Discursos

CÉSAR GAVIRIA TRUJILLO, SECRETARIO GENERAL DE LA ORGANIZACION DE LOS ESTADOS AMERICANOS
EN LA CONFERENCIA DE LOS ESTADOS PARTE EN LA CONVENCION INTERAMERICANA CONTRA LA CORRUPCION

2 de mayo de 2001 - Buenos Aires,Argentina


Constituye para mi un honor intervenir en esta Conferencia en la que los Estados parte en la Convención Interamericana contra la Corrupción se reúnen con el propósito de analizar y adoptar un mecanismo para el seguimiento del desarrollo e implementación de este tratado.

Agradezco al Gobierno del Presidente De la Rua por hacer de Buenos Aires, la sede de nuestra reunion y por el respaldo brindado a este proceso. Reconozco la presencia en este acto del señor Ministro de Justicia y Derechos Humanos, Don Jorge de la Rua, así como el apoyo brindado por José Massoni, y Roberto de Michele. Registramos tambien el buen trabajo Mauricio Alice al frente de l Grupo de Probidad y Etica cívica de la OEA.

El Banco Interamericano de Desarrollo nos brindo su apoyo financiero, como lo ha hecho para asistir a algunos países en la implementación de la Convención contra la Corrupción. La presencia en esta reunión de su Consejero Jurídico, James Spinner, confirma la voluntad del BID de colaborar en este proceso.

Una semana después de la Cumbre de Québec, y en el pais que será la sede del próximo encuentro de los Jefes de Estado y de Gobierno de las Américas, nos encontramos para avanzar en sus mandatos.

La convención fue el resultado de lo dispuesto en la Cumbre de Miami en tiempos en que apenas se reconocia que el tema de la corrupción podia ser parte de la Agenda Internacional. Los intentos que se habían realizado para promover iniciativas de esta naturaleza habían fracasado tanto en las Naciones Unidas como en la OCDE. De hecho, en la OCDE, los Estados más desarrollados , durante muchos años, se habían negado sistemáticamente a asumir compromisos que los vincularan jurídicamente en el combate contra la corrupción. Era, entonces, bien conocido que la legislación de algunos de esos países no sólo no castigaba a sus nacionales por sobornar a funcionarios de otros Estados, sino que, aún más, les permitía descontar de sus impuestos los sobornos pagados en el extranjero.

En las Americas los Estados asumieron este encargo con seriedad y deligencia y así, contra el escepticismo de muchos adoptaron la Convención Interamericana contra la Corrupción en una Conferencia Especializada de la OEA, realizada en Caracas, en el 1996. Fue el resultado de un proceso participativo que permitió enriquecer y perfeccionar su contenido y alcances. Así, ella abrió camino y se convirtió en el primer tratado en la materia, y el que refleja la estrategia más completa e integral para combatir la corrupción.

Los Estados llegaron al convencimiento de que la convencion no era el punto de llegada sino el primer gran paso para enfrentar colectivamente ese problema. En 1997, se aprobo tambien un programa interamericano para combatir la corrupción.

En el marco del Grupo de Trabajo sobre Probidad y Etica Cívica, los Estados han dado avances de importancia: las recomendaciones del Simposio de Santiago, los resultados de la sesión especial con representantes de gobiernos, organismos internacionales y representantes del sector privado y de la sociedad civil, así como la elaboración de un cuestionario cuyas respuestas serán de gran utilidad para el mecanismo del cual ustedes se van a ocupar.

Sin lugar a dudas, la eficiente labor de este Grupo durante los últimos meses fue la que permitió la negociación y oportuna adopción de la recomendación del Consejo Permanente, así como la reunión de expertos para preparar esta Conferencia de los Estados parte en la Convención. El Grupo también inicio la consideración de un tema de especial trascendencia como es el de la responsabilidad de las empresas privadas en el combate contra la corrupción.

