Discursos

CÉSAR GAVIRIA TRUJILLO, SECRETARIO GENERAL DE LA ORGANIZACION DE LOS ESTADOS AMERICANOS
EN EL FORO COMERCIAL CENTROAMERICA/ESTADOS DEL SUR - REUNIÓN ANUAL DE LA ASOCIACIÓN DE GOBERNADORES SUREÑOS

30 de agosto de 1998 - Puerto Rico


Quiero comenzar por agradecer al Gobernador Pedro Roselló y a la Asociación de Gobernadores Sureños por invitarme a hablar sobre un tema tan trascendente como lo es la creación de un mercado hemisférico en el cual todos podamos lucrarnos de los beneficios de la integración continental. Me honra dirigirme a este prestigioso público de dirigentes y empresarios de Estados Unidos y América Latina y el Caribe, que tendrá también la ocasión de presenciar la reunión Cumbre de los presidentes de América Central con los gobernadores de los estados sureños. En esta reunión se han compartido opiniones y experiencias sobre las oportunidades, los problemas y los desafíos que se han encontrado en el mercado hemisférico y, ahora que finaliza, es también ocasión propicia para compartir con ustedes algunas ideas sobre el proceso de integración en las Américas.

El tema de esta reunión "Un mercado americano: El sur mira hacia el sur" es totalmente consistente con la manera como en la década de los noventas el comercio entre los Estados Unidos y sus vecinos sureños de América Latina y el Caribe ha continuado creciendo de manera consistente, y en cifras que son el doble del crecimiento del comercio mundial. América Latina y el Caribe se han convertido así en el mercado de más rápida expansión para las exportaciones de bienes y servicios estadounidenses, una tendencia que, según los analistas, se mantendrá firme en el mediano y largo plazo. Y estamos, igualmente, en vísperas del primer ciclo de negociaciones para la creación de un verdadero mercado americano: el Área de libre Comercio de las Américas. En septiembre, más de 500 negociadores de los 34 países miembros del ALCA se reunirán en Miami para iniciar el proceso negociador que fue decidido por los Presidentes y Primeros Ministros en Santiago hace algunas semanas y que contendrá los temas de acceso a los mercados, como también los denominados en la Ronda Uruguay nuevos temas, como los derechos de propiedad intelectual, servicios e inversiones y políticas de competencia.

Esta reunión es particularmente oportuna porque en los umbrales de esas negociaciones, ustedes constituyen el grupo de ciudadanos mas autorizado para analizar los próximos pasos rumbo al libre comercio en las Américas. Los habitantes y las autoridades de los estados que ustedes representan son algunos de los principales nuevos actores en este esfuerzo encaminado a promover los negocios en todo el hemisferio y a respaldar las normas de intercambio comercial que los faciliten. Las oficinas de desarrollo económico de estados como Florida, Texas, Maryland y Mississippi se encuentran promocionando intensamente sus puertos y aeropuertos, y alientan a sus pequeñas y medianas empresas a exportar hacia nuevos mercados. El propio estado de Puerto Rico, nuestro anfitrión, que ha ofrecido un hermoso escenario para esta importante reunión, se ha fijado importantes prioridades en términos del comercio regional.

Esta actitud es igual a la que puede observarse en los niveles estatal y provincial de México, Argentina y Canadá, donde los gobiernos provinciales que mantienen un contacto estrecho con las empresas locales, están ayudando a establecer nuevos vínculos empresariales y brindan a las empresas los instrumentos apropiados para "salir al mundo". Además, por supuesto, tenemos a los países de América Central y del Caribe, que ya llevan muchos años de esfuerzos intensos para fortalecer las relaciones comerciales y de inversión con los estados sureños de Estados Unidos.

Estas actividades constituyen la esencia del fomento de los negocios en las Américas y, como lo explicaré en unos minutos, ellas son el alma y el corazón de la integración hemisférica. Como ya se ha podido comprobar a todo lo ancho del Globo, los acuerdos comerciales no son los que de manera primaria engendran comercio, sino que siguen la actividad empresarial. El impulso para este esfuerzo surge de la red de los hombres y las mujeres de empresa de las Américas, ansiosos de que sus gobiernos eliminen las barreras que traban sus actividades comerciales y de inversión. Es posible vigorizar esa red e incorporarla en mayor grado a los debates nacionales en torno al ALCA. Si trabajamos juntos, nuestros gobiernos estarán bien informados a fin de diseñar sistemas comerciales basados en la experiencia de los verdaderos comerciantes a escala local.

