Discursos y otros documentos del Secretario General

DIÁLOGO CON LA SOCIEDAD CIVIL

14 de junio de 2015 - Washington DC

Es un honor para mí que tan numerosa y distinguida audiencia haya decidido venir a pasar este domingo conmigo. Es una satisfacción tener la posibilidad de este intercambio y, si hablamos todo el tiempo de democracia, democratización y fortalecimiento de derechos, ¿qué más podemos hacer si no es escuchar en primer lugar a la sociedad civil?, ¿qué más podemos hacer si no tomar en cuenta especialmente los puntos de vista que ustedes tienen sobre los principales asuntos de este continente y que constituyen los pilares de la Organización de los Estados Americanos?

Es importante que en este diálogo entre la sociedad civil, la Organización de los Estados Americanos y los Estados que forman parte de ella podamos llevar nuestros puntos de vista a su máxima exposición y a su máximo nivel de discusión y abordarlos con la profundidad que a ustedes los caracteriza, sin que ninguna ley del odio se interponga entre nosotros, sino sobre la base de la más amplia tolerancia y reconocimiento por las ideas de los demás.

Todos ustedes saben que, en este continente, aquellos que han estado desvalidos de derechos deben mirar a la Organización de los Estados Americanos y a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, y deben saber que su último recurso para la defensa de los derechos es la Corte Interamericana de Derechos Humanos. Ustedes saben que esta Organización también ha fomentado en todos los ciudadanos de las Américas la defensa del derecho al voto, a la legitimación que proviene del pueblo para la forma de gobierno que se ejerce en los países de las Américas.

Necesitamos, en este sentido, una OEA que esté basada tanto en el conocimiento como en el apego a los principios fundamentales. Necesitamos una OEA que sea austera, en la dimensión republicana que tiene el término, y que, sobre la base de esa austeridad republicana, defienda cada vez mejor los derechos de los ciudadanos de las Américas. Necesitamos una OEA con justicia e igualdad para todas las personas de este continente; una OEA que cuente con una administración competente, sin desmanes o búsqueda de radicalización de conflictos; una OEA que proteja en todo el continente los derechos de la gente. Por eso tenemos que seguir construyendo. Esta no es una etapa finalizada, es lo que nos motiva y lo que queremos lograr, entre todos, con este diálogo.

Queremos que esta OEA sea también un instrumento para ustedes, para la sociedad civil, para toda la capacidad de alerta temprana que la sociedad civil tiene en los principales asuntos del continente, sea democracia, derechos humanos, desarrollo, o medio ambiente. La sociedad civil siempre está un paso adelante y siempre es la primera en alertar sobre los riesgos y sobre los principales problemas que podemos vislumbrar en el futuro.

Esta OEA debe asegurar las libertades y debe asegurar, por lo tanto, la más amplia posibilidad de expresión y participación de ustedes respecto de los temas que los convocan. Debe asegurarles también el derecho a informarse adecuadamente sobre los principales asuntos del continente, lo que, definitivamente, es nuestra responsabilidad.

Por otro lado, en nuestro deber común atacar los indicios de impunidad en cualquiera de sus formas: corrupción, discriminación, crímenes de lesa humanidad. En esta materia, la sociedad civil forma parte de la fuerza fundamental que necesitamos para mejorar esas dinámicas. El respaldo que nos dieron los Estados con su voto no significa que vayamos a ser indulgentes sobre asuntos que puedan comprometer a esos Estados. Nuestra responsabilidad y compromiso es mantener durante estos cinco años de gestión el récord más limpio en materia de democracia y derechos humanos a los que pueden aspirar nuestras sociedades.

Necesitamos también una OEA que ataque las bases de la desigualdad, de la pobreza que surge de no tener derechos, la que surge de no tener oportunidades y de las diferencias de distribución que tenemos en este continente, el más desigual de todos.

Esto significa también que no podemos tener ninguna consideración con las políticas que han impulsado, propugnado o defendido estas desigualdades. La OEA debe ser la fuerza de la democracia y de la democratización de las libertades políticas. Respecto de estos principios no hay un camino de neutralidad. En muchas ocasiones hemos sufrido y hemos sido testigos de estas neutralidades, pero no podemos tampoco ser indulgentes al respecto. Ojalá estuviera en nosotros eliminar cualquier forma de pobreza. Hemos señalado que el lema de esta Organización será “cada vez más derechos para cada vez más personas”. Cuando construyamos y garanticemos vías para que todos los ciudadanos de las Américas vean mejor defendido su acceso a derechos, tendremos mejores condiciones para eliminar esa pobreza que existe por la falta de equidad.

Ustedes nos juzgarán; no tiene que ser la historia, tienen que ser ustedes en el día a día, en la protección efectiva que logremos darle a estos principios y valores fundamentales.

Lo importante es escucharlos a ustedes y lograr que institucionalicemos estos espacios. Para ello, queremos crear una Secretaría de Acceso a Derechos y Equidad, que estará encabezada por la exministra de Derechos Humanos de Brasil, Idele Salvatti. Será ella, junto con el Secretario General, quien estará a cargo de este diálogo permanente que debemos estructurar entre ustedes y nosotros.

Gracias.