Discursos

CÉSAR GAVIRIA TRUJILLO, SECRETARIO GENERAL DE LA ORGANIZACION DE LOS ESTADOS AMERICANOS
EN LA REUNION DE SEGUIMIENTO DE LA CUMBRE DE LAS AMERICAS

2 de junio de 1996 - Ciudad de Panamá


Hace 18 meses y gracias al liderazgo y a la iniciativa del presidente Clinton, la Cumbre de las Américas interpretó el sentimiento de nuestros pueblos, dejó atrás la desconfianza y los temores, y creó una nueva relación entre los países de las Américas basada ahora en valores y propósitos compartidos y en una profunda voluntad de acción colectiva.

En la OEA hemos trabajado para fortalecer esos valores y principios: defensa y promoción de la democracia, prevalencia del respeto a los derechos humanos, desarrollo sostenible, impulso a la integración de las Américas, lucha contra la pobreza y la desigualdad.

El año pasado en Mountrouis transformamos la agenda de la OEA en función de esos principios dentro del marco de los postulados de nuestra Carta.

Este año que entró en vigencia el CIDI, nuestro principal instrumento de accion colectiva y de cooperación, hemos recogido el espíritu de la Cumbre para que nuestra estructura organizacional se adecúe a esos propósitos y para que el nuevo Consejo facilite, cuando así lo dispongan los países, el seguimiento de otros temas de la Cumbre.

En el marco de la Asamblea General que comienza mañana, ustedes recibirán del Comité de Gestión de Cumbres Interamericanas del Consejo Permanente un informe pormenorizado sobre los avances que ha hecho la Organización.

La OEA ha participado con una multitud de temas del Plan de Acción en la defensa y fortalecimiento de la democracia relacionados con la educación para la democracia, la administración de justicia, la descentralización y los gobiernos municipales, la observación y el mejoramiento de los sistemas electorales, el apoyo a la rama legislativa, la reforma del Estado y la promoción de nuevos mecanismos de participación ciudadana.

Estamos trabajando con intensidad en una estrategia antidrogas para el sigloXXI.

Desarrollamos una exitosa Conferencia Especializada sobre Terrorismo que estableció los principios comunes que asocian a los países americanos y que los compromete en un plan de acción para prevenirlo, combatirlo y eliminarlo.

La Comisión Interamericana para las Telecomunicaciones (CITEL) continúa siendo el gran punto de encuentro de nuestros países en el proceso de avanzar en la revolución de la información compartiendo experiencias, estandarizando lenguajes, desarrollando protocolos que nos apoyen en el proceso acelerado de avance hacia la aldea global.

Hemos estado trabajando con el gobierno de Bolivia en la preparación de la Cumbre Presidencial sobre desarrollo Sostenible y nuestro Consejo Permanente avanza en el proceso de analizar la documentación y las propuestas técnicas, para finalmente adoptar los instrumentos que nos permitan de manera colectiva darle cumplimiento a la Agenda 21 de Rio y a los acuerdos a los que llegamos en Miami.

Los ministros de Ciencia y Tenología, los de Educación y los de Trabajo nos han instruido en tareas relacionadas con el Plan de Acción que estamos incorporando a nuestras responsabilidades frente a los países y al organismo de seguimiento.

La Conferencia Especializada sobre Medidas de Confianza y Seguridad celebrada en Chile, nos saca del viejo concepto defensivo de la guerra fria para pasar a uno de seguridad cooperativa entre nuestros Estados que ayuda a disminuir riesgos, a eliminar tensiones y a dar transparencia a los procedimientos militares.

En la mañana tuvimos la oportunidad de referir como se relaciona la puesta en vigencia del CIDI con nuestras tareas en pro del cumplimiento de los objetivos sociales, del desarrollo sostenible, del desarrollo tecnológico, de la preservación, enriquecimiento y difusión de la identidad de nuestro patrimonio cultural y linguístico, definidos tanto en AGECID como en la Cumbre de Miami.

Quisiera referirme brevemente a dos áreas que son de gran importancia y muestran fehacientemente el cambio que experimentan la región y nuestra Organización.

Primero, la relevancia de la Convención Interamericana contra la Corrupción suscrita por la mayoría de los Estados miembros en la reunión realizada en Caracas hace pocos meses. Esta Convención, producto de un trabajo mancomunado de los gobiernos de la región en el seno de la OEA, constituye un hito en el derecho internacional, compromete a los países a fortalecer sus mecanismos internos y abre las posibilidades para perseguir este delito con la cooperación judicial, intercambio de evidencias y la adopción de medidas sobre la propiedad. También dispone medidas preventivas asociadas al proceso de modernización de las instituciones públicas.

Son particularmente importantes las previsiones sobre la importancia de preservar el secreto bancario, sin que él se convierta en un instrumento para ocultar la corrupción y el derecho de asilo, sin que él se utilice para amparar acciones corruptas. Aunque la Convención reconoce la responsabilidad del Estado, enfatiza la importancia de todos los actores, los gobiernos, los individuos, la sociedad civil y la comunidad internacional.

En segundo lugar deseo subrayar los avances que hemos logrado en el área de comercio. En un año, los Ministros del sector se han reunido en dos ocasiones y se han logrado importantes progresos en siete disciplinas o áreas acordadas por los países.

Ello se ha hecho a través de los grupos de trabajo que, apoyados por la OEA, el BID y la CEPAL, han ido acumulando información y comparando normatividades, dándoles transparencia y confiabilidad a todos los actores y preparando a los países para un proceso de negociación que todos esperamos se de dentro de los plazos establecidos en la Cumbre.

La razón para destacar estos temas radica en que ellos demuestran la capacidad de la OEA de adaptarse -tal como lo planteara la Declaración de Montrouis- a los nuevos objetivos definidos al más alto nivel político. Pero ese no es nuestro mérito. Es de los Estados miembros que se encuentran hoy, más que nunca antes en su historia, dispuestos a discutir franca y abiertamente los problemas reales, a intercambiar experiencias e información y a buscar soluciones basadas en un objetivo común: la cooperación.

En esta reunión ustedes decidirán sobre la celebración de una segunda cumbre. Queremos ofrecer nuestro concurso y el de los nuevos instrumentos tanto para las tareas de preparación como para las de seguimiento. Particularmente, creemos estar en condición de hacer la Secretaría de las reuniones, preparar la memoria institucional, ayudar a la elaboración de los documentos técnicos en los diversos temas. Nada le da más sentido a nuestras tareas que colocarnos al servicio de lo que dispongan los intérpretes de la voluntad de nuestros pueblos.

Muchas gracias.