Resoluciones Asamblea General


TERCERA REUNIÓN DE MINISTROS DE JUSTICIA O DE MINISTROS O PROCURADORES GENERALES E LAS AMÉRICAS

1 al 3 de marzo de 2000 San José, Costa Rica 

PALABRAS DE LA MINISTRA DE JUSTICIA Y GRACIA DE COSTA RICA
DRA. MÓNICA NAGEL

Queridas amigas y amigos:

Bienvenidos! Costa Rica, en la figura de su Presidente y sus autoridades, les da el más caluroso abrazo de bienvenida a esta tierra de paz y democracia. Me siento profundamente orgullosa y honrada de contar con la presencia de cada uno de ustedes, amigos y colegas americanos, en este trascendental evento.

Hoy, después de muchos meses de preparación, vemos coronados nuestros esfuerzos con la celebración de esta reunión, que estamos seguros permitirá a nuestros países avanzar un poco más en el camino de la justicia social y la paz.

Y es que, quienes estamos a cargo de este sector de la vida nacional, hemos comprendido que nuestra labor es profundamente humana y social, además de técnica y jurídica. Ser administradores de justicia y responsables de la defensa jurídica de nuestros Estados, implica, no solo tener el conocimiento técnico y los instrumentos legales para hacerlo, sino sobre todo, tener la sensibilidad y la entereza para convertir esta función en una herramienta más, en la construcción de la democracia, la justicia social y el desarrollo integral de nuestros pueblos.

Ser Ministro o Ministra de Justicia o Procurador de una nación hoy, representa una responsabilidad que va mucho más allá de alimentar a los privados de libertad, ser abogado del Estado o manejar un cuerpo de seguridad. Significa sobre todo, trabajar en temas de alta exigencia social como la prevención del delito, la defensa de los derechos humanos y la búsqueda de mecanismos que trasciendan el concepto tradicional de castigo. Significa estar abiertos a la aplicación de sanciones alternativas para delitos menores, promover la resolución alterna de conflictos como mecanismo coadyuvador del poder judicial e impulsar la revisión profunda de los marcos jurídicos existentes. Significa, estar dispuestos a entrar con energía y entusiasmo a resolver temas, tan complejos y actuales como el delito cibernético y la extradición, pero a la vez, estar dispuestos a seguir buscando soluciones nuevas a temas tan antiguos y prosaicos, como la salud integral en las cárceles y la delincuencia juvenil.

En resumen, ser Ministro o Ministra o Procurador de Justicia hoy, es ser un actor más en el desarrollo del país.

En las décadas pasadas nuestros países se concentraron en buscar el acceso a la inversión que produciría el crecimiento económico. En el inicio de este nuevo milenio, nuestro reto consiste en buscar niveles cada vez mayores, de capital humano y capital social, que nos permitan un crecimiento en el que se convienen, la productividad creciente de la economía, con niveles igualmente crecientes y generalizados, en la calidad de vida de la población.

El progreso social así entendido, es la mejor garantía para que nuestros países puedan incrementar su capacidad de producir más y mejor, incorporar tecnologías modernas, legitimar las instituciones que nos rigen, convivir pacíficamente y distribuir de manera equitativa los beneficios de crecimiento. En este proceso de construcción de capital humano y social, nuestras instituciones tienen algo que decir.

Debemos desde nuestras Instituciones contribuir a lograr una ciudadanía más consciente y más activa, más adaptable y competitiva, en un entorno social y económico cambiante, en un mundo globalizado y regido por la informática, pero también debemos contribuir a crear un mundo cada vez más solidario y más justo.

Diariamente cada uno de nosotros tiene que enfrentar el dolor humano en sus más terribles manifestaciones. Diariamente vemos personas que han cometido delitos contra la sociedad, muchas de éstas bajo efectos de la droga o el alcohol; tratamos con niños y jóvenes víctimas y victimarios de una sociedad, que transita indiferente ante el abandono y el abuso; defendemos al Estado de personas corruptas, que han hecho un uso deshonesto del poder y los recursos que puso en sus manos el pueblo.

No quiero referirme en detalle en este discurso a los temas de fondo que trataremos en esta reunión. El delito cibernético, el SIDA y la salud integral en las cárceles, la Resolución Alternativa de Justicia, la extradición y otros mecanismos de aplicación de justicia que serán tratados durante esta conferencia, van a ser abordados con detalle por cada uno de nosotros en los próximos dos días. Quiero más bien aprovechar esta actividad tan especial para que juntos reflexionemos en la cara humana de nuestro trabajo, una cara que no necesariamente aparece en los libros de texto ni en las lecciones de derecho que recibimos en la universidad, pero que es la realidad más palpable y más tangible de nuestra diaria labor, como jerarcas de este sector del gobierno.

Quisiera con mis palabras en este acto de apertura, imprimir este sello a las discusiones de la reunión. Los temas altamente técnicos y especializados que vamos a tratar no pueden hacernos olvidar esta otra cara de nuestra función; los ojos asustados del menor que robó un bolso en la calle; la sonrisa cínica del delincuente de cuello blanco; la carita de pintura barata de la adolescente víctima del proxenetismo; tal vez la tristeza pasiva del guarda de seguridad de nuestras cárceles y el deseo de hacer daño del pirata de internet; esa es nuestra realidad, la realidad que está detrás de las discusiones que sostendremos en los próximos días y la verdadera razón que hoy nos congrega.

Nos hemos reunido a hablar de temas jurídicos, es cierto. Pero más que eso, nos hemos reunido a hablar de gente, de personas, las personas que servimos desde esta función y que constituyen nuestra razón de ser.

Señor Presidente, amigos y amigas. Como coordinadora de la Tercera Conferencia de Ministros de Justicia y Procuradores Generales de las Américas y anfitriona de todos ustedes, me pongo a sus órdenes para contribuir en todo lo que esté a mi alcance para hacer de este evento un foro de discusiones productivas, que aporte verdaderas soluciones a los problemas que diariamente enfrentamos.

Los invito a que juntos trabajemos para que las conclusiones y recomendaciones que salgan de este nuevo encuentro, se conviertan en verdaderas herramientas para la mejora de nuestros sistemas y nuestras instituciones.

Para el Gobierno de la República, para todos los organizadores que han colaborado con nosotros y para mí en lo personal, es motivo de honor y de gran alegría el que hayan aceptado nuestra invitación a esta Conferencia. Esperamos que encuentren en nuestro país la tradicional calidez y sencillez de los costarricenses, y que esta reunión se convierta en un nuevo hito en la construcción de sociedades más pacíficas, más humanas y más justas, a lo largo y ancho de todo el Continente Americano.

Muchas gracias.