Nos convoca hoy un evento y que tiene singular importancia para la promoción y defensa de los derechos humanos en general y para la Organización de los Estados Americanos en particular. Celebramos los ochenta años de la creación de la Comisión Interamericana de Mujeres (CIM), primer organismo intergubernamental del mundo establecida para "abordar el estudio de la igualdad civil y política de las mujer en el continente" y que hoy en día se ha convertido en el principal foro generador de políticas hemisféricas para la promoción de los derechos de la mujer y la igualdad de género.
En su devenir histórico, la CIM, como organismo interamericano de defensa de los derechos de la mujer, ha afirmado sostenidamente su capacidad para promoverlos, para unificar criterios y para el diseño de estrategias tendientes a la transformación de una realidad social y jurídica adversa con frecuencia, a los intereses de la mujer y proclive a las discriminaciones por razón de sexo. Con gran satisfacción podemos decir que el trabajo de casi un siglo se ha cristalizado por ejemplo, en el acceso de mujeres a la primera magistratura política de algunos de nuestros países por elección popular, lo que esperamos siga prosperando a lo largo y ancho de las Américas.
Recordamos hoy que la CIM ha promovido tratados interamericanos que han permitido a los Estados Miembros generar cambios en las legislaciones a fin de que sean más justas y equitativas para las mujeres. Sin esos instrumentos regionales, la lucha por los derechos humanos de la mujer y la igualdad de género se hubiera realizado de manera individual en cada país y e1 proceso hubiera sido más lento y mucho menos efectivo. El impacto de la CIM no sólo se ha limitado al nivel regional. Destacamos el rol que jugaron sus delegadas cuando en 1945 firmaron la carta de creación de las Naciones Unidas y, entendiendo la importancia de extender el modelo de la CIM al Sistema de la Naciones Unidas, instaron la inclusión de la mujer en su articulado, lo que se convirtió en una fuerza decisiva para la creación de la Comisión sobre la Condición Jurídica y Social de la Mujer de ese organismo mundial.
Los ochenta años de la CIM muestran logros que son el resultado de amalgamados esfuerzos para llevar a la práctica los principios básicos de igualdad y solidaridad entre todos los integrantes de la sociedad. Por ello, quiero rendir un merecido homenaje a las mujeres que contribuyeron y siguen contribuyendo al alcance de la igualdad de género. A las que, como Presidentas, Delegadas Titulares, Delegadas Suplentes de la CIM, o desde cualquier otra organización femenina, gubernamental o no gubernamental, tuvieron la convicción y el compromiso de promover e impulsar iniciativas para lograr progresos. Nuestro agradecimiento también a todas las que, de una u otra manera, cualquiera haya sido su ocupación, o puesto de lucha, colaboraron con la CIM o asumieron la defensa de los derechos de la mujer. Nuestro respeto a las mujeres americanas por su perseverancia y profunda fe en objetivos que hicieron posible esta Comisión que hoy nos llena de orgullo.
Deseo expresar también el agradecimiento de la OEA a los funcionarios de la Organización que, a lo largo de su trayectoria, y con la característica que impuso cada época, comprendieron la problemática de la mujer de las Américas y prestaron su apoyo a la CIM. Destaco, igualmente, la labor cumplida por los Embajadores, los representantes alternos de las Misiones Permanentes ante la OEA y los representantes de los países observadores ante este foro hemisférico. Finalmente, un merecido tributo a las Secretarias Ejecutivas de la CIM y sus colaboradoras por su trabajo responsable, creativo y eficiente.
Que sigan los éxitos de la CIM. A todos muchas gracias y que pronto en América la igualdad de género sea una realidad.