Discursos

CÉSAR GAVIRIA TRUJILLO, SECRETARIO GENERAL DE LA ORGANIZACION DE LOS ESTADOS AMERICANOS
EN LA INSTALACIÓN DE LA REUNIÓN DE PARLAMENTARIOS DE LAS AMÉRICAS SOBRE LAS MEDIDAS DE FOMENTO DE LA CONFIANZA Y DE LA SEGURIDAD

31 de marzo de 2000 - Washington, DC


Es para mí muy grato el tener la oportunidad de saludarlos nuevamente. Y digo nuevamente porque muchos de entre ustedes participaron en la reunión de Presidentes de las Comisiones de Relaciones Exteriores de los Congresos y Parlamentos de las Americas que se llevó a cabo ayer y anteayer aquí en la sede de la Organización. En la mañana de hoy están ustedes reunidos para revisar y analizar las medidas de fomento de la confianza y de la seguridad en el hemisferio.

Nuestra organización comparte con todos y cada uno de ustedes los esfuerzos para garantizar la paz y la seguridad en la región. La Carta de la OEA establece que uno de sus propósitos esenciales es afianzar la paz y la seguridad en el continente, prevenir las posibles causas de conflictos y asegurar la solución pacifica de controversias que surjan entre los Estados miembros.

Las medidas de fomento de la confianza y de la seguridad son, como su nombre lo indica, un conjunto de acciones, acuerdos y mecanismos destinados a promover la comunicación, la transparencia y la cooperación entre Estados en materia de defensa y seguridad. Estas medidas, y de manera más amplia el tema de la seguridad y la paz en el continente, son parte importante de la agenda de trabajo adoptada por los Estados miembros desde inicios de la década de los noventa.

Lo anterior se explica por la necesidad de revisar el concepto de la seguridad hemisférica, su contenido, sus instituciones y sus alcances, a la luz de las formidables transformaciones que el mundo y nuestro hemisferio han vivido en los últimos quince años.

En este lapso, el esquema bipolar de enfrentamiento que imponía un alineamiento de los países en campos opuestos terminó. Terminó también, a veces coadyudado por el fin de la guerra fría, el tiempo de las dictaduras y los regímenes autoritarios en las Américas. La democracia representativa, con poderes separados y autónomos, se convirtió en la regla aceptada por todos y en el valor primordial --base y objetivo-- de la solidaridad continental.

Este nuevo entorno abrió espacios para construir iniciativas de cooperación y fomento de la confianza, lo cual permitió abordar, de manera franca y abierta, temas que antes parecían vedados. El primer paso en esta dirección fue la creación de la Comisión de Seguridad Hemisférica del Consejo Permanente de la OEA, un foro especializado de intercambio de ideas, negociación y construcción de consensos para avanzar en la consideración de los aspectos relacionados con la seguridad hemisférica.

Uno de los temas que se planteó desde sus inicios la Comisión era la necesidad de compartir experiencias y constituir sobre esas bases un acervo común de medidas destinadas a fomentar la confianza y la seguridad entre los Estados. Para tal efecto, se realizó una reunión de expertos en Buenos Aires, en 1994. Posteriormente, se han convocado Conferencias, en Santiago de Chile en 1995 y en San Salvador en 1998, durante las cuales los países miembros de la OEA identificaron 20 medidas concretas. No entraré en el detalle de estos procesos pues sé que serán el objeto de presentaciones detalladas más adelante por parte del Embajador Carlos Portales de Chile y la Embajadora Margarita Escobar de El Salvador.

Lo que quisiera resaltar es la importancia y la profundidad de los avances alcanzados hasta ahora en la Organización. El primer elemento a destacar es la rapidez con la que se han alcanzado los consensos sobre los que se basan las decisiones adoptadas. Esto es una prueba fehaciente de la voluntad y el compromiso de los países de la región con la construcción de un continente de paz, cooperación y progreso.

El segundo aspecto se refiere a los tipos de medida que se han podido establecer. Tradicionalmente, se considera que las medidas de fomento de la confianza y de la seguridad se clasifican como de primera, segunda o tercera generación, en función de la confianza y el diálogo establecidos entre las partes. Así, las de primera generación se centran en la transmisión voluntaria de información y en el establecimiento de mecanismos de comunicación e intercambio. Las de segunda generación son vinculantes y de obligatorio cumplimiento, y pueden incluir mecanismos de verificación y medición. Finalmente, las medidas de tercera generación contemplan la prohibición de ciertos tipos de armamento o de ciertos tipos de ejercicios militares. El conjunto del proceso se encamina a posibilitar el inicio de conversaciones y negociaciones de limitación de armas y desarme.