El tema de mis comentarios de hoy es la creación de un mercado de las Américas, pero el ALCA está ayudando a los países a crear mucho más que mercados, porque está creando una verdadera asociación para encarar los retos y desafíos de manera colectiva. A medida que se acerca el fin del milenio y desde la isla de Puerto Rico, el Puente de las Américas, miramos hacia el siglo XXI para analizar los pasos que podemos dar para que esas oportunidades se hagan realidades. Por esto es sumamente apropiado que hayamos comenzado a establecer el marco para las relaciones interamericanas durante el siglo próximo.

En las Cumbres de las Américas celebradas en Miami, en 1994 y en Santiago de Chile, en abril de 1998, los gobiernos y la OEA han puesto en marcha un amplio conjunto de acciones para responder a las prioridades expresadas por nuestros pueblos. Un horizonte de integración, paz y democracia. Pero también de igualdad, justicia, solidaridad, preservación del medio ambiente, crecimiento y prosperidad. Y al mismo tiempo uno que pueda hacerle frente a los problemas que le restan legitimidad a nuestras democracias como son el narcotráfico, el terrorismo, la corrupción y la pobreza extrema.

Sin duda hoy podemos ver con mas claridad como se han clausurado décadas de aislacionismo, de confrontación y de desconfianza. Hemos logrado converger no solo alrededor de los elementos básicos de la democracia, de como defenderla de los peligros que la asechan, sino también en la defensa de los derechos individuales y las libertades publicas. Así mismo compartimos la idea de que la paz, la prosperidad y la estabilidad regionales se construyen mejor sobre la base del comercio abierto y no discriminatorio. También estamos conscientes de que el camino por recorrer es empinado, que nos esperan grandes desafíos y que remontarlos requiere una movilización de todas las energías de nuestras sociedades. En ese transito, el compromiso solidario y activo de los empresarios y del sector privado de nuestros países es fundamental. En los cuatro ejes de la ultima Cumbre de las Américas, educación democracia, integración y comercio y lucha contra la pobreza tiene ustedes una responsabilidad, inspirada en intereses supremos, y también en su propio interés, de contribuir con todos sus esfuerzos y sacrificios para el fortalecimiento del aparato productivo y el logro de los objetivos políticos y sociales que nos hemos propuesto.

Estos objetivos se hallan indisolublemente ligados. La paz y la prosperidad son el fruto de una conducción capacitada y para esto la educación es fundamental, lo cual significa invertir mas en recursos humanos. Una prioridad cardinal fijada en la Cumbre de Santiago fue la educación de todos los habitantes del hemisferio, para preparar ciudadanos autónomos, informados, responsables, tolerantes. Ciudadanos que sean capaces de asumir una actitud critica frente a la información y que adquieran la capacidad de razonar y de aprender por su propia cuenta. Que tengan los conocimientos, los valores, las habilidades para crecer personal y profesionalmente, para ingresar al mundo del trabajo, para competir internacionalmente, para avanzar hacia una mayor igualdad. Como todos lo sabemos, en esta era de la globalizacion el recurso más valioso que posee el hemisferio es su gente, no las riquezas o el territorio. Y para que nuestros ciudadanos tengan acceso a mejores sistemas educativos tenemos que resolver problemas de recursos, de instituciones, de procesos educativos y de calidad de la enseñanza.

Nos hemos propuesto también fortalecer el Sistema Interamericano de Derechos Humanos. Y en el tema del desarrollo sostenible tuvimos un gran avance en la Cumbre presidencial de Santa Cruz de la Sierra, en Bolivia, que nos permitió ser la primera región del mundo en tener un plan para darle cumplimiento a los compromisos de la Cumbre de la Tierra, en Río de Janeiro. También nos hemos concentrado en nuestro desarrollo social y en la superación de la pobreza, en cómo vamos en América a dejar de ser la región mas inequitativa del mundo. Una inaceptable paradoja que este hemisferio rico en recursos y posibilidades haya dejado a millones de sus hijos desamparados, atrapados en las garras de la miseria.

Es esta la principal motivación que nos debe mover para trabajar para la creación de un mercado hemisférico libre de barreras para el comercio y las inversiones. Desde la Cumbre de Miami los países de las Américas han trabajado juntos, forjando un mejor entendimiento en torno a muchos aspectos importantes. Juntos hemos hecho frente a numerosos obstáculos, desde la crisis del peso mexicano y sus efectos en el resto de las Américas, hasta el fracaso de los esfuerzos para que el Congreso de los Estados Unidos autorizara el trámite rápido y la mas reciente presión de la crisis financiera asiática sobre nuestras economías. Cualquiera de estos hechos, por sí solo, habría sido suficiente para sembrar dudas acerca de nuestras ambiciosas metas, pero los países no se han apartado de su cauce orientado al libre comercio. Al contrario, la decisión hemisférica de crear el ALCA ha salido robustecida de cada crisis y, no obstante las dificultades, hoy percibimos un mayor grado de voluntad política y una disposición más firme para superar las dificultades que puedan surgir en el proceso, y sin duda una actitud mas realista y madura sobre nuestras posibilidades y sobre las virtudes y deficiencias de nuestras estructuras económicas.

