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II. Antecedentes

Un decenio de crisis

Centroamérica se encuentra en la secuela de una profunda crisis económica y política. Para la mayor parte de la región ésta es una etapa de reconstrucción. El PIB per cápita cayó radicalmente en casi todos los países entre fines de los años setenta y la primera mitad de los ochenta (véanse los cuadros 1 y 2). En la mayoría de ellos, los niveles de PIB per cápita todavía son sensiblemente inferiores a los de 1978.

Una de las causas de la declinación económica fue el debilitamiento de los grandes motores tradicionales del crecimiento económico, como las exportaciones de café y algodón, debido en gran medida a la caída de los precios en los mercados internacionales. Durante los años ochenta los términos del intercambio se deterioraron para todos los países, con excepción de Panamá. A medida que la recesión fue agudizándose surgieron serios desequilibrios en las cuentas fiscales y monetarias y en las balanzas de pagos, y los gobiernos recurrieron a un fuerte endeudamiento externo. En todos los países, con excepción de Belice, la inflación aumentó sensiblemente, y en algunos en forma espectacular. Por tanto, la región no escapó a la "década perdida" que devastó al resto de América Latina. Además, en varios países la crisis resultó acentuada por los conflictos armados que provocaron la pérdida de más de 100.000 vidas, enormes desplazamientos de población dentro de la región y hacia los Estados Unidos, y considerables pérdidas de infraestructura y activos productivos. La inestabilibad económica y política contribuyó a una importante reducción en las inversiones privadas, tanto internas como externas, y a una elevada fuga de capitales.

Él proceso de integración

El Mercado Común Centroamericano fue una de las grandes víctimas de la crisis señalada para la región del Istmo Centroamericano. La declinación de las economías, el deterioro de la red vial regional y la imposición de barreras comerciales artificiales abatieron el comercio entre los países, de una suma superior a los US$ 1.100 millones en 1980 a US$ 420 millones en 1986. La proporción del comercio regional con respecto a las exportaciones totales bajó de 24% a 10%. No obstante, durante los años recientes esta proporción volvió a crecer hasta alrededor de 26% como consecuencia de la reactivación económica y los esfuerzos hechos por los gobiernos por liberar el comercio. La antigua aspiración de los países centroamericanos de integrar sus economías ha recobrado vitalidad. Desde la Declaración de Esquipulas en 1987, todas las conferencias cumbre de los presidentes centroamericanos han reiterado el compromiso de reestructurar e impulsar el proceso. Sin embargo, el concepto de integración que actualmente han adoptado los gobiernos difiere bastante del que fuera delineado hace 35 años. El nuevo modelo se basa en una mayor apertura hacia el resto del mundo y vínculos más fuertes entre los países socios del Mercado Común. Pone énfasis en una integración más estrecha de la estructura productiva de los países y en la acción mancomunada, como medios de fortalecer la capacidad negociadora de la región con otros países. Se concibe el Mercado Común más como un instrumento de acceso a mercados extranjeros que como un mercado ampliado para la protección de los productos nacionales.

CUADRO 1
DATOS MACROECONOMICOS DE LOS PAISES DEL ISTMO (1991)

PAIS

SUPERFICIE
(Km2)

POBLACION
(miles)

RURAL
(%)

URBANA
(%)

PIB
(US$ millones)

Belice

22,965

193

52.6

47.4

389

Guatemala

108,889

9,466

60.2

39.8

8,816

Honduras

112,088

5,259

55.5

44.5

3,010

El Salvador

20,877

5,309

55.2

44.8

5,697

Nicaragua

140,746

3,975

39.6

60.4

1,897

Costa Rica

50,700

2,875

52.4

47.6

6,156

Panamá

77,060

2,460

46.1

53.9

5,254

Región

533,325

29,537

54.3

45.7

31,219

Fuente: Banco Interamericano de Desarrollo, Informe sobre el Progreso Económico y Social en América Latina, 1992.

CUADRO 2
VARIACION DEL PIB PER CAPITA
(CAMBIOS POR QUINQUENIO)

PAIS

1978-1983

1983-1988

1988-1993

Belice

-9%

17%

28%

Guatemala

-10%

-7%

4%

Honduras

-9%

2%

2%

El Salvador

-28%

-1%

8%

Nicaragua

-34%

-32%

-15%

Costa Rica

-17%

8%

15%

Panamá

14%

-16%

12%

Fuente: CEPAL/Oficina de México. 1993.

