Discursos y otros documentos del Secretario General

DURANTE EL DIÁLOGO CON FEDERACIÓN INTERAMERICANA DE ABOGADOS (FIA)

10 de mayo de 2022 - Washington, DC

El desarrollo jurídico interamericano y el apoyo a las instituciones nacionales son actividades prioritarias para la Organización de los Estados Americanos desde sus orígenes a finales del siglo XIX.

Agradezco la invitación para participar de esta extensa jornada en torno a tantos temas relevantes del quehacer jurídico tanto a nivel nacional como internacional a las que nos convoca la Federación Interamericana de Abogados, junto con otras distinguidas instituciones.

La OEA ha sido y es la primera instancia internacional que consagró entre sus propósitos que sus Estados Miembros debían ser democracias representativas, que la cooperación en el respeto al derecho internacional era piedra angular y que la protección de los derechos humanos es un componente esencial a ser cumplido por todos.

El estado de derecho, o mejor aún, el estado democrático de derecho, es una obligación internacional que todos nuestros países han reconocido en los instrumentos jurídicos interamericanos que los vinculan.

La OEA no sólo ha consagrado estos propósitos, sino que se ha dotado de medios para verificar su cumplimiento, asistir a los países cuando lo requieren y aprobar medidas cuando los violan.

 Algunos ejemplos:
- En materia de derechos humanos la Declaración pionera de 1948 seguida de la creación de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, la Convención Americana y la Corte Interamericana han establecido un nivel de protección que ha asegurado el acceso a sus derechos a muchísimos ciudadanos de nuestros países. Hoy sin duda estamos mejor que décadas atrás.
- En lo que tiene que ver con el combate a la corrupción también en la OEA fuimos pioneros al adoptar la primera convención en la materia y el mecanismo de su seguimiento.
- Difícil es saber si hay hoy más o menos corrupción que antes, pero sí es claro que este terrible flagelo a nuestro estado de derecho es hoy objeto de acciones judiciales, de conocimiento por la opinión pública, de fortalecimiento de las instituciones nacionales y de adopción de leyes basadas en nuestras leyes-modelo como la de Acceso a la Información Pública.
- Con respecto a la defensa de la democracia, es bien conocida la importancia que tienen hoy las misiones de observación electoral.
- Si el fraude fue durante buena parte de la historia en la regla general, hoy, y en buena medida debido a la observación electoral, pasó a ser la excepción, y cuando se produce, se conoce, se denuncia y se sanciona.

La Carta de la OEA primero, resoluciones posteriores y finalmente la Carta Democrática Interamericana a partir de 2001, han ido fijando los elementos de la democracia a ser respetados por los países americanos y las consecuencias en caso de que sean alterados gravemente. Las mismas abarcan desde la asistencia que desde la Secretaría General podemos darle al país hasta las sanciones que pueden ser aplicadas por la Asamblea General de la OEA.

Los ejemplos son numerosos y también en esta área los éxitos han sido mayores que los fracasos, y hoy en general, las instituciones democráticas son más respetadas que décadas atrás.

Es cierto que hay dramáticos ejemplos de abierta violación a estos principios.

No necesito detallarles las violaciones a los derechos humanos, a las normas más fundamentales del derecho nacional e internacional que las dictaduras cometen en el hemisferio, los ejemplos abundan, nosotros los hemos denunciado y ustedes los conocen.

Pero si algo cambió con relación a las dictaduras anteriores es que la sociedad toda, aunque las padece, las sabe y la comunidad internacional ya no puede ampararse en el desconocimiento: si no actúa no es por no conocerlas, es por complicidad por acción o por omisión.

Ello no invalida las normas interamericanas: a los códigos penales no los eliminan los delitos que se cometen. Por el contrario, ello nos obliga a redoblar el compromiso con el respeto a las normas que todos hemos acordado y hacer todo lo que está a nuestro alcance para que se cumplan.

En un plano más técnico y por ello no tan visible pero no menos importante, el Comité Jurídico Interamericano viene, desde 1906, elaborando normas convencionales y leyes modelo que son guía para todos nuestros países en los campos más amplios del derecho internacional, tanto público como privado.

Por supuesto queda mucho por hacer. El crimen organizado ha venido a socavar la legitimidad de muchas instituciones.

El narcotráfico infiltrado en la política a los más altos niveles del poder, los procesos judiciales que se alargan sin fin llenando cárceles de gente sin condena en condiciones infrahumanas, la falta de conciencia y de medidas adecuadas frente a las amenazas al medio ambiente están entre las mayores preocupaciones a las que, con los limitados recursos con los que contamos, hemos venido dando la mayor atención.

Todo ello requiere de un marco jurídico adecuado, actualizado y que agilice la cooperación jurídica y judicial entre nuestros estados. Ninguna de estas amenazas espera de nuevas leyes para desarrollarse. Por el contrario, aprovecha en su beneficio propio las lagunas y lentitudes jurídicas.

De ahí la importancia de su trabajo como abogados agremiados en tan prestigiosas instituciones que participan de este encuentro.

Su responsabilidad en estos tiempos es muy grande. Ya no alcanza con pensar en el orden jurídico de cada uno de nuestros países, el campo de trabajo de los abogados, de los jueces y de los legisladores no puede estar ajeno a lo que ocurre más allá de las fronteras nacionales.

Más que nunca necesitamos -los abogados- renovar espacios de diálogo que nos permitan dar respuestas comunes, colectivas y eficaces.

Muchas gracias.