Discursos Secretario General Adjunto

CONMEMORACIÓN DEL “DÍA INTERNACIONAL CONTRA LA CORRUPCIÓN”

12 de diciembre de 2018 - Washington, DC

No complace que el Consejo Permanente de la Organización haya dispuesto un espacio en esta sesión para conmemorar el “Día Internacional contra la Corrupción”.

En la OEA estamos orgullosos de que nuestra Convención Interamericana contra la Corrupción haya sido el primer instrumento jurídico internacional en la materia, al haber sido aprobada en 1996, y haber servido de precedente para los desarrollos que se dieron más tarde en este campo en la OCDE, el Consejo de Europa, la Unión Africana y la Organización de las Naciones Unidas, cuya Convención contra la Corrupción, propició la proclamación del 9 de diciembre como “Día Internacional contra la Corrupción”.

Con ocasión de esta conmemoración, reafirmo nuestro compromiso de ayudar, desde la Secretaría General de la OEA y de manera cada vez más cercana, a los países a prevenir y combatir este grave flagelo que tanto daño nos causa al erosionar la confianza de los ciudadanos en las instituciones democráticas, arrebatarle a los más pobres y vulnerables sus esperanzas legítimas de superación, y propiciar el desconocimiento de las reglas de competencia establecidas para acceder en condiciones de mérito e igualdad a contratos con el Estado.

Frente a esto, resulta evidente la necesidad de contar, no sólo con órganos de control suficientemente fuertes para hacer efectiva la responsabilidad penal, disciplinaria y patrimonial de los autores de actos de corrupción, sino además, cuando la connotación transnacional de dichos actos lo requiera, con mecanismos de cooperación internacional que permitan oportunamente la asistencia recíproca necesaria para evitar que los corruptos gocen de impunidad amparándose en las fronteras.

La cooperación internacional es fundamental para enfrentar eficazmente la corrupción. Así lo han entendido nuestros países y esto se refleja en el hecho de que nuestra Convención Interamericana contra la Corrupción se encuentre ahora ratificada por la totalidad de los 34 Estados miembros activos de la Organización. Este año, Barbados realizó el depósito de ratificación de la Convención y con ello se convierte en el tratado interamericano más ratificado después de la propia Carta de la OEA.

El compromiso de nuestros países de enfrentar mancomunadamente la corrupción se refleja también en el incremento de los Estados vinculados al mecanismo de seguimiento para la implementación de nuestra Convención, el denominado MESICIC. Con la vinculación de Dominica y Santa Lucía, el MESCIC está ahora conformado por 33 de los 34 Estados parte en la Convención. Tenemos la esperanza de que pronto este mecanismo esté integrado por la totalidad de los Estados miembros.

Durante el 2018, los Jefes de Estado y de Gobierno del Hemisferio, reunidos en la VIII Cumbre de las Américas, celebrada en Lima, Perú, pusieron una vez más de manifiesto la necesidad de combatir conjuntamente la corrupción, previendo para ello importantes acciones cuya implementación marcarán un antes y un después en el combate a este flagelo en nuestro continente.

Nos complace que entre los compromisos asumidos en dicha Cumbre se encuentre el de fortalecer al MESICIC, lo cual sirve de impulso para brindarle a nuestros países, un acompañamiento cada vez más cercano para que sean más eficaces en la prevención y el combate a la corrupción, y para esto, nos hemos comprometido a , desarrollar acciones como:

- Fortalecer la cooperación internacional para afrontar los nuevos retos que plantea la corrupción, tales como las nuevas, variadas y cada vez más sofisticadas maneras de comisión de actos de corrupción y de ocultamiento de los mismos, de tal modo que los Estados puedan intercambiar opiniones, conocimientos, desarrollos y buenas prácticas.

- Promover el intercambio de experiencias sobre casos prácticos de corrupción que tengan trascendencia internacional, buscando su aprovechamiento en la consideración de casos similares y la determinación de medidas concretas de cooperación internacional.

- Promover la cooperación jurídica internacional en el combate de la corrupción más allá del ámbito penal, para que los Estados puedan aprovechar mejor dicha cooperación, que es fundamental en aspectos como la recuperación de los activos sustraídos al patrimonio público por los corruptos.

- Elaborar indicadores para apoyar a los Estados en la determinación, difusión y seguimiento de los resultados obtenidos en materia anticorrupción, que permitan además identificar las áreas en las que se requieren mejoras y determinar la cooperación técnica internacional.

- Desarrollar nuevas herramientas de cooperación, tales como leyes modelo y guías legislativas, las cuales, servirán para mejorar la eficacia sus legislaciones, políticas e instituciones nacionales relacionadas con la prevención y el combate a la corrupción. Cabe destacar la elaboración de una ley modelo para la prevención de los conflictos de intereses de quienes desempeñan funciones públicas.

- Seguiremos avanzando en nuestra “Misión de Apoyo Contra la Corrupción y la Impunidad en Honduras” (MACCIH), cuyo elemento fundamental de nuestra labor radica en la implementación de las recomendaciones del MESICIC.

Somos conscientes que la lucha contra la corrupción no le compete exclusivamente y de manera aislada a nuestra Organización o a las autoridades públicas de nuestros Estados. Por esto hemos creado vías para ampliar la colaboración e intercambio con los representantes de la sociedad civil, el sector privado y otros importantes actores sociales.

Desde la Secretaría General de la OEA, haremos lo que nos corresponde y nuestros países podrán contar con nuestro apoyo para que su compromiso de combatir la corrupción, consagrado como acción prioritaria en la Visión Estratégica de la Organización, sea más efectivo y redunde más claramente en beneficio de sus ciudadanos y nos permita fomentar la transparencia en la actuación pública, evitar el saqueo del erario público, y combatir de una vez por todas la impunidad de los corruptos.