Discursos

CÉSAR GAVIRIA TRUJILLO, SECRETARIO GENERAL DE LA ORGANIZACION DE LOS ESTADOS AMERICANOS
CON MOTIVO DE LA VISITA DEL PRESIDENTE DE GUATEMALA OSCAR BERGER A LA OEA

30 de abril de 2004 - Washington, DC


Apreciado Señor Presidente:


Su presencia es motivo de especial significado para la OEA y para la comunidad de naciones que la conforman. Su triunfo transparente y democrático en diciembre del año pasado, dejó claro al mundo que los guatemaltecos le han apostado definitivamente a la democracia; que quieren un país volcado hacia su futuro; enfocado en el progreso de su gente; respetuoso de los derechos humanos y comprometido con todas y cada una de las comunidades que conforman esa rica y diversa nación guatemalteca.

Los desafíos que enfrenta Guatemala son algunos de los mas significativos de nuestro Hemisferio. El país logro dejar atrás la lucha fratricida que la desangro por años y adopto acuerdos que le permitieron retomar el sendero de la reconciliación y salir del periodo de guerra civil que absorbió las energías nacionales por casi dos décadas. Los acuerdos de paz establecieron un marco para seguir por el sendero de igualdad, justicia social y crecimiento. Ha habido algunos avances pero también grandes contratiempos. Por medio de nuestras misiones de observación electoral hemos visto como se ha atemperado el pluralismo político que incluye a partidos de izquierda con viabilidad electoral.

Las deficiencias y limitaciones del estado Guatemalteco especialmente en las áreas de desarrollo social y de las regiones pobladas por comunidades indígenas y por ladinos empobrecidos. Guatemala tiene el estado más frágil y pequeño de toda Latinoamérica y es imprescindible superar ese significativo escollo.
Este constituye tal vez el mas grande desafió que impone el desarrollo de los acuerdos de paz. Un estado democrático, protector de los mas vulnerables, respetuoso y garante de los derechos de todos es la labor de todos.

Usted fue especialmente consciente de la enorme responsabilidad que significa la urgente modernización de su país, en medio de la gigantesca tarea que implica atender demandas de una sociedad multilingüe, pluricultural, multiétnica, con enormes desigualdades, que exige justicia y no más impunidad, lucha sin descanso contra la corrupción, políticas sociales efectivas, servicios públicos de óptima calidad, mas seguridad, mejor infraestructura física una democracia con partidos más fuertes y con una mayor rendición de cuentas de sus dirigentes.

Sr. presidente este panorama nos lleva a que tal vez como casi ningún otro país de América se han ido sumando aspiraciones, necesidades, propósitos.

Ese es el gran reto que usted enfrenta. Para fortuna de todos usted es un gran reformador, como lo demuestra el legado vivo de su paso en dos oportunidades por la Alcaldía de Ciudad de Guatemala. Y sé que, al ser aún más compleja y difícil su tarea en medio de la realidad que vive hoy Guatemala, usted ha visto la coyuntura como una gran oportunidad para hacer un gran salto hacia la modernidad.

Guatemala ha recibido muy positivamente su mensaje, cuando en su posesión dijo de manera contundente que la palabra confrontación era parte del pasado y que las palabras que Guatemala debía hacer realidad son las de unidad, seguridad, justicia, educación y salud para todos. En ese sentido, celebramos el reconocimiento de la responsabilidad del Estado guatemalteco en el asesinato de la antropóloga Myrna Mack Chang, ocurrido hace 14 años. Y lo es mas aun, en nombre de éste, pedir perdón al pueblo de Guatemala y a la familia de la Sra. Mack. Es un acto de enorme valentía personal que abre el camino para la reconciliación de los guatemaltecos. Lo mismo ocurre con las declaraciones de responsabilidad jurídica declarado por el Gobierno con respecto a la masacre del Plan de Sánchez y el caso ante el sistema interamericano sobre la desaparición forzada de Marco Antonio Molina.