En esta era de globalización, los vínculos comerciales trascienden las fronteras nacionales y los procesos de producción se encuentran esparcidos por todo el mundo. En el pasado decenio asistimos a una marcada disminución de los costos del transporte y al vertiginoso avance de la revolución informática. A medida que disminuye el costo de las transacciones comerciales con otros países, crece el mercado internacional de bienes, servicios y capitales. Crece constantemente el número de países que participa en el sistema de comercio mundial y, en estas circunstancias, podemos percibir claramente que la integración hemisférica ya no es una opción sino un imperativo. De allí que la necesidad de forjar asociaciones productivas entre empresas de las Américas cobre cada vez más importancia.

El mercado del hemisferio occidental está compuesto por más de 750 millones de consumidores con un PIB total de más de ocho trillones de dólares. El comercio entre nosotros es intenso y desde 1996 nuestros países han intercambiado bienes por valor de más de un trillón de dólares. Este dinamismo se ha visto impulsado, en parte, por las medidas de liberalización adoptadas en los distintos mercados de la región. Merced a la reducción de los aranceles, de un promedio de 40 por ciento en 1980 a 11 por ciento en la actualidad, los países latinoamericanos aumentaron sus compras de bienes en el hemisferio occidental, de 73.000 millones de dólares en 1990 a 200.000 millones en 1997. En forma simultánea con este crecimiento del comercio, América Latina y el Caribe han atraído inversiones extranjeras a un nivel impresionante. Según cifras recientes, en 1997 las inversiones extranjeras en América Latina y el Caribe llegaron a un nivel sin precedentes de 50.000 millones de dólares, casi el doble que en 1995, cuando ascendieron a 30.000 millones.

El comercio de los Estados Unidos con el resto del hemisferio también ha crecido. En el primer semestre de este año, las exportaciones estadounidenses a América Central y América del Sur aumentaron más de ocho por ciento, y las encaminadas a México 19 por ciento.

Han transcurrido casi cuatro años desde que los líderes de nuestros 34 países convinieron en establecer un área de libre comercio que abarcara todo el hemisferio. Durante los tres primeros años se realizaron cuatro reuniones de ministros de comercio, cuatro foros empresariales de las Américas, trece reuniones de viceministros y unas 75 reuniones de grupos de trabajo del ALCA. Este trabajo contribuyó a la creación de un idioma común y ha originado una discusión técnica convergente, ha construido bases de datos e inventarios, se han recopilado estadísticas y normas, se han realizado comparaciones sistemáticas de los distintos acuerdos, y se han conducido estudios detallados en todos los aspectos de las relaciones comerciales.

Los grupos de trabajo que se reunieron en la etapa de preparación han ayudado a identificar las áreas de convergencia y divergencia en los distintos componentes de la negociación con lo cual se ha asegurado una mayor transparencia en el funcionamiento de los distintos regímenes comerciales y de inversión de los distintos países.

Las instituciones multilaterales del Comité Tripartito -la Organización de los Estados Americanos, el Banco Interamericano de Desarrollo y la Comisión Económica de las Naciones Unidas para América Latina y el Caribe- también han movilizado importantes recursos en favor del ALCA. Hemos llegado hasta el público y hemos puesto a su disposición un caudal sin precedentes de información. Hemos ofrecido y seguimos ofreciendo apoyo técnico al proceso del ALCA. En momentos en que los gobiernos ponen en perspectiva lo que habrán de deparar los años venideros, en las organizaciones multilaterales nos esforzamos para asegurar que nuestros mandatos y nuestros recursos nos permitan actuar con eficiencia en esta nueva etapa del proceso del ALCA.

La decisión de iniciar las negociaciones, tomada en la Cumbre de Santiago, pone término a la etapa de los preparativos y ahora comienza la obra real, la obra de creación del ALCA. Los negociadores, a la hora de emprender la tarea de forjar este mercado libre de barreras para el comercio y las inversiones, seguirán teniendo ante sí muchos obstáculos. Permítanme referirme de manera sucinta a algunos de ellos, para luego brindarles algunas consideraciones sobre la forma en que ustedes, en los sectores público y privado, pueden ayudar a impulsar el progreso del comercio entre nuestros países.

