Discursos

CÉSAR GAVIRIA TRUJILLO, SECRETARIO GENERAL DE LA ORGANIZACION DE LOS ESTADOS AMERICANOS
EN LA SEGUNDA REUNION DE LA RED DE LEGISLADORES DE LAS AMERICAS

1 de abril de 2000 - San José, Costa Rica


Señores legisladoras y legisladores, representantes de los pueblos de las Américas.

Mis congratulaciones a los amigos del Diálogo Interamericano por la dedicación y el esfuerzo sostenido por más de dos años que ha permitido consolidar esta Red de Legisladores Líderes de las Américas. Este proyecto lo iniciamos con recursos del Congreso de los Estados Unidos y el decidido apoyo del Dialogo Interamericano, y le hemos podido continuar por el apoyo que hemos recibido del Gobierno y el Congreso Canadiense. En la OEA apreciamos mucho esta iniciativa de dialogo político que iniciamos hace un par de anos en Republica Dominicana. Hemos logrado así que nuestros organismos legislativos contribuyan, de manera más efectiva y decidida, a los grandes propósitos que se han trazado nuestros pueblos y nuestros gobernantes, y que hoy forman parte central de la vigorosa agenda común de integración de las Américas que nos hemos trazado.

Acabamos de concluir por lo demás una reunión de tres días por iniciativa del Congreso Canadiense en la que los Presidentes de las Comisiones de Relaciones Exteriores de 29 países americanos han avanzado en la creación de un Foro Parlamentario que sin duda va a complementar el significativo y pionero esfuerzo que hemos adelantado con el concurso de todos ustedes.

Quiero al comenzar, agradecerles su presencia que nos llena de satisfacción puesto que ustedes representan la voz, el conjunto de las expresiones de los pueblos americanos. A nuestros anfitriones, la Asamblea Legislativa de Costa Rica, en la persona del Doctor Carlos Vargas Pagán, Presidente de la Asamblea Legislativa, nuestra gratitud por facilitar este foro en tierra costarricense, donde de manera especial han florecido los valores de democracia, respeto por los derechos humanos y justicia social que hoy nos congregan a todos los americanos.



Señores legisladores:



El Milenio que comienza nos enfrenta a grandes desafíos y oportunidades para continuar avanzando en los caminos de la integración y la cooperación. Hoy nuestros pueblos se sienten más próximos, mas socios de una empresa colectiva, hermanados por un conjunto de valores comunes, abrigando los mismos anhelos de paz, justicia e igualdad, atados por un conjunto de lazos culturales, históricos y geográficos.



Quisiera referirme a tres de los temas de la densa agenda que ustedes se han impuesto.

Comienzo por el tema de la integración americana y la creación del ALCA dentro del plazo del año 2005 que acordaron nuestros gobernantes. Se trata de un proceso que de lejos trasciende los aspectos puramente comerciales o de inversión. Es de veras la más vasta empresa económica y social que se han impuesto nuestras repúblicas desde que surgieron a la vida independiente. El proceso está acompañado por la impresionante agenda interamericana surgida del proceso de cumbres y que se desarrolla de manera paralela con las negociaciones comerciales. En este aspecto la creación del ALCA es fundamentalmente diferente a las negociaciones en el seno de la OMC.

Recién han comenzado en Miami esas negociaciones del ALCA. Estuvieron precedidas por tres anos de arduo trabajo preparatorio. Al concluir este proceso fue impresionante el grado de voluntad política que se reflejo en los acuerdos sobre la ruta que debemos seguir, los objetivos y principios de las negociaciones, las áreas de disciplina comercial a ser incluidas, las sedes y subsedes de las negociaciones, quienes van a presidir las múltiples reuniones a todo lo largo del proceso hasta su conclusión, así como el apoyo de tipo técnico y administrativo.

Se produjo así una sensación de gran equilibrio entre todos los grupos subregionales, y esto a su vez facilita las negociaciones y evita retrasos y dilaciones innecesarias en las muy difíciles discusiones que nos esperan. Desde la reunión Ministerial de San José, pasando por el lanzamiento de las negociaciones por los Jefes de Estado y Gobierno hasta la reunión Ministerial de Toronto, el proceso ha estado avanzando de manera sustancial.

