España y la OEA: Pasado, presente y mucho futuro

Los progresos políticos y económicos a ambos lados del Océano Atlántico propiciaron un nuevo acercamiento entre España y las Américas y hoy, al borde de la segunda década del siglo XXI, el contacto es estrecho y constante. No hay mejor ejemplo de ello que la fructífera colaboración que ellos mantienen en el marco de la Organización de los Estados Americanos (OEA).

España y la OEA desarrollan proyectos conjuntos en materia de Derechos Humanos, sistemas registrales y electorales, lucha contra la corrupción o el tráfico de drogas, seguridad ciudadana, migración gobernabilidad democrática, entre muchos otros. Pero también trabajan codo a codo en la más pura política, como la reciente crisis en Honduras.

Las raíces de esta renovada conexión se remontan a 1967, cuando España y la OEA firmaron un acuerdo para regular sus relaciones, que derivó en el acceso del país europeo a la categoría de observador permanente de la Organización en 1972. Desde entonces, España ha mantenido sin interrupciones una Misión Permanente ante la OEA y continuamente ha incrementado sus lazos con el organismo hemisférico, refrendándolos con la firma de otros numerosos acuerdos.

“Nuestra política hacia el continente es una política de Estado, independiente del partido que esté en el gobierno. Es estructural y estratégica, es una relación que viene de atrás y se proyecta hacia el futuro”, afirma el Embajador, Observador Permanente de España ante la OEA, Javier Sancho.

Las palabras de apreciación mutua son numerosas y recíprocas. En la Asamblea General de la OEA celebrada en San Pedro Sula (Honduras) en junio de 2009, los países miembros de la OEA aprobaron una declaración en la que hacen “un especial reconocimiento” a España por sus “aportes y contribuciones” y por su “decisiva y significativa participación” en las actividades del organismo.

Los aportes españoles están divididos en dos vertientes. La primera es política, la que el Embajador Sancho define como “la esencial”. “Entre los países externos al continente, somos el interlocutor de calidad en temas americanos para todos los que quieren hacer algo por el hemisferio. Somos también el principal valedor de la OEA en la Unión Europea, y lo hemos demostrado con hechos”, explica.

La segunda vertiente es económica. Sólo en 2009 el Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación español aportó a la OEA alrededor de 13 millones de dólares para numerosos programas e iniciativas, tales como: la relatoria de los derechos de los pueblos Indígenas, la Comisión Interamericana de Mujeres, el Comité Interamericano contra el Terrorismo en su labor en materia de asistencia legislativa, el Programa de desminado humanitario, varias Misiones de Observación Electoral, el Fondo de Paz, y la Misión de Apoyo al Proceso de Paz en Colombia. También ha brindado asistencia en áreas como: acceso y efectividad de la justicia, fortalecimiento de partidos políticos y participación ciudadana.

Es así como cada año España se convierte en el primer contribuyente externo de la OEA, y este año comenzó a ser el máximo contribuyente histórico de la Organización. “Esto no es lo principal, pero sí es un reflejo real, una constatación del compromiso de España con el continente”, afirma el Embajador Sancho.

Particularmente importante para el trabajo coordinado fue la creación en 2006 del Fondo España, que introdujo una nueva modalidad de trabajo en materia de cooperación. “El Fondo, está ayudando a institucionalizar la gestión de programas y proyectos. El establecimiento del mismo ha permitido hacer una valoración integral de los proyectos, y un seguimiento sistemático, hoy estamos comenzando a hacer evaluación de sus efectos”, describe Ricardo Graziano, Director de Planificación y Evaluación de la organización hemisférica, que califica de “pionero” el modelo español.

Actualmente el Fondo español asciende a casi la mitad del aporte total de España a la OEA, y entre sus frutos más visibles se encuentran varios programas de fortalecimiento de la Comisión y la Corte Interamericanas de Derechos Humanos, desarrollo de registros civiles y programas con facilitadores judiciales. La eficacia es tal que las bases de gestión del Fondo español están sirviendo como ejemplo para la colaboración con otros países observadores.

“Estamos conscientes de las necesidades y demandas políticas de los países, y a partir de ahí podemos generar la cooperación. Esta lógica es diferente a la de una agencia de cooperación, donde normalmente la demanda se determina a partir de consultorías”, explica Ricardo Domínguez, Jefe de Gabinete del Secretario General y Coordinador del Fondo Español para la OEA.

En esta, como en todas las relaciones, quedan aún algunos detalles pendientes por mejorar, entre ellos, el establecimiento de un sistema ágil que ayude a simplificar los procesos tanto en Madrid como en Washington, D.C. En términos generales, la relación es bastante fluida aunque ambas partes coinciden en que se puede y se debe profundizar.

“El futuro es muy grande y muy amplio. Ya nos hemos demostrado mutualmente que somos socios capaces de trabajar juntos. La cooperación está ligada a la alianza desde el punto de vista político y al papel que juega España en la región. Nosotros queremos ser una plataforma que ayude a España a cimentar sus relaciones multilaterales en la región, creemos que somos el mejor canal y España también lo entiende así”, afirma Domínguez

La visión es similar desde el lado español. “Estamos muy orgullosos de ser observadores permanentes, pero ese estatus no define ni agota la relación entre España y la OEA. Nosotros consideramos que somos más que eso, somos socios estratégicos. España cree en la OEA y está con la OEA no sólo cuando hay que celebrar, sino principalmente cuando hay que trabajar”, resume el Embajador Sancho.

Cualquiera que sea el futuro de esta relación, las bases de la cooperación para el siglo XXI están ya establecidas y su profundidad dan testimonio de solidez. España y las Américas conocen, analizan y valoran su pasado conjunto, y así lo demuestra la creciente presencia española en las celebraciones de muchas independencias de países americanos. Pero su vocación es, exclusiva, irrevocable, y con miras hacia el futuro.

Diciembre 15, 2009