Discursos

JOSÉ MIGUEL INSULZA, SECRETARIO GENERAL DE LA ORGANIZACION DE LOS ESTADOS AMERICANOS
INAUGURACIÓN DEL FORO HEMISFÉRICO "LIDERAZGO DE LAS MUJERES PARA LA DEMOCRACIA DE CIUDADANÍA"

4 de abril de 2011 - Washington, DC


Les doy la bienvenida a esta la Casa de las Américas, la casa de la Organización de los Estados Americanos, que está aquí ya hace un siglo. Esta casa va a cumplir dentro de pocos días 101 años de vida. Las fotografías inaugurales son significativas para este encuentro. Ni en la inauguración, cuando el Presidente Taft planta el árbol, que todavía está, ni en el banquete de gala -en este salón que está exactamente igual a como está ahora- hubo una sola mujer. Razón de más para que recordemos que no ha pasado más de un siglo desde que las mujeres de esta región carecían de derechos civiles y políticos.

Por ello, es un privilegio para mi estar aquí en la inauguración de este “Foro Hemisférico sobre el Liderazgo de las Mujeres para la Democracia de Ciudadanía”, un esfuerzo conjunto de la Comisión Interamericana de Mujeres, ONU Mujeres y la Secretaría General Iberoamericana, para intentar construir un nuevo paradigma de la democracia, que tenga en su centro las aspiraciones de libertad, igualdad, autonomía y autodeterminación, es decir, ciudadanía de todos y de todas.

El reconocimiento del derecho de las mujeres a una ciudadanía política es un logro temprano de esta Comisión Interamericana de Mujeres (CIM), que lideró a nivel hemisférico la aprobación de la primera “Convención Interamericana sobre la Concesión de los Derechos Políticos a la Mujer” en el año 1948.

Desde su establecimiento, hace 83 años, la CIM ha presenciado un avance en su condición ciudadana de la mujer que se observa en el incremento de sus niveles de escolaridad(1) y de inserción laboral (2) , en una mayor autonomía reproductiva y económica, mejores legislaciones para la igualdad de género (3) , y también en un mejoramiento en el acceso a la propiedad, a la tierra, al crédito, a la tecnología (4) . Que ha visto la creación de instrumentos jurídicos tales como la “Convención de Belem do Para” (1994) y la promoción de la “Convención sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación Contra la Mujer” (CEDAW, 1979) en el ámbito del sistema de Naciones Unidas.

Todos estos avances y tratados jurídicos son vinculantes y han redefinido la relación del sistema democrático y de sus instituciones con las mujeres, a medida que se han ido constituyendo y consolidando como sujetos de derechos, ampliando el marco de derechos humanos conocidos hasta el momento (5).

Hay que hacer un reconocimiento a la lucha que ello ha significado desde el inicio de nuestra nueva era de democracia. Fue la movilización de mujeres sufragistas en América Latina, del Caribe, de Estados Unidos y de Canadá, lo que abrió un proceso que hizo posible que hoy tengamos mandatarias gobernando al 42% de la población de América Latina y el Caribe (6).

El surgimiento de la democracia, como el sistema político que conocemos, se dio con la ausencia de mujeres, que fueron claramente excluidas de los derechos habilitados por la Revolución Francesa (7) . La lucha fue larga, sobrepasó difíciles barreras, embates y obstáculos, y logró iniciar un proceso de inclusión de las mujeres en el sistema político desde los valores y principios de la igualdad.

Hoy, todas las Constituciones de los países de la región consagran la igualdad de derechos entre las mujeres y los hombres, si bien en algunos la enmienda explícita está aun por aprobarse. Sin embargo, los cambios en la práctica cotidiana del quehacer de la economía y de la política distan mucho del logro de la igualdad y la paridad en la representación de las mujeres. La desigualdad, en cambio, y la baja representación política de las mujeres en los poderes legislativo, ejecutivo y judicial, así como en la dirección de los partidos políticos, es un indicador crítico de los déficits de nuestra democracia y nuestro Estado de Derecho. Y no me referiré por cierto a un tema que no es de esta reunión, que es la participación de las mujeres en la dirección de las empresas, que es aún mucho menor que el que existe en el plano político.