En el último año cerca de 900 negociadores de los 34 países se han estado reuniendo en Miami y han avanzado significativamente en identificar los enfoques y metodologías en cada una de las áreas y en iniciar el desarrollo de un posible texto de los capítulos del eventual acuerdo del ALCA. A estos muy significativos logros se suma el que se hayan tomado un conjunto de medidas de facilitación del comercio que representan para la comunidad empresarial y para los ciudadanos de todas las Américas beneficios concretos y tangibles del proceso.

Las instituciones Multilaterales OEA, BID, CEPAL han brindado un significativo apoyo logístico y sustantivo. Se ha difundido entre el público un volumen de información sin precedentes, confiable y compartida por todos. Son fundamentales también las acciones de cooperación y asistencia técnica que estamos desarrollando para la formación y entrenamiento de negociadores, el acceso a la información y el fortalecimiento institucional, especialmente en beneficio de las economías pequeñas.

Quisiera ahora referirme a como estamos avanzando con determinación para la evaluación de las políticas nacionales de drogas de todos los países. Con ello estamos creando un entorno de mayor cooperación y abandonando el unilateralismo que ha creado un clima de desconfianza dañino para las relaciones hemisféricas. No hay duda de que el Mecanismo de Evaluación Multilateral significa un cambio fundamental en la discusión sobre el problema de la droga. Es evidente que estamos dejando atrás años de confrontación y de recriminaciones y, en cambio, nos estamos embarcando en un dialogo cooperativo y constructivo; estamos hablando un lenguaje común y compartimos una visión de como liberar a nuestras sociedades del flagelo de las drogas.

Estamos trabajando sobre los principios de responsabilidad compartida, reciprocidad, respeto por la soberanía nacional y un enfoque integrado, balanceado y comprehensivo. Esta basado en cuatro elementos de la Estrategia Hemisférica que se acordó previa a la adopción del mecanismo: fortalecer los planes antidrogas; prevención y tratamiento; reducción de la producción y mejoramiento en la interdicción y la aplicación de la ley; como también políticas especificas contra el lavado de dinero y el uso ilegal de químicos para la producción de drogas.

El diseño garantiza transparencia, imparcialidad e igualdad, una evaluación objetiva con la participación de todos los estados, y está basado en reglas y procedimientos mutuamente establecidos. El mecanismo no está diseñado para responsabilizar o sancionar a los países. Por el contrario, está dirigido a crear un foro para discutir abiertamente como mejorar nuestros esfuerzos y como compartir experiencias de una manera colectiva. El mecanismo está dirigido a fortalecer la confianza mutua, el dialogo y la cooperación hemisférica.

Al referirnos ahora al tema de la Reforma educativa quiero recordar que nuestros Jefes de Estado y Gobierno hicieron de la Educación el principal instrumento de acción colectiva en pro de la igualdad, de la justicia social y en pro de la capacidad de nuestros países de hacerle frente a los desafíos de la globalización.

Preocupan los llamados de muchos analistas que hablan de manera creciente de una separación radical entre los sistemas educativos de la región y las necesidades más apremiantes de la comunidad hemisférica de naciones. A ellos preocupa la baja calidad de la mayor parte de la educación pública, su declinante rol en la promoción de la movilidad social, la debilidad de la educación técnico-vocacional en el ámbito de la secundaria y la proliferación de sistemas universitarios sobre-expandidos, caracterizados por la existencia de muchos establecimientos de baja calidad.

A pesar de la disminución en la tasa de analfabetismo y del aumento en los años de escolaridad que hemos alcanzado en las ultimas décadas, no hay duda de que en materia educativa estamos rezagados frente al mundo industrializado y a otras regiones de similar desarrollo como el sudeste asiático. No sólo nuestra inversión por estudiante es menor, sino que en los pocos estudios comparativos que se han hecho, nuestros escolares obtienen los peores resultados frente a los de otras naciones.