En las Américas, hemos adoptado decisiones de los tres tipos. Por ejemplo, el año pasado en Guatemala, la Asamblea General adoptó la Convención Interamericana para la Transparencia en la Adquisición de Armas Convencionales. Este importante instrumento convierte en obligatoria, una medida voluntaria, de reporte sobre la compra y la venta de armas convencionales, y pone al hemisferio en la vanguardia mundial en este tema. El Embajador Leite Barbosa del Brasil, uno de los copatrocinadores de la iniciativa les hablará del tema más adelante. Permítanme solamente hacer un llamado para que un todos los países, y en particular aquellos que producen o poseen armamento cubierto por la Convención, la ratifiquen en un próximo futuro.

Otro ejemplo, aún más significativo, es el papel pionero de la región en materia de control y prohibición de armas. El Tratado de Tlatelolco creó, en 1967, la primera área libre de armas nucleares en el mundo. Los países de América Latina y el Caribe se comprometieron a nunca desarrollar ni permitir la presencia de armas nucleares en sus países. Tlatelolco se convirtió así en el modelo a seguir y ha sido imitado por otras regiones. El Embajador Claude Heller, de México, país impulsor y depositario del Tratado, les hablará de él en más detalle.

La región fue la primera en imponer, por una consideración humanitaria, una moratoria en el uso y producción de minas anti-personal. Los mismos estados se asociaron al proceso en el ámbito global que, liderado por Canadá, culminó en la adopción y posterior entrada en vigor de la Convención de Ottawa, que prohibe su empleo, transferencia y producción, y obliga a la destrucción de los inventarios existentes.

Señores Parlamentarios,

Las medidas de fomento de la confianza y de la seguridad han revelado ser una herramienta útil, versátil, y efectiva para aclimatar un clima de diálogo y transparencia que permita avanzar en la consolidación de la paz y hacia la disminución de tensiones y riesgos que puedan ponerla en peligro. Puede decirse que el proceso de adopción de medidas de fomento de la seguridad y la confianza se ha convertido en piedra angular y base para muchas tareas en materia de seguridad y defensa en el hemisferio.

Ustedes, son parte integral de este proceso. En efecto, la primera de las medidas acordadas en la Reunión de San Salvador en 1998 fue precisamente "estimular contactos y cooperación entre los legisladores sobre las medidas de fomento de la confianza y temas relacionados con la paz y la seguridad hemisférica, incluyendo la realización de encuentros, intercambio de visitas y una reunión de parlamentarios a fin de fortalecer el proceso". Con esta reunión estamos dando cumplimiento a este mandato. Esperamos que sirva para incentivar nuevas iniciativas similares entre los Estados, de acuerdo a sus intereses y necesidades.

Ustedes, en su calidad de representantes legítimos de los pueblos americanos, son un engranaje esencial en el proceso de fomentar la confianza y estrechar aún más los vínculos de amistad y cooperación que unen a los países del continente. El diálogo y la concertación, el intercambio de ideas y la discusión facilitan la comprensión mutua, promueven el acercamiento y eliminan potenciales desconfianzas y recelos. Los Congresos de las Américas están llamados a jugar un papel preponderante hacia este fin garantizando que los canales de comunicación se mantengan siempre abiertos y activos.

De otra parte, en la esfera nacional, a Ustedes corresponde la tarea de aprobar las leyes que permiten la ratificación de los tratados y convenciones que, como bloques fundamentales, están cimentando la estructura del edificio de la paz y la seguridad hemisféricas. Estoy convencido que su participación en este tipo de foros les dará un complemento útil en la comprensión de los objetivos, las razones y del marco general en el cual se negocian y aprueban dichos instrumentos.

Finalmente, las medidas de fomento de la confianza y de la seguridad que se han aprobado en el marco de la OEA no se aplican exclusivamente en el marco de la organización. Por el contrario, sirven de marco de referencia y están basadas precisamente en las iniciativas y experiencias bilaterales o subregionales existentes. Por lo tanto, sus aportes como legisladores y representantes de la voluntad popular pueden ser de gran utilidad en esas instancias.

Señoras y Señores,

La paz y la seguridad hacen parte integral de las aspiraciones de nuestros pueblos y uno de los objetivos esenciales de esta Organización. La participación y la vinculación de ustedes y, a través suyo de los parlamentos y cuerpos legislativos de todo el continente, a este esfuerzo de construcción de nuevos espacios y dinámicas es garantía de su éxito.

Al reiterarles la bienvenida a esta Casa de las Américas, quiero invitarlos a que sigan contribuyendo con el futuro de paz, prosperidad, democracia que anhelamos todos.

Muchas Gracias.