Declaración sobre Seguridad Ciudadana en las Américas que el gobierno de El Salvador ha propuesto como tema central de esta Asamblea General, pues convoca a la región alrededor de las amenazas que nuestros ciudadanos enfrentan directamente y en el día a día.

Señor Presidente,

Paz y seguridad son un binomio que sustenta las buenas relaciones entre nuestros Estados y generan las condiciones para un desarrollo económico con inclusión social, tan anhelado por nuestros pueblos y por ello acompañamos la propuesta salvadoreña.

Como lo menciona la Declaración de San Salvador, es importante reconocer la necesidad de continuar implementando políticas y acciones en materia de prevención, aplicación de la ley, rehabilitación y reinserción social para garantizar un enfoque integral en el combate a la delincuencia, la violencia y la inseguridad. Como es importante garantizar el acceso a la justicia y a la protección que ofrece un sistema judicial eficaz, transparente y confiable. Sin justicia, no hay seguridad y tampoco hay desarrollo.

Creemos que la elaboración de un Plan de Acción Hemisférico sobre Seguridad Ciudadana podría permitir sumar los esfuerzos que la OEA viene realizando en materia de seguridad, en un sentido comprensivo e integral, y, por ello, consideramos que será importante que este esfuerzo adicional se enfoque en los temas de prevención y combate a la delincuencia, a la inseguridad y la violencia, buscando fortalecer los mecanismos de cooperación y coordinación entre los países, a fin de hacer más eficaz la lucha contra las diferentes manifestaciones de la delincuencia organizada transnacional, especialmente el tráfico ilícito de armas y la trata de personas, evitando duplicar los esfuerzos interamericanos que ya se vienen haciendo en otros foros como la MISPA, la REMJA e incluso la CICAD.

Señor Presidente

Deseo reiterar el firme compromiso del Perú en la lucha frontal contra el problema mundial de las drogas y su voluntad de continuar trabajando tanto a nivel bilateral como multilateral en este problema del que ningún país se puede sentir ajeno.

Muchas gracias.