Examinando nuestra región, América del Sur tiene la proporción más alta de mujeres en la Cámara de Diputados, con un promedio de 20,3% (8). En Estados Unidos y Canadá, las mujeres ocupan en promedio el 19,5% de los cargos; en Centroamérica alcanzan el 17,9%; y el Caribe registra la proporción más baja de mujeres diputadas, con un 16,3%. En Senadores, en cambio, Centroamérica es la región con mayor representación de las mujeres en el Senado con un 32,1%; 27% en el Caribe; 25,7%; en América del Norte; y un 22,3 % en América del Sur.

En el poder ejecutivo se ha elevado el promedio regional de ministras respecto al 2010, pasando de 23 a 26%, y en cuatro países (Bolivia, Costa Rica, Ecuador y Nicaragua) existen hoy en día gabinetes paritarios (9) . En el poder judicial las mujeres ocupan en promedio el 19% del total de los cargos en los máximos tribunales de justicia. Los países del Caribe son la excepción, ya que están cercanos a la paridad con una participación de 50% de mujeres (10) .

Siete mujeres han sido electas Presidentas o Jefas de Estado durante el último quinquenio, indicador que nos permite albergar un cierto optimismo, pero que está lejos de permitirnos hablar aún de tendencias consolidadas. La participación y la incidencia de las mujeres y sus agendas en los espacios de poder político todavía se encuentra fuertemente limitada por la persistente exclusión de las mujeres en la dirección de los partidos políticos y de las posiciones prioritarias en las listas para las candidaturas electorales. La última “Consulta a lideres de opinión de América Latina sobre la participación política de las mujeres y la paridad”, realizada por la CEPAL, muestra que un 66% de las elites de la región piensa que la principal oposición a la paridad política de género está “en los principales partidos políticos”. La cultura partidaria refleja las desigualdades entre hombres y mujeres y está permeada de prejuicios y estereotipos que desincentivan la participación de las mujeres. Un estudio de IDEA Internacional y del BID sobre los partidos políticos en siete países de América Latina encontró que las mujeres constituyen el 50% de la afiliación de los partidos, pero que no llegan al 20% en la dirección de los mismos.

Asimismo, el acoso político a mujeres involucradas en la actividad política indica las fuertes resistencias y la discriminación que sufren en este ámbito (11) . Esta violencia limita y, en los casos más graves, impide el ejercicio de sus derechos políticos.

Se imponen así retos fundamentales para la construcción de un Estado democrático y una democracia de ciudadanía, entendida como un sistema cuyos sujetos son las y los ciudadanos basado “en un precepto de igualdad básica asociada a la pertenencia a una comunidad” (12). Los prejuicios y la resistencia hacia las mujeres en las instituciones políticas y del Estado presentan serios obstáculos para la construcción de una democracia de ciudadanía que se haga cargo de sus propuestas para concretar una ciudadanía sustantiva y diversa, étnica y culturalmente. Desde la perspectiva de la representatividad los avances han sido limitados.

Los países de la región, al firmar y ratificar las diversas Convenciones internacionales en materia de derechos de la mujer, se han comprometido a crear las condiciones para la realización, las garantías y la protección de esos derechos. No obstante, persisten importantes desafíos para armonizar las legislaciones nacionales y para traducirlas en cambios cualitativos en la práctica del quehacer de la política en los países de la región y, por tanto, para garantizar y proteger sus derechos de ciudadanía.

El Estado de Derecho no es sólo una característica del sistema legal. Es una regla fundamental de un Estado democrático y la igualdad es la esencia del Estado de Derecho. Desde este referente, la construcción de una nueva democracia de ciudadanía tiene el desafío central de hacerse cargo de las aspiraciones de libertad, de igualdad, autonomía y autodeterminación de más de la mitad de la población de la región, que son las mujeres. No puede haber esa verdadera democracia sin igualdad.

Los países de las Américas no pueden subutilizar el enorme potencial de desarrollo y de transformación social que representan las mujeres al seguir manteniendo los prejuicios, estereotipos y la discriminación de género. Hoy las mujeres, en la mayoría de los países, tienen mayores niveles de educación y han mostrado un mayor retorno en la inversión en desarrollo humano (13) , y sin embargo son precisamente ellas quienes siguen siendo invisibles y excluidas de las instancias con poder político.

Un Estado democrático que responda a sociedades modernas y plurales pasa necesariamente por la eliminación de todas las barreras y obstáculos que las mujeres enfrentan. La paridad en la representación política y en la dirección de las instituciones del Estado es una deuda con las mujeres y asignatura pendiente en nuestra región. Y probablemente ya no será efectiva sin recurrir, al menos inicialmente, a sistemas de cuotas que posteriormente podrán ser eliminados cuando la paridad exista en realidad