Discursos

JOSÉ MIGUEL INSULZA, SECRETARIO GENERAL DE LA ORGANIZACION DE LOS ESTADOS AMERICANOS
SESIÓN INAUGURAL DEL COMITÉ DIRECTIVO DE LA COMISIÓN INTERAMERICA DE MUJERES (CIM)

5 de octubre de 2009 - Washington, DC


Es un placer para mí compartir con ustedes esta jornada inaugural de la segunda sesión ordinaria del Comité Directivo de la CIM. Quiero empezar saludando a la Presidenta Laura Albornoz, a todas ustedes, y felicitarlas por el trabajo que han realizado. Este año la CIM ha aumentado sustantivamente su presencia en las actividades de las Américas y estoy seguro que el próximo año esa presencia va a ser aún más sustantiva.

También quiero aprovechar de saludar por primera vez de manera pública, a la nueva Secretaria Ejecutiva de esta Comisión, Embajadora Carmen Moreno Toscano. Deseo darle la bienvenida a nuestra Organización, expresarle nuestros más sinceros deseos de éxito en la gestión que está emprendiendo y decirle que, como ella sabe, cuenta con todo el apoyo de la Secretaria General para poder cumplir sus funciones.

Desde la anterior reunión de este Comité Directivo, la crisis económica mundial aparentemente ha comenzado a ser superada en algunos de los países desarrollados. Pero será una superación lenta, y es probable que la propia crisis aún no haya terminado de hacer sentir todos sus efectos en los países en vías de desarrollo y entre ellos, principalmente, los de nuestra región.

La pérdida de empleos, el incremento de la pobreza y la profundización de las desigualdades crea un panorama muy adverso para toda la población. Es cierto que esta vez América Latina y el Caribe no van a terminar en el fondo del pozo, como ha ocurrido otras veces que ha habido crisis globales. Esta vez los efectos van a ser más o menos similares al resto del mundo; la región no va a quedar peor, pero el mundo entero va a quedar afectado por muchos años, especialmente en los temas de carácter social en los cuales la recuperación es siempre más lenta.

En un ambiente en que, en condiciones normales, las mujeres ya tienen dificultades para retener sus empleos o para ser contratadas para nuevos empleos, el desempleo que trae consigo la crisis va afectar en nuestra región a más mujeres que hombres económicamente activos. De igual modo los efectos de la crisis se harán sentir en la informalidad del trabajo, que afecta a muchas mujeres debido a que ha terminado por convertirse en una forma de conciliar el trabajo doméstico y el extra-doméstico. Pero seguramente va a tener un efecto mayor en la pérdida de poder adquisitivo y puede tender a acentuar las desigualdades pre-existentes entre los salarios de mujeres y hombres.

La CEPAL nos muestra que sigue aumentando el número de mujeres jefas de hogar y que se está agudizando la pobreza en esos hogares. En catorce países de la región, el porcentaje de mujeres sin ingresos propios oscila entre el 22.3% y el 45.9%, dependiendo del país de que se trate. Un 81% de la población femenina sin ingresos propios trabaja sin remuneración. La proporción de mujeres pobres se incrementa en una región en que -como he dicho en numerosas ocasiones- la pobreza tiene ya rostro de mujer, ya tiene género, así como también tiene color. Las minorías indígenas y afroamericanas de nuestra región también sufren la misma situación.

En esta reunión es necesario reconocer que las mujeres han abierto nuevos nichos de actividad económica e incluso de inserción en el mercado global con base en las nuevas tecnologías. Su búsqueda por mejorar la situación de sus familias las ha llevado a migrar como trabajadoras y ya no como parte de un grupo familiar, lo que ha llevado a su vez a transformar la forma de relacionamiento de muchas familias que son ya transnacionales. Comparada con las de los hombres, las remesas que envían las mujeres representan una proporción mayor de su salario, aunque en volumen resulten menores porque sus sueldos son más bajos.

Por otra parte y a pesar de los esfuerzos realizados, la violencia contra las mujeres se incrementa, aunque en parte quizá sea porque tal vez hoy hay más datos sobre ella, se oculta menos y se documenta mejor. Esto nos plantea el reto de apoyar con nuevas medidas la aplicación de la Convención de Belém do Pará. Gracias al Mecanismo de Seguimiento para la Implementación, hemos podido identificar en cada país avances y obstáculos para dicha implementación.

Los resultados de la Primera Ronda de Evaluación Multilateral presentaron la situación hemisférica con datos confiables y comparables, realizando recomendaciones a cada país para prevenir y sancionar la violencia. También –como lo ha señalado el embajador Hoyos- la OEA se ha unido a la campaña de lucha contra la violencia hacia la mujer promovida por el Secretario General de las Naciones Unidas y ha ofrecido apoyo técnico a otras regiones para poder diseñar instrumentos similares a nuestra Convención. La Convención de Belém do Pará es la primera en su género en el mundo, aprovechemos las experiencias de otras regiones para perfeccionarla, pero sobre todo prestemos nuestra cooperación para que también pueda ser desarrollada en esas otras regiones.

Esperamos de la CIM que sea el ámbito en que se acuerden estrategias encaminadas a la atención de las necesidades de las mujeres y para impulsar acciones conducentes a la eliminación de los obstáculos que impiden la igual participación económica de hombres y mujeres. Y también que se constituya en un foro para avanzar en el fortalecimiento de la democracia y la gobernabilidad mediante mecanismos que aseguren una mayor participación de las mujeres en todos los niveles de la política en sus países.

Esas tres grandes tareas: la participación plena de la mujer en la sociedad, su participación económica en pie de igualdad y la defensa de la mujer en contra de la violencia de la cual es víctima, se sitúan en el centro de nuestras preocupaciones. Por ello y por la importancia de la CIM, es que hemos decidido que su Secretaria Ejecutiva forme parte del Consejo Ejecutivo de la Secretaría General, de modo que esté más cerca del Secretario General y pueda contribuir a nuestras principales decisiones y, sobre todo, para que pueda recordarnos permanentemente la prioridad que esta Organización debe dar a los temas de género.

Seguiremos trabajando para integrar, con el apoyo de ustedes, la perspectiva de género en todos los planes y programas de la OEA. Para eso nuestro Departamento de Recursos Humanos, en colaboración con la Secretaría Permanente de la CIM, debe elaborar un programa de capacitación en género de nuestro personal, que espero poder anunciar dentro de muy poco.

Dentro de nuestra limitación de recursos (sabrán ustedes que hemos tenido y tendremos un año presupuestario muy complejo) entregaremos nuestro apoyo para la celebración del Año Interamericano de las Mujeres en 2010, que estoy seguro nos brindará importantes oportunidades de análisis y de acción que promuevan los derechos de las mujeres en nuestra región, especialmente su derecho a vivir y desarrollarse en condiciones de igualdad económica y política sin discriminación y sin violencia.

Les deseo mucho éxito en sus trabajos.


Muchas gracias.