Discursos

JOSÉ MIGUEL INSULZA, SECRETARIO GENERAL DE LA ORGANIZACION DE LOS ESTADOS AMERICANOS
PALABRAS DEL SEÑOR JOSÉ MIGUEL INSULZA, SECRETARIO GENERAL DE LA ORGANIZACIÓN DE ESTADOS AMERICANOS (OEA), EN CEREMONIA EN QUE FUE RECONOCIDO COMO “EGRESADO DESTACADO DE LA UNIVERSIDAD DE CHILE”

12 de diciembre de 2005 - Sala Amanda Labarca, Casa Central, Chile


Yo quiero decir que esta ceremonia tiene para mí la mayor significación. Efectivamente, como usted ha dicho, yo soy hijo de esta Universidad, esta es mí Alma Mater, es el lugar donde me formé, un profesional de la Facultad de Derecho y claramente yo también aprendí o di los primeros pasos en lo que fue mi real profesión, que fue la de político.

Yo ingresé a la Universidad de Chile en 1961, salí de ella en 1965, o sea lo hice efectivamente en 5 años. Nunca me fue mal en un examen, fui un alumno razonablemente bueno y eso lo combiné con una intensa actividad estudiantil que me llegó de manera casi casual. Por ahí, por abril o mayo del ’81, ya me encontraba involucrado en una cantidad de cosas que me han acompañado durante toda mi vida y también es importante porque yo creo que además de ser hijo de esta Universidad, yo soy un convencido, Rector, yo creo en el papel fundamental que le corresponde al Estado y a sus instituciones en la formación de las nuevas generaciones del país.

Yo siempre he sentido, que esa es una de las misiones irrenunciables de cualquier institución o institucionalidad estatal en los tiempos que vivimos. Hay tareas como la educación y también la salud de sus ciudadanos que no pueden ser postergadas.

Esto no significa negar el papel de la enseñanza privada. Yo creo que la enseñanza privada existe y debe existir y me alegro además del fortalecimiento que ha tenido en el plano secundario, primario y superior de los últimos años. Es motivo de orgullo para este país que ya se haya desarrollado y se haya desarrollado tan bien. Pero, creo que eso no significa que la Universidad Nacional, la universidad del sistema de universidades estatales, no tenga un papel central en preservar una tradición democrática de tolerancia y una ciencia y una cultura de calidad de nuestra nación que nos hará siempre mucha falta.

Muchos de los que hemos tenido que ver con la cosa pública en estos años, somos hijos de esta Universidad, empezando -ciertamente- por los tres últimos Presidentes de Chile, en período democrático, educados en esta Universidad y también, vinculados al liceo público que está, aquí al otro lado y ese es un motivo no solamente de orgullo, también es una responsabilidad. Es una responsabilidad, dijo hace pocos días atrás un colega mío, que un problema de nuestro tiempo, tal vez el problema educativo que nuestro país enfrenta, de pronto no tiene que ver tanto con la cantidad de recursos, tiene que ver ciertamente, con la cantidad de recursos y con su distribución sobre todo, pero también, tiene que ver con esta palabra que está tan de moda con la gobernabilidad, con la conducción de la educación, con la dirección de los sistemas educativos.

Nosotros admiramos mucho y nos queremos comparar. Este país es un país que por desgracia todavía le gusta mucho compararse. Le gusta compararse para bien en estos aspectos con los países de Europa y con los países asiáticos, donde existen sistemas de educación pública y sistemas de educación estatal y universidades estatales que son favorecidas por el Estado de manera muy central. Yo he echado de menos eso para la Universidad de Chile en estos años. He sufrido junto con muchos de ustedes el dolor del abandono de nuestra Universidad. Como parte de las políticas públicas, yo creo que eso debe cambiar.

En esta Universidad se ha forjado gran parte de la ciencia y la cultura de este país. Cuando hablamos de ejemplos al mundo -porque también nos gusta dar ejemplos, porque es el otro mal que tenemos- hablamos también de lo que hemos entregado en materias de cultura, de ciencia, de saber, de capacidad. Este país que destaca hoy por su civilidad, que destaca hoy por su tolerancia, que destaca hoy por la calidad de las instituciones, es en gran parte hijo de esta Universidad de Chile.

Creo que debe ser un hijo más agradecido que lo que ha sido en los últimos años. Yo por lo menos me cuento dentro de los egresados que creen que la Universidad de Chile debe fortalecerse sustantivamente y dentro de un sistema de universidades estatales que también da lugar al pluralismo y a la existencia de una educación privada de selección, pero que orienta a su país. Lo orienta, lo lleva por el camino de la tolerancia, por el camino de la civilidad, por el camino de la diversidad, que ha sido siempre el signo de esta Casa de Estudios.

Por eso que estoy tan agradecido. Para mí esta no es una ceremonia cualquiera, yo no tengo mejores recuerdos en mi vida que los recuerdos de los años que pasé, que los 5 años que pasé en la Universidad de Chile, señor Rector. Desgraciadamente, tengo grandes recuerdos docentes de otros países, yo di muchas clases en otras partes, pero mis años de docencia, también están vinculados a la Universidad de Chile, los poquitos que tuve entre 1968 y 1973. Yo fui profesor auxiliar de esta Universidad, es mi Alma Mater efectivamente y cuando a uno lo distingue su Alma Mater, no puede sino humildemente agradecer y comprometer todos sus servicios para que ella sea cada vez más grande. Muchas gracias.