Además, documentos realizados por el Banco Interamericano de Desarrollo y el Banco Mundial permiten inferir que los problemas de distribución del ingreso, que hacen de nuestra región la más inequitativa del planeta, tienen que ver mucho más con las deficiencias de nuestro sistema educativo que con otro tipo de factores. Ya pocos disputan que en las Américas, a más y mejor educación, más y mejor distribución del ingreso nacional.

Y cada día es mas claro también que no basta tan sólo con disponer de mas recursos. Existen muchos problemas en el marco institucional y en la calidad de las políticas sociales y educativas de nuestros países. Se da una diferencia dramática en la calidad de la educación que reciben los estratos más pobres, más atrasados, los indígenas, los jóvenes con peores niveles de nutrición y la mayor parte de los estudiantes rurales en relación, por ejemplo, con la elite de las escuelas privadas. Ese factor genera un considerable analfabetismo funcional a pesar de la notable mejoría en los índices de cobertura.

Tendríamos que mencionar, también, el sesgo tan grande que existe en favor de entregarle recursos adicionales a los sistemas de educación superior, cuando se sabe que la mayor rentabilidad social se consigue en los sectores de educación preescolar y primaria.

También se presentan problemas de calidad en la educación secundaria y universitaria. Estos son, entre otros, el bajo gasto gubernamental per capita; destinar demasiados recursos a plantas administrativas y pocos a la compra de libros y material didáctico; y la centralización que es un obstáculo para el buen manejo de los planteles. Los profesores, por ejemplo, son empleados por los gobiernos nacionales o estatales y no por las municipalidades o las instituciones, y los directores de las escuelas públicas tienen pocas posibilidades de manejar sus establecimientos en forma efectiva mediante la definición de presupuestos, la adaptación de los insumos educativos a las condiciones locales y la selección de profesores. Los educadores de todos los niveles educacionales están mal formados y peor pagados, y han sido víctimas de los diversos procesos de ajuste que se han puesto en marcha en el continente.

En consecuencia, es necesario preocuparse más por los maestros. Tendremos que ofrecer mejores condiciones de trabajo, aumentar de manera significativa la capacitación, reducir la carga docente y aumentar los salarios para que puedan mejorar sus aptitudes y pasar más tiempo en el aula.

Simultáneamente, habrá que establecer también estándares nacionales de contenido y de rendimiento e indicadores de nivel internacional que nos permitan mejorar los sistemas de evaluación del sistema educativo. También es necesario hacer seguimiento a las políticas de descentralización y a las actividades locales exitosas; crear procedimientos para evaluar procesos que guíen experiencias valiosas de aprendizaje; y focalizar acciones para disminuir las desigualdades y adelantar políticas de fomento a las innovaciones.

En el hemisferio tenemos bastantes experiencias exitosas en estos frentes como también en los de gestión democrática, de enseñanza participativa, de educación para el trabajo y para la ciudadanía responsable, pero ellas no son utilizadas de la manera sistemática para definir una política educativa de largo aliento que todos quisiéramos.

La Declaración de Santiago compromete a los países del Hemisferio a procesos constantes de reforma educacional que consoliden los principios de equidad, calidad, pertinencia y eficacia. Este compromiso surge en un momento cuando en muchos Estados miembros de la OEA se están encarando las tareas de reforma sin consenso y sin respaldo a la puesta en marcha de políticas de descentralización, de administración, evaluación, capacitación o financiamiento. Por otra parte, en muchas áreas se ha intensificado el conflicto entre los actores sociales, entre ellos los ministerios, los sindicatos docentes, las organizaciones estudiantiles y el sector privado. Los Congresos tienen la oportunidad de ejercer su rol moderador para avanzar en la creación de tales consensos y para que la política de educación se convierta en política de estado y trascienda los alcances del gobierno de turno en nuestros países.