Estas acciones muestran una postura radical en defensa de los derechos humanos y una decisión vertical de hacerle frente a los abusos del pasado, y así lo han recibido la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y la comunidad de organizaciones no gubernamentales defensoras de los derechos humanos.

La comunidad internacional debe entender estas señales de apertura y transparencia, y apoyarlo a Usted decididamente para lograr hacer viable esa reconciliación a través de hechos concretos que le devuelvan la credibilidad al estado y las instituciones democráticas de su país.

Usted ha heredado una difícil situación económica. Su llamado para la concertación de un nuevo pacto fiscal para mejorar los ingresos tributarios y atender los problemas financieros del país; sus esfuerzos para disminuir el aumento de los precios de la canasta básica; su decisión de adoptar nuevas medidas de austeridad incluyendo la posible fusión de ministerios; su compromiso en utilizar los recursos del estado para atender los problemas sociales, subrayado por su audaz propuesta de reducir el ejército y su presupuesto representando un ahorro al estado equivalente al 0.33% del PIB; todo esto es prueba de su visión y liderazgo, así como de que Guatemala anda por el camino correcto.

A Guatemala se le presenta la paradójica situación de tener que enfrentar la enorme complejidad de la globalización, con una sociedad que apenas inicia la enorme reconstrucción política, económica y social luego de los Acuerdos de Paz de 1996. Son dos realidades que han coincidido en el tiempo y que ha generado enormes tensiones y conflictos políticos internos. Se va a requerir un gran liderazgo como el suyo para que el país comprenda la necesidad de unirse en torno a ambos, pues una división para sacar réditos políticos en asuntos de los cuales depende la supervivencia del país, sólo contribuiría a su aislamiento y marginamiento del exigente proceso de desarrollo mundial.

Por eso coincidimos con su decidido apoyo al ALCA, y al tratado de libre comercio entre Estados Unidos y Guatemala, Nicaragua, El Salvador y Honduras y su llamado a finalizar un tratado de libre comercio entre Centroamérica y la Unión Europa antes del fin del 2005 demostrando su indeclinable voluntad de dar un gran salto adelante en el desarrollo de Guatemala. Significa también que Guatemala se prepara para entrar en mundo de enorme competencia internacional y de demandas al estado para afrontar las limitaciones del estado guatemalteco.

Señor Presidente Berger:

Encuentra en este recinto los embajadores y representantes de una comunidad de naciones que ha sido solidaria con
Guatemala.

Como cuando en 1993 los estados de la región actuaron de manera colectiva para prevenir un quebrantamiento de su democracia, ante el aviso de fuerzas que querían subvertir el orden constitucional y que buscaban generar un clima de inestabilidad y caos. El Consejo Permanente de la OEA se mantuvo atento y adoptó una resolución en la que expresaba su apoyo al estado de derecho, exhortaba a las distintas instituciones del país a reafirmar su respeto a la constitución, e instruía al Secretario General a mantenerse en contacto su gobierno y a informar sobre cualquier desarrollo que ameritara una reacción de la Organización.

El programa OEA-PROPAZ, iniciado en 1995 y que finalizó el año pasado con la creación de la Fundación ProPaz, contribuyó significativamente en el apoyo a los procesos y mecanismos necesarios para avanzar en el cumplimiento de los Acuerdos de Paz, así como en la creación de una cultura del diálogo en su país. Sin duda, el diseño y establecimiento de la Unidad Presidencial para la Resolución de Conflictos, la UPRECO; o la Escuela de Estudios Superiores para el manejo de conflictos políticos; o la formación de conciliadores comunitarios, o el apoyo al complejo proceso de negociaciones de tierras en Alta Verapaz, fueron logros importantes en el difícil camino de la construcción de consensos.

El Programa Especial de Apoyo a Guatemala, aprobado por la Asamblea General, ha sido muy relevante en las áreas a las que se ha dado prioridad.

