Discursos

CÉSAR GAVIRIA TRUJILLO, SECRETARIO GENERAL DE LA ORGANIZACION DE LOS ESTADOS AMERICANOS
DURANTE EL PRIMER PERÍODO EXTRAORDINARIO DE SESIONES DE LA CICAD

11 de diciembre de 2000 - Washington, DC


Señor Lancelot Selman, Presidente de la CICAD

Dra. Mildred Camero, Vice-Presidenta de la CICAD,

Señor David Beall, Secretario Ejecutivo de la CICAD,

Señoras y Señores delegados,

Es para mí un motivo de satisfacción el estar reunido con ustedes y darles la bienvenida aquí en Washington para el primer período extraordinario de sesiones de la CICAD. Y es realmente un período extraordinario. Estas sesiones se convocaron para culminar con un trabajo que ha sido arduo y exigente, pero al mismo tiempo excitante y enriquecedor. Un trabajo que simboliza la transformación que se ha operado en los países de la región en materia de la lucha contra las drogas.

Hace dos años y medio, en Santiago, los Presidentes y Jefes de Gobierno de las Américas entregaron a la CICAD un mandato que muchos, desde afuera, consideraron utópico: establecer un mecanismo único y objetivo de carácter gubernamental y multilateral, que permitiera evaluar los progresos individuales y colectivos frente a todas las manifestaciones del problema de las drogas en el hemisferio. Al concluir estas sesiones el próximo viernes, ustedes podrán decir con satisfacción y orgullo: misión cumplida.

El establecimiento del mecanismo de evaluación multilateral representó un reto inmenso. En efecto, no era fácil garantizar que el producto final incluyese todas las virtudes que se esperaban de él y evitara las falencias y debilidades que los escépticos anunciaban serían inevitables.

En este empeño, podemos identificar tres fases. La primera, fue la del diseño, para lo cual este foro decidió crear un Grupo de Trabajo Intergubernamental, el cual estableció el marco conceptual para el mecanismo. Estos lineamientos son fundamentales, pues garantizan la validez y legitimidad del MEM mismo. Entre ellos, cabe recordar, están los principios de respeto a la soberanía, a la jurisdicción territorial, y al orden jurídico interno de los Estados, la reciprocidad, responsabilidad compartida, integralidad y equilibrio, todos ellos inspirados de la Estrategia anti-drogas en el hemisferio adoptada en 1996.

El MEM así diseñado, con su detallada lista de indicadores, colmó las expectativas más exigentes. El sistema de aplicación del mismo es igualmente valioso. La participación de expertos provenientes de todos los Estados, la posibilidad de establecer un diálogo con los gobiernos para obtener la información y permitir la revisión de las evaluaciones, garantizan la transparencia, la imparcialidad, la equidad y la seriedad de las valoraciones y anotaciones realizadas por los expertos. Finalmente, el producto final es esencial. Se trata no de sancionar sino de realizar recomendaciones específicas y constructivas que puedan traducirse en decisiones de política nacional y hemisférica para mejorar la lucha contra las drogas y la cooperación.

La segunda etapa de este proceso fue la realización del primer ejercicio de evaluación por parte del Grupo de Expertos Gubernamentales, realizado a lo largo de este año. Los 34 expertos designados por sus Estados trabajaron arduamente para adelantar sus tareas de manera seria y responsable y lo hicieron bajo una gran presión de tiempo, para poder entregar a ustedes sus conclusiones oportunamente.

Hoy estamos dando inicio a la tercera y última etapa del proceso en cumplimiento del mandato de la Cumbre. Reasumen ustedes hoy la inmensa responsabilidad de finiquitar las evaluaciones, refinar las recomendaciones y afinar el mecanismo para fortalecerlo y perfeccionarlo. Sus conclusiones serán entregadas a los Jefes de Estado y de Gobierno en la Cumbre de Quebec completando así el ciclo.

Esta primera evaluación es de particular importancia. Nunca antes se había realizado una valoración de los avances y desafíos presentes frente al flagelo de las drogas en el hemisferio. El MEM se constituirá en el punto de referencia fundamental para el futuro de las acciones de nuestros países contra las drogas.

