Discursos y otros documentos del Secretario General

LANZAMIENTO OFICIAL DE LA CONMEMORACIÓN DEL 70 ANIVERSARIO DE LA OEA

30 de abril de 2018 - Washington, DC

Hoy hace siete décadas nació la Organización de los Estados Americanos, cuando 21 Estados firmaron la Carta de la OEA en Bogotá. Son siete décadas de avances y de una historia compleja que aún no está cerrada.

• En este lanzamiento de la conmemoración del aniversario de la OEA, mi intención no es hacer un recuento histórico, sino compartir algunas reflexiones sobre lo que la celebración significa para lo que somos como Organización hoy, y para la Organización que aspiramos ser.

• Creo que la lección más notable es la resiliencia de la OEA. Habla del valor del multilateralismo genuino y de principios, y no de ideologías.

• La OEA sigue de pie a pesar de las dictaduras del siglo XX. A pesar de revoluciones y guerras en algunos de sus Estados miembros. A pesar de graves violaciones de derechos humanos. De intervenciones y conflictos entre estados. De golpes de estado.

• A pesar de periodos cuando la Organización se juzgaba como irrelevante y con poca credibilidad.

• En estas décadas también se han logrado avances que confirman la vocación pro-democrática y pro-derechos humanos de la Organización.

• La creación de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos en 1959 y la creación de la Corte Interamericana de Derechos Humanos en 1979, la adopción de la Resolución 1080 sobre la Democracia Representativa en 1991, el Protocolo de Washington de 1992, la adopción de la Carta Democrática Interamericana de 2001, marcan decisiones que pusieron a la OEA a la altura de las circunstancias regionales.


A ello se le sumaron las misiones especiales desplegadas tras las transiciones democráticas y, en años recientes, para apoyar el proceso de paz en Colombia y la lucha contra la Corrupción en Honduras;

Con casi 6 décadas de Misiones de Observación Electoral para apoyar a los Estados en el perfeccionamiento de sus sistemas electorales, la
OEA es hoy un referente global en la materia.

• La resiliencia de la OEA durante siete décadas es símbolo de que el diálogo y la diplomacia son necesarios. Y que valen la pena. No es detalle menor que éste sea el foro multilateral por excelencia del Hemisferio Occidental. El único que incluye a todos los Estados del continente.

• Ahora bien, depende de nosotros, de los que hoy tenemos la responsabilidad de nuestras funciones y la obligación ética y moral como ciudadanos de este continente, la calidad de Organización que tenemos y lo que es aún más crucial, la que queremos tener.

• A lo largo de este año de celebración, propongo que nos enfoquemos en lo básico. Reflexionemos sobre nuestras posiciones con respecto a lo que trasciende: los valores y principios. Ocupémonos de lo que verdaderamente importa, quizás, a veces, en conflicto con lo urgente, con lo que es políticamente conveniente.

La OEA es percibida como el garante, el guardián de la democracia, del respeto de los derechos humanos, el abanderado en la lucha contra la corrupción, hoy.

Pero más se puede hacer por poner a la organización más cerca de las preocupaciones de los pueblos del hemisferio.



• Debemos actuar a la altura de la Carta y los principios contenidos en la Carta Democrática Interamericana

• Debemos aspirar a una OEA más unida

• Queremos una OEA que lucha por los valores democráticos y los derechos humanos, no que sea permisiva a formas autoritarias e inclusive dictatoriales de gobierno

• Para lograr una OEA con significado necesitamos dos elementos.

• Primero, es clave no olvidarnos de lo que nos hace única como Organización: nuestros valores democráticos y de derechos humanos, que están expresados de forma tangible en la normativa interamericana. Esta es la columna vertebral inamovible.

• Contamos ya con esa guía normativa. Nuestros antecesores tuvieron la visión y sabiduría de hacerlo explícito.

• Como segundo elemento, se trata de ejercer un liderazgo que actúe con base en esa guía de principios, ejercer una diplomacia de principios, y no de circunstancias, y redoblar la voluntad política para defender nuestra Carta y lo que simboliza.

• Es necesario dejar de lado los discursos divisivos y de odio.

• No dejemos que místicas falsas desvíen y tergiversen los principios que determinan nuestro trabajo. Es necesario dejar de inventar problemas y conspiraciones porque nuestra gente ya tiene suficientes problemas diarios.

• No podemos darnos el lujo de obsesionarnos con el pasado; pero si aprendamos del mismo para mejorar nuestras acciones a futuro.


• En la OEA, todos los Estados Miembros gozan de igualdad y todos tienen el mismo peso político, que se traduce a la hora de votar: un solo voto por país, más allá del tamaño de sus economías, más allá del tamaño de su territorio, más allá de la cantidad de sus habitantes.

• Los gobiernos van y vienen, en 70 años eso se ha visto- También nosotros como funcionarios y representantes. Seguirán ocurriendo crisis y seguirán ocurriendo cambios; todos son inevitables, pero nuestros principios y valores que tenemos como organización deben ser inamovibles , como han sido inamovibles estos 70 años.

• La Organización es mucho más que los que estamos aquí y lo que representamos. Más que individuos, gobiernos, diplomáticos y funcionarios. No olvidemos para quién y para qué hemos estado aquí 70 años, y para quien y para qué seguiremos en décadas subsecuentes.

• Tomemos la ocasión del aniversario de la OEA para renovar el compromiso con los valores que nos definen como comunidad; paz, democracia y derechos humanos. Valores y principios por encima de la política partidaria.

• Es hora de dejar atrás la retórica institucional acartonada, que tanto nos aleja o nos ha alejado de la gente.

Por el contrario, estar cerca de la gente, de la ciudadanía, es ser consecuente en la defensa de los valores y principios que nos dieron origen- Defender a cada ciudadano y ciudadana en el continente y ponernos a disposición de la lucha por la igualdad de oportunidades para todos, con más derechos para más gente.

Ese es nuestro compromiso

• Muchas gracias.