Discursos y otros documentos del Secretario General

DURANTE EL ENCUENTRO CON LOS JÓVENES PARTICIPANTES DEL PROGRAMA PARA EL FORTALECIMIENTO DE LA FUNCIÓN PÚBLICA EN AMÉRICA LATINA DE LA FUNDACIÓN (FUNDACIÓN BOTÍN)

31 de octubre de 2022 - Washington, DC

La OEA personifica los principios y valores democráticos que los propios Estados Miembros han vertido en diferentes instrumentos interamericanos. No abogamos por un gobierno, por un partido político, por una ideología o por una fuerza de oposición en particular. Representamos los principios que encarna esta institución.

Para nosotros es motivo de profunda satisfacción y un gran gusto recibir a jóvenes de los diferentes países del hemisferio.

Los Estados Miembros de la OEA negociaron y firmaron voluntariamente la Carta Democrática en 2001, que es un elemento de identidad regional. La aprobación de la Carta Democrática dejó claro que el compromiso incondicional con la democracia ha sido de nuestra propia elección.
Es un compromiso incondicional porque las libertades fundamentales, los derechos humanos y la democracia no existen sólo cuando es conveniente. Deben imperar en todo momento.

La defensa de la democracia es uno de los mandatos centrales de esta institución y el pilar fundacional de las relaciones internacionales en el hemisferio.

El artículo 1 de la Carta Democrática obliga a los estados a promover y defender la democracia. Por consiguiente, los líderes que no protegen ese derecho a la democracia pierden su legitimidad para gobernar.

La Carta también define claramente los elementos esenciales de la democracia, por ejemplo: el acceso al poder y su ejercicio con sujeción al Estado de derecho; la celebración de elecciones periódicas, libres, justas y basadas en el sufragio universal y secreto como expresión de la soberanía del pueblo; el régimen plural de partidos y organizaciones políticas; y la separación e independencia de los poderes públicos.

Es importante reiterar que las Cartas y Convenciones de la Organización no fueron concebidas para los archivos, fueron creadas para defender derechos, derechos que pertenecen a los individuos, a las comunidades y a los pueblos.

Nuestra responsabilidad es asegurarnos de que los derechos consagrados en todos esos convenios estén al alcance de todos los ciudadanos de la región.

Debemos asegurarnos de que haya más democracia, más derechos, más seguridad y más prosperidad para todos y todas.

La OEA – que reúne a todos los Estados independientes del continente y constituye el principal foro político de la región - debe ser el faro y bastión del sistema interamericano y de sus valores democráticos.

En primer lugar, están estos principios y valores interamericanos compartidos, y no los intereses políticos particulares. Ahora bien, los principios y valores compartidos no bastan si no se practican, no bastan si no se aplican.

Estamos en una coyuntura interesante de la historia contemporánea. Durante la pandemia hemos observado un creciente interés en políticas populistas, aislacionistas y nacionalistas en prácticamente todo el mundo.

También estamos en una coyuntura geopolítica relevante, que pone a prueba los principios y valores que profesamos, y exige tomar una posición ética y moral en la práctica, no solo en papel.

Existen desafíos éticos y estructurales que deben ser atendidos con urgencia, pues hacen a la esencia misma del sistema:

o Problemas como la corrupción, que desincentiva la participación y la credibilidad en la política;
o La desafección y desconfianza de la ciudadanía hacia la política;
o Las brechas de oportunidades – con instituciones y estructuras que perpetúan la exclusión;
o La discriminación y desigualdad de los pueblos.

El eje corrupción-democracia debe de trabajarse de forma conjunta: Es necesario fomentar la integridad, la transparencia y la rendición de cuentas y la evolución más allá de prácticas clientelares para profundizar el ejercicio ético de la democracia.

Muchos casos recientes de corrupción de alto perfil, con tratamiento diferencial ante la Justicia, fomentan la percepción de desigualdad y tienen un claro impacto negativo en la percepción de la democracia.

El delito siempre ha existido, lo que no se puede tolerar es la impunidad. Frente a la corrupción. Tolerancia Cero.

En términos de desafección con la política: Observamos una erosión de los mecanismos para el ejercicio de la democracia, con elecciones no alcanza.

Puede que haya un mayor pragmatismo ciudadano a la hora de emitir el voto e interactuar con las autoridades, pero los mecanismos institucionales son imperfectos para canalizar preferencias complejas y heterogéneas.

Estamos frente a un claro crecimiento de la democracia digital y el uso de redes sociales como mecanismo de participación, a veces más constructivo y otras veces no.

Pero la exclusión y la desigualdad de oportunidades de progreso es uno de los factores que más alimentan el desencanto con la democracia:

Observamos, sobre todas las cosas, una necesidad creciente de extender un ágora incluyente para facilitar una participación ciudadana significativa que nos permita mejorar los mecanismos de representación política.

El sistema democrático debe poder articular las diferentes demandas de los ciudadanos en sus vidas cotidianas. No las de los más poderosos sino las de todos, para que realmente se trate de una democracia incluyente.


Si no damos acceso igualitario a más derechos para más gente nunca podremos alcanzar un desarrollo integral que resulte en el bienestar común, con justicia e inclusión social por lo tanto nunca encontraremos esa democracia que necesitamos en nuestros pueblos.

De la democracia esperamos más y exigimos más. Los ciudadanos y ciudadanas de las Américas quieren más oportunidades de progreso. Quieren que el terreno de juego esté nivelado por esa razón se deriva la importancia del trabajo de quienes tienen en sus manos el presente y futuro del hemisferio.

Continuemos construyendo un mejor camino, desde todos los espacios de la sociedad y desde cada espacio de lucha, para lograr mejores condiciones de igualdad.

No olvidar nunca que ustedes, los jóvenes de las Américas tienen la oportunidad y el deber de generar los cambios y resolver los problemas que los pueblos de ustedes tienen.

Muchas gracias