Con él, podemos decir que hemos logrado establecer un esquema institucional y político integral. Contamos con un compromiso político indeclinable --al más alto nivel-- para trabajar juntos para superar y doblegar el problema de las drogas; hemos acordado unos principios y unas líneas directrices de política general comunes, plasmados en la Estrategia anti-drogas del Hemisferio; tenemos en la CICAD un foro político de discusión y una herramienta técnica de cooperación; y poseemos ahora un instrumento de seguimiento y evaluación que nos permite saber donde nos encontramos y nos señala la dirección a seguir.

Señor Presidente, señoras y señores,

Permítanme, aprovechando esta sesión de trabajo compartir con ustedes algunas reflexiones personales sobre varios elementos que creo fundamentales de cara a la responsabilidad que tienen frente a nuestros mandatarios.

Los Jefes de Estado y de Gobierno esperan dos elementos claros del MEM. Primero, que refleje, de manera honesta y directa, sin tapujos ni hipocresías, las realidades que enfrentamos en materia de lucha contra las drogas. Y segundo, que señale de manera propositiva y concreta remedios, enmiendas e iniciativas para progresar en la lucha contra las drogas. No es este un ejercicio de autocongratulación ni de desesperanza.

He tenido la oportunidad de leer el proyecto de informe hemisférico puesto a su consideración. Es posible que para algunos el panorama descrito allí sea muy pesimista y negativo. Creo por el contrario que en su franqueza y realismo radica su legitimidad y utilidad.

En el informe hay motivos de preocupación. Ello es innegable. El crecimiento del consumo, la disminución de la edad promedio de primer consumo, la emergencia de nuevas drogas y la disponibilidad y grado de pureza de las existentes son señales de alerta. Pero recuerden ustedes que se está estableciendo el punto base, el año cero, por así decirlo, de la política anti-drogas en el hemisferio.

Pero también hay muestras serias de que los gobiernos del hemisferio, individualmente y de concierto, están avanzando para mejor combatir el fenómeno en todas sus dimensiones. Prueba de ello son las nuevas herramientas para la cooperación, la asistencia técnica mutua, la creación de instancias nacionales especializadas y la adopción de planes nacionales para combatir las drogas y de planes de prevención del consumo en las escuelas.

La evaluación sólo cumple su propósito si a partir de un diagnóstico preciso es capaz de idear políticas y programas para fortalecer lo que está bien y corregir las deficiencias. Por ello es que el conjunto de recomendaciones que ustedes presenten a los mandatarios en Quebec es tal vez la parte más importante de su trabajo, en particular aquellas contenidas en el informe hemisférico. Ellas deben ser orientadas por una visión estratégica que sirva de orientación, pero suficientemente específicas para que su adopción se traduzca en planes de acción concretos. Por ello, creo que sin afectar su globalidad, teniendo siempre en cuenta la necesidad de mantener el enfoque integral de la política, las recomendaciones deben priorizarse y agruparse en función de los aspectos más críticos y urgentes que deben atenderse.

Creo que un elemento esencial que surge del informe es la necesidad de mejorar los sistemas de información, de recolección de datos estadísticos y de análisis epidemiológico. Esto es indispensable para poder prevenir y combatir de manera oportuna las manifestaciones siempre cambiantes del fenómeno de las drogas, el cual ha demostrado tener una extraordinaria capacidad de mutación, adaptación y reubicación. El mejoramiento de los sistemas de información también redundará en un incremento de la eficiencia de las políticas y programas, mediante una valoración más precisa de su impacto.

Otro aspecto claramente identificado en el documento es la necesidad de destinar mayores recursos a los esfuerzos de prevención y tratamiento para reducir la demanda. La tendencia al incremento del consumo en muchos de los países de la región debe ser revertida y para ello la prevención debe convertirse en una prioridad.

En ese mismo sentido, creo que es importante que los gobiernos convoquen a las asociaciones profesionales, a las organizaciones de la sociedad civil, a los académicos para trabajar juntos en un esfuerzo colectivo para ampliar el espectro de las campañas de prevención y evitar así que más jóvenes de la región caigan en la adicción.