Desde la Secretaría General de la OEA hemos venido apoyando el proceso de ratificación de la Convención y en breve con recursos de la recien creada Agencia de cooperación vamos a fortalecer esa tarea; ejecutamos un proyecto "piloto" en Centroamérica, con el fin de asistir a los países de esa región en los procesos de reforma necesarios para adecuar sus ordenamientos jurídicos a las medidas preventivas dispuestas en la misma; hemos creado un sistema de información a través de internet y una red interamericana de instituciones y expertos contra la corrupción.

Asimismo estamos trabajando con el Foro Interparlamentario de las Américas en lo que tiene que ver con el papel que corresponde a los Congresos en materia de control político, así como con respecto a las normas de ética de sus miembros. Hemos colaborado con la iniciativa surgida de la reunión de Ministros de Justicia y liderada por el Gobierno de Canadá, de crear una red de asistencia legal mutua.

En unión de la Fundación para las Américas y diversas instituciones, hemos auspiciado una iniciativa en materia de capacitación en periodismo de investigación.

Como resultado de todo ese proceso, los Estados han tomado consciencia de la importancia de esta Convención como Carta de Navegación de nuestra acción colectiva contra la corrupción. Es uno de los instrumentos que ha sido firmado y ratificado en forma más rápida: contamos con 26 Estados signatarios y 22 Estados parte.

Esta Conferencia hace parte de ese recorrido que iniciamos en Miami. Muchos nos demandan que existan mecanismos adecuados de seguimiento de su implementación y cumplimiento. El tema del seguimiento no es algo nuevo o extraño para los países miembros de la OEA que lo usan en relacion con otros instrumentos. Nuestra Asamblea General,dispuso que se analizaran los mecanismos existentes y se formulara una recomendación sobre el modelo más apropiado .

El Grupo de Probidad y Etica Cívica, cumplió con este encargo. enriquecido por el trabajo de la reunión preparatoria de expertos. Permítanme referirme a algunos de los temas contenidos en la propuesta que viene a consideración de ustedes.

En primer lugar, quisiera destacar los propósitos que han sido definidos los cuales logran un adecuado balance entre la necesidad de dar seguimiento a los avances alcanzados por los Estados y el fin último de facilitar la cooperación entre ellos .

En segundo lugar, conviene realzar que el mecanismo se desarrollará en el marco de los principios establecidos en la Carta de la OEA: respeto por la soberanía, no intervención, igualdad jurídica de los Estados.

En tercer lugar, son particularmente apropiadas las características definidas para el mecanismo: imparcialidad y objetividad en su operación y en las conclusiones a las que arribe, así como la ausencia de sanciones. Su objetivo no es calificar o clasificar a los Estados sino fortalecer la cooperación entre ellos.

En cuarto lugar, merece destacarse el adecuado equilibrio que se busca establecer entre la confidencialidad y la transparencia en sus actividades. En este sentido, son muy importantes las previsiones sobre la publicidad del reglamento y procedimientos del Comité de expertos, de la selección de temas y la metodología, de la selección de los países y del informe final.

En quinto lugar, quisiera mencionar que si bien el mecanismo tiene un carácter intergubernamental, se ha previsto que pueda recibir opiniones de la sociedad civil y que el Comité, en sus normas de procedimiento, regulará su participación.

Finalmente se dispone que el Comité de Expertos tendrá su sede en la OEA y que las funciones de Secretaría serán ejercidas por la Secretaría General de nuestra Organización.

Hay algunos temas por definir, pero estoy seguro que sobre ellos ustedes llegarán a acuerdos para el propósito último de adoptar un mecanismo de seguimiento.

En Quebec, nuestros Jefes de Estado y de Gobierno reconocieron que "la corrupción menoscaba valores democráticos básicos, representa un desafío a la estabilidad política y al crecimiento económico y, por tanto, amenaza los intereses vitales de nuestro hemisferio".

Los mandatarios se comprometieron a reforzar "nuestra lucha contra la corrupción" y, como parte de ese esfuerzo colectivo, a apoyar, "en el menor tiempo posible el establecimiento de un mecanismo de seguimiento. Aquí estamos en Buenos Aires para cumplir con ese encargo de los mandatarios de las Américas.

Gracias a todos los representantes de los Estados Americanos por su presencia en esta Conferencia y al pueblo argentino por su generosa acogida y hospitalidad.