Los nuevos objetivos de integración se encuadran dentro de un marco macroeconómico común, hacia el cual convergen las políticas nacionales. Se otorga prioridad a "poner la casa en orden" por medio del equilibrio fiscal y financiero y de programas de ajuste estructural basados en una mayor orientación de mercado, mayor gravitación de la actividad del sector privado y una incorporación creciente de la región a las corrientes de comercio internacional.

La dimensión de la pobreza

El indicador más alarmante de la gravedad de la situación imperante en la región es la afligente situación de los pobres. En cuatro de los países (Guatemala, El Salvador, Honduras y Nicaragua), pese a los grandes adelantos logrados desde los años cincuenta en materia de salud y educación, a comienzos de los ochenta alrededor de dos tercios de la población vivían por debajo del nivel de pobreza y esta proporción aumentó significativamente durante la década de crisis económica (véase el Cuadro 3). Hoy día la pobreza inunda todas las regiones de esos cuatro países; más aún, en todos ellos hay focos de extrema pobreza y las regiones fronterizas tienden a figurar entre las peores. La extensión y la profundidad de la pobreza en Centroamérica son incompatibles con los procesos de paz y democratización emprendidos por los gobiernos y pueden finalmente socavar el modelo de apertura y modernización cuya implantación se procura.

Es importante señalar que Centroamérica es una región densamente poblada (55 habitantes por km2, 2.5 veces el promedio de América Latina). Si bien ha surgido una tendencia hacia la urbanización, más de la mitad de la población de la región aún reside en el medio rural (véase el Cuadro 1).

CUADRO 3 INDICE DE POBREZA EN LOS PAISES CENTROAMERICANOS

Fuente: CEPAL, Bases para la transformación productiva y generación de ingresos de la población pobre de los países del istmo centroamericano (LC/MEX/G.3), México, enero de 1992.

La situación ambiental

Centroamérica está dotada de una inmensa diversidad biológica, entre las más ricas del mundo; la región posee aún considerables porciones de bosques húmedos con una amplia variedad de flora y fauna. Sin embargo, el istmo ha ido perdiendo sus áreas silvestres a un ritmo alarmante y el hábitat de muchas especies vegetales y animales está sufriendo presiones crecientes. Se ha destruido casi la mitad de los bosques que existían en 1950 y hay indicios de que este proceso de devastación se ha acelerado. Los bosques que antaño cubrían la mayor parte de Centroamérica hoy se han reducido a aproximadamente un tercio de la superficie total de los países (véase el Mapa 2). La rápida disminución de los bosques determinó que ya no sea viable el desarrollo agrícola extensivo.

La deforestación favoreció una erosión generalizada del suelo, y disminuyó el hábitat de la vida silvestre. Un motivo importante de preocupación ha sido la deforestación de varias cuencas hidrográficas, especialmente las que desembocan en el Pacífico. La pérdida de la cubierta forestal modificó el régimen de los ríos y posiblemente la recarga de los acuíferos. Las aguas pluviales han arrasado la capa superior de las tierras no protegidas, con la consiguiente pérdida de fertilidad de grandes extensiones agrícolas y la acumulación de sedimentos en los embalses de las represas hidroeléctricas. Además, la agricultura de subsistencia en terrenos escarpados ha intensificado la erosión de los suelos.

El uso excesivo de insecticidas y la saturación de las tierras de cultivo - especialmente los plantíos de algodón - con fertilizantes, han constituido otro serio problema ecológico. Esta explotación excesiva de la tierra, aunada a la descarga de efluentes urbanos e industriales no tratados, ha contribuido a la contaminación de ríos y zonas costeras. En algunos países, la disponibilidad de agua potable se ha convertido en un importante problema económico y social.

La situación económica actual

Durante los últimos años han surgido signos de una recuperación económica, tras los acuerdos políticos entre las facciones beligerantes de la región. Disminuyeron sustancialmente los gastos militares y en todos los países se ha establecido un proceso electoral democrático. Como se observa en el Cuadro 2, durante los cinco años anteriores el PIB de los países (con excepción de Nicaragua) aumentó a tasas positivas. Se han reducido los desequilibrios fiscales y monetarios, y se atenuó considerablemente la inflación (a niveles entre 10% y 20% en 1992). El endeudamiento de la mayoría de los países es sensiblemente más bajo.

No obstante, el proceso de recuperación sigue siendo frágil. Algunos países aún se encuentran en una etapa que puede denominarse de reconstrucción, y todos ellos deben llevar a cabo sus programas de ajuste estructural y modernización bajo severas restricciones en materia de recursos. Además, la recuperación dependerá no solo de la capacidad de los gobiernos para sostener políticas económicas correctas, sino del clima de crecimiento y apertura en los mercados mundiales y de la asistencia externa que puedan movilizar los países.

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