Un tercer elemento que creo que debe estar en el centro de sus deliberaciones es la cooperación. No podemos olvidar que este es un problema que trasciende las fronteras y que por ello, enhorabuena, los países han decidido abordarlo de manera creciente en el ámbito multilateral. Sus recomendaciones deben por lo tanto enfocarse también hacia lo que la región como un todo, puede y debe hacer de manera práctica y realista para unir voluntades y facilitar el combate a las drogas.

Más importante aún, ya en el plano político, creo que la región está en la posibilidad de hacer un llamado concreto y directo al resto de la comunidad internacional, y en particular a Europa, para que intensifique sus esfuerzos de control interno y de cooperación con el hemisferio.

Por otra parte, en su agenda está el tomar algunas decisiones sobre el funcionamiento mismo del MEM y su desarrollo futuro. Aquí también permítanme presentarles algunas consideraciones sobre el devenir del mecanismo. Creo que el diseño original del MEM contiene dos disposiciones que juegan un papel crítico en su legitimidad. Se trata de la publicidad y de la periodicidad de los informes.

Para que este mecanismo sea aceptado por todos como un ejercicio serio y responsable se requiere que sus resultados puedan ser sometidos al escrutinio público. Además, una de las premisas de la Estrategia y del MEM mismo es el hecho de que el problema de las drogas afecta a la sociedad en su conjunto, y como tal debe ser enfrentado. En nuestras democracias, las decisiones y prioridades de política requieren del apoyo de los ciudadanos y para concitarlo se requiere que sean informados e integrados al debate. No se puede esperar que nuestros pueblos adhieran a unas políticas y presten su concurso a programas sobre los cuales no han tenido la oportunidad de conocer su lógica, sus motivaciones y sus objetivos.

En ese marco, hacer públicos los resultados de esta primera ronda de evaluaciones servirá a generar un debate estructurado y documentado sobre los desafíos y las prioridades a atender en cada uno de nuestros países, contribuyendo así a generar consensos básicos entorno a las políticas y acciones requeridas para lograrlo.

La periodicidad con la que se realicen las futuras rondas de evaluación debe ser analizado con cuidado. Por una parte, deben tenerse en cuenta los costos y las dificultades de realizarlo anualmente. Podría también pensarse que de no existir un plazo razonable entre la presentación de las recomendaciones de un ciclo y la evaluación siguiente, ésta no podrá incorporar de manera clara los resultados de la aplicación de aquellas.

Pero si las rondas de evaluación están demasiado separadas en el tiempo, y teniendo en cuenta la dinámica de transformación y evolución del perverso fenómeno de las drogas, el MEM no estará en capacidad de reflejar dichos cambios y perderá su función fundamental como instrumento de formulación de políticas, de adaptación y de proyección de los desafíos por venir.

Varias opciones pueden buscarse para hacer compatible todo lo anterior. Una de ellas, es la de hacer ejercicios anuales pero sobre un subconjunto de los indicadores, concentrándose un año en los aspectos de reducción de demanda, el siguiente en los de control e interdicción, y así sucesivamente. Personalmente, creo sin embargo que las evaluaciones deberían hacerse cada año sobre el conjunto de los indicadores. Sólo así se logrará un monitoreo preciso, integral y continuo de la situación, y podrán identificarse los signos precursores de las nuevas mutaciones del problema, dando así la oportunidad de prevenirlos o resolverlos cuando aún es tiempo.

Señoras y señores,

No tengan duda respecto de la importancia de su trabajo. En su calidad de asesores de política del hemisferio, ustedes juegan un papel fundamental para sostener y mantener viva y activa la voluntad política de nuestros gobiernos y sociedades frente al problema de las drogas.

Los increíbles desarrollos logrados en el marco de CICAD desde la adopción de la estrategia hemisférica en el 96, y en particular durante estos dos últimos años, son el resultado de esa clara decisión de los gobiernos de combatir y prevalecer frente al desafío de las drogas. La región debe mantener ese ímpetu y esa dinámica. Eso se logra con hechos y con resultados serios y útiles como esta primera ronda de evaluaciones y recomendaciones en el marco del MEM.

Quiero, al reiterarles el voto de confianza que el hemisferio entero ha depositado en ustedes, desearles que esta última e intensa semana de trabajo sea tan fructífera y enriquecedora como los dos últimos años.

Muchas gracias