Tenemos un Programa de Asistencia Técnica al Tribunal Supremo Electoral que ha servido para que esta institución, medular en cualquier democracia, haya ganado credibilidad y confianza.

El Programa de Asistencia para el Desminado, que tenemos en ejecución con el apoyo de la Junta Interamericana de Defensa, espera finalizar las tareas de remoción de minas el próximo año, lo cual sería una enorme victoria en contra de uno de los peores legados del conflicto en el país.

También estamos colaborando con la propuesta planteada por el Foro Permanente de Partidos Políticos respecto de proyectos de interés nacional, referidos a la adopción de una metodología para desarrollar un proceso de rediseño de la instituciones del Organismo Ejecutivo, de reformas a la ley de compras y contrataciones del Estado, de una legislación moderna del servicio civil nacional y municipal, y de deslegislación y desregulación. Estamos tambien cooperando en la gestión destinada a la reforma política e institucional del Estado que ha sido una de sus prioridades senor Presidente.

Especial mención merece el tema de la controversia limítrofe entre Guatemala y Belice. En el año 2000 los gobiernos de Belice y Guatemala, en presencia del Secretario General de la OEA como testigo de honor, acordaron buscar una solución final a su diferendo territorial y se apoyaron en la facilitación de la OEA. Ambos países tomaron la valerosa decisión de buscar fórmulas para superar sus diferencias, y para ello decidieron recurrir a los mecanismos de la OEA para la solución pacífica de controversias.
A partir de febrero del año anterior hemos venido trabajando sobre la base del Acuerdo para Establecer un Proceso de Transición y una serie de Medidas de Fomento de la Confianza entre Belice y Guatemala.
Ese Acuerdo estableció un nuevo marco, llamado “Proceso de Transición”, en el que las Partes han acordado seguir trabajando en forma constructiva y de buena fe para manejar sus relaciones hasta alcanzar una solución final justa, equitativa, honorable y permanente a su diferendo territorial. Ese marco establece las responsabilidades de las Partes y también asigna obligaciones y responsabilidades a la Secretaría General de la Organización de los Estados Americanos, y a la comunidad internacional mediante la creación de un “Grupo de Amigos” para apoyar la resolución pacífica del diferendo territorial entre Belice y Guatemala.
Un punto central del Acuerdo fue la creación de una Oficina de la Secretaría General en la Zona de Adyacencia, la cual fue establecida el 1 de julio de 2003. La función específica de la Oficina es verificar el cumplimiento, por las Partes, de una serie de medidas de fomento de la confianza, diseñadas para disminuir las tensiones en la Zona de Adyacencia, y para asegurar el respeto a los derechos humanos de los habitantes del área. De tiempo en tiempo la voluntad política de cada país y la pertinencia de las medidas de confianza son puestas a prueba por determinados incidentes. Y a solicitud de los países la OEA ha realizado investigaciones que han permitido que las partes adopten nuevas medidas para reestablecer la confianza y así evitar nuevos incidentes
La próxima semana tendremos una importante reunión a nivel ministerial que señalará el camino que debemos seguir para lograr acercarnos al objetivo final de encontrar una solución al diferendo que sea definitivo, honorable y permanente. Este acuerdo es esencial para avanzar en la integración centroamericana y para asegurara la solución de viejas controversias que tienen un potencial de hacer daño al futuro de paz y prosperidad al que tiene derechos nuestros pueblos

Señor Presidente:

Quiero aquí ratificar el compromiso de la OEA en apoyar a Guatemala en su esfuerzo de promover la gobernabilidad democrática del país y tender puentes interinstitucionales con el Congreso, los partidos políticos y los actores sociales del país, en línea con las prioridades y líneas de acción que usted fije.

Comprendemos la complejidad de la tarea que enfrenta, pero también el liderazgo y credibilidad que lo acompañan. Cuente con la OEA y la comunidad de naciones americanas.

Muchas Gracias.