Señor Presidente de la República Oriental del Uruguay, Tabaré Vázquez; su esposa Señora María Auxiliadora Delgado de Vázquez; Señor Pedro Vaz Ramela quien es el Ministro de Relaciones Exteriores, Señores Ministros, Señores miembros de la delegación oficial y parlamentarios. Embajadora y Representante Permanente de Uruguay ante la OEA, María de Luján Flores; Señor Presidente del Consejo Permanente, Embajador y Representante Permanente de Chile, Pedro Oyarce; Secretario General Adjunto de la OEA, Albert Ramdin. Señores y Señoras Embajadores, Representantes Miembros de Organismos Interamericanos, invitados. Señoras y Señores.
Señor Presidente, es para este Consejo y para mi muy grato recibirlo en esta sesión especial protocolar del Consejo Permanente de la OEA, con el respeto que la comunidad de las Américas siente por un líder que desde hace ya muchos años, y en la Presidencia también, ha generado un proceso político pacífico, fuerte, democrático, para ocupar la más alta investidura de la nación y para llevar a su país por la senda del progreso y la paz. Un Jefe de Estado y de Gobierno que ha sido garantía de equilibrio, de mesura y de voluntad de progreso en todas sus intervenciones en el ámbito internacional. Admiramos sus relevantes méritos como político y estadista. Admiramos su sencillez y su buena disposición. Es sabido que el Presidente es un médico oncólogo que a lo largo de todos estos años nunca ha dejado de dedicar su tiempo y sus esfuerzos a quienes juró brindarles esos esfuerzos cuando se inició como médico: a sus pacientes; de la misma manera que nunca ha dejado de brindar sus mejores esfuerzos a la sociedad democrática que lo eligió como Presidente de la República Oriental del Uruguay.
Por eso, próximo a concluir la gestión que lo ha distinguido, admiramos el respeto y el afecto que le sigue profesando todo el pueblo del Uruguay. Quiero destacar, Señor Presidente, algunos de los muchos ejemplos que usted ha dado en estos años: su decisión de definir la educación como una prioridad de su Gobierno; sus esfuerzos por construir una economía sólida y abierta al mundo, productiva, que dé trabajo a todos los ciudadanos del Uruguay; su esfuerzo educacional coronado con este plan de conectividad educativa de información básica para el aprendizaje en línea: el Plan CEIBAL, que es conocido en toda América. Nosotros conocimos, Señor Presidente, hace algún tiempo el proyecto de dotar a cada niño de un computador, y a los pocos años nos encontramos con que había un país de nuestra América en que esa propuesta se estaba haciendo realidad. La aplicación de ese plan es un decisivo paso en la inauguración de oportunidades con relación a la tecnología, en la democratización del conocimiento; temas que están entre los principios de esta Organización. Ha tenido un efecto de cambio del paradigma educativo del plan educacional en su país, que tiene que ser mirado con mucha atención en toda nuestra región en que se reconoce la necesidad, precisamente, de cambiar los paradigmas que hoy en día orientan nuestro trabajo educativo.
Las relaciones de esta Organización con la República Oriental del Uruguay durante estos años han sido vigorosas y fructíferas. El Uruguay ha ratificado la mayor parte de los instrumentos del sistema interamericano; solamente en los últimos días la Convención Interamericana sobre Conflicto de Leyes sobre Adopción de Menores y la Convención sobre Recepción de Pruebas del Extranjero, en consonancia con la reciente reunión que hemos tenido en su país sobre seguridad pública, que fue tan fructífera y que tanto agradecemos. También destacamos sus recientes iniciativa y declaraciones para la aprobación de la paz en nuestra región; el coraje con que se ha expresado respecto, por ejemplo, del tema del armamentismo en los últimos días.
Pero sobretodo, Señor Presidente, lo recibimos con el afecto por el que yo he llamado, en más de una ocasión, un país en el cual se respira democracia.
He estado en los últimos meses dos veces en el Uruguay. Allí hay una campaña electoral interesante como todas y combatida como todas; pero sólo allí tuve el privilegio de reunirme en una misma mesa con casi todos los candidatos presidenciales, cosa que no ocurre, por desgracia, en todos nuestros países. Un país en el cual hay movilizaciones, pero sin estridencias; un país en el que existe el respeto mutuo y se ponen los valores democráticos por encima de cualquier consideración personal. Mucho de eso tiene que ver con una tradición, pero también tiene que ver con usted y con su estilo de hacer política. Usted representa muy bien a uno de los países más cívicos de nuestra América; un país que, como su Presidente, es un ejemplo que es muy importante a seguir.
Muchas Gracias.