Quiero también manifestar el rol esencial de nuestros Congresos en aquellos países donde se dan instituciones demasiado vulnerables o donde aun hay tropiezos o retrocesos en la consolidación de las instituciones democráticas. Tenemos aun un importante camino que recorrer para asegurar el equilibrio de poderes o para garantizar suficiente participación ciudadana en los procesos democráticos. Necesitamos además el concurso de nuestros partidos políticos que son esenciales al articular todos los intereses de los diversos sectores de nuestras sociedades. Es cada día mas claro también el papel de las Instituciones Políticas y Sociales en el adecuado crecimiento de nuestras economías, además del rol que ellas juegan en el fortalecimiento de nuestra democracia.

En el campo de la cooperación interparlamentaria, la OEA a través de la Unidad para la Promoción de la Democracia (UPD) viene colaborando con las legislaturas nacionales, los parlamentos regionales y las instituciones académicas, en la promoción del diálogo y la cooperación interparlamentaria, el fortalecimiento y la modernización institucional, la conformación de redes y foros regionales, la formación de expertos en la materia, la capacitación y actualización de legisladores y asesores y la generación de nuevos conocimientos en el campo legislativo. Se han desarrollado programas conjuntos con los congresos de El Salvador, Honduras, Guatemala, Chile y Bolivia en el ámbito nacional Existe además un esfuerzo incipiente con el Parlamento Andino, con la Comisión Parlamentaria Conjunta del MERCOSUR, con el Parlamento Centroamericano y con el Foro de Presidentes de los Poderes Legislativos de Centroamérica.

Quisiera también mencionar que el impulso de una nueva generación de reformas a lo ancho de nuestro hemisferio impone un vigoroso respaldo de nuestros congresos, una base social más amplia y desde luego abandonar los procedimientos cerrados o autoritarios que se dieron en las primeras reformas en los noventas. Además nos encontramos frente a objetivos que son más dispersos y difusos y sus resultados sólo se verán en el mediano y largo plazo, con grandes dificultades para cuantificar la evolución. Ello no menoscaba la fuerte creencia que nos acompaña de que solo con más reformas, esta vez impulsadas desde los propios parlamentos, así como con más fortalecimiento de los procedimientos democráticos vamos a enfrentar los problemas que aquejan a nuestras democracias.

Como ya lo sugerí en adelante estos temas tienen que ser discutidos con la transparencia y con la fuerza del debate que sólo es posible en los parlamentos. De cara a los ciudadanos, considerando sus opiniones, construyendo consensos y aprobando la legislación que resulte de un rico proceso democrático.

Por lo tanto, creo que el fortalecimiento de los parlamentos, es una de las más apremiantes tareas públicas que enfrenta el liderazgo político. No existe una democracia verdadera sin un parlamento fuerte. Fuerte en mecanismos de fiscalización y control al poder ejecutivo; fuerte en legitimidad frente a los ciudadanos y la opinión pública; fuerte en representar todos los sectores y tendencias sociales; fuerte en velar por el cumplimiento de la función social del estado; y fuerte, por supuesto, en darle sustento institucional a la lucha contra el terrorismo, el narcotráfico, la corrupción, la pobreza, y a la promoción y defensa de los derechos humanos.

Esto me lleva a reafirmar lo que mencioné en la Reunión Constitutiva de esta Red "Por grande que sea el liderazgo social y político que en nuestras sociedades alcancen a ejercer los medios de comunicación, los sindicatos o los gremios de empresarios, nunca podrán sustituir a los parlamentos en su función democrática de representar todos y cada uno de los intereses de la sociedad; de ser, por excelencia, el escenario del debate político sobre los grandes temas y desafíos".

Señores congresistas e invitados especiales:

Esperamos sus luces, su guía, su respaldo para el proyecto de integración hemisférica y para realizar los cambios institucionales que sean necesarios para asegurar una América donde los ciudadanos puedan ejercer sus derechos y donde prevalezcan los valores de justicia, igualdad y prosperidad para todos que nos unen y convocan.

Gracias al pueblo y a las autoridades de Costa Rica por recibir este selecto grupo que ha llegado convocado por el Diálogo Interamericano lleno de fe y expectativas por fortalecer la democracia y las instituciones parlamentarias.

Muchas gracias.