En primer lugar, el ALCA se consagrará a liberalizar el comercio e integrar las economías de treinta y cuatro países entre los cuales hay diferencias en cuanto a tamaño y territorio, población y dotación de recursos naturales. En torno a la mesa de negociaciones se sentarán los representantes de dos de las más grandes economías del mundo, como los Estados Unidos y el Brasil, cada uno con más de 100 millones de habitantes, y de países como Antigua y Barbuda, Saint Kitt y Nevis y Dominica, cada uno con menos de 100.000 habitantes, y algunas de las más pequeñas economías del globo. La configuración de una alianza económica entre países tan disimiles como son, por ejemplo, Bolivia y Barbados, Canadá y Chile o Guatemala y Grenada, no será, entonces, una tarea sencilla. Además, las materias de negociación son complejas y variadas, y abarcan numerosas cuestiones comerciales tradicionales y no tradicionales.

Estas negociaciones constituyen una empresa política y técnica que exigirá un gran caudal de recursos humanos y materiales. En muchos casos, los países estarán transitando por territorio desconocido. Afortunadamente, los países han preparado y difundido, con el apoyo de las instituciones del Comité Tripartito, el BID, la CEPAL y la OEA, un volumen considerable de información acerca de los temas que serán motivo de negociación, pero mucho es lo que aún debe hacerse.

Una segunda exigencia es la de asegurar que las oportunidades de participación guarden el mayor equilibrio posible. Los ministros y líderes del hemisferio han reconocido que es necesario incorporar al proceso a las economías más pequeñas facilitando su participación. Para muchos de los países más pequeños, las negociaciones del ALCA constituirán una tarea sumamente ardua, porque muchos no poseen recursos humanos y financieros adecuados y carecen de experiencia en negociaciones comerciales complejas. Algunos gobiernos necesitan, angustiosamente, cooperación técnica para llevar a la práctica sus compromisos en el ámbito de la OMC, y para atender esta situación los jefes de gobierno en Santiago y los ministros en San José solicitaron a las organizaciones hemisféricas brindar asistencia técnica a las economías más pequeñas.

Un mandato apremiante del ALCA es lograr un progreso sustancial para el año 2000 y para ello su concurso es vital. Es imposible poner en práctica acuerdos comerciales eficaces si éstos no cuentan, desde el inicio, con el apoyo de la comunidad empresarial. De hecho son inútiles si carecen de ese respaldo. Por esta razón, les insto a ayudar a los negociadores a abordar algunos de estos problemas, comenzando por definir los medios merced a los cuales ustedes pueden comenzar a formular medidas eficaces de facilitación del comercio que les permitan a ustedes empezar pronto a percibir los beneficios de la liberalización del ALCA lo antes posible.

El ALCA es, más que un acuerdo comercial, una oportunidad estratégica. Así lo han reconocido más de 1.500 dirigentes empresariales que se han reunido en los Foros de las Américas para intercambiar puntos de vista sobre cuestiones relacionadas con el ALCA y para encontrar nuevas oportunidades comerciales y de inversión. No debe subestimarse la participación del sector empresarial en este foro, por cuanto los empresarios y sus asociaciones han contribuido a las deliberaciones ofreciendo análisis técnicos e informaciones acerca de las necesidades del sector privado.

Este esfuerzo garantiza que, desde su comienzo, el proceso será compatible con las aspiraciones y las necesidades del empresariado y que servirá para estimular el respaldo del público al proceso del ALCA. Los gobiernos, el sector privado y la comunidad académica deben ahora trabajar juntos para poner énfasis, de manera clara y persuasiva, en una verdad evidente: la apertura del comercio, en un marco normativo que lo facilite y estimule, consagrado por acuerdo mutuo, constituye la clave de nuestro crecimiento económico con justicia social.

El ALCA avanza en el plano técnico y seguirá haciéndolo. Lo que ahora se requiere es la voluntad y la visión políticas para que se consolide. Les cabe ahora a ustedes, los dirigentes políticos y empresariales de las diversas comunidades, estados y regiones que conforman las Américas, brindar el impulso que permita el fortalecimiento del libre comercio a lo largo y ancho de las Américas.

Al gobernador Don Pedro Rosello gracias por su visión futurista de las relaciones interamericanas y por convertir a Puerto Rico en un puente de negocios y también de hermandad y solidaridad entre los pueblos de las Americanas.

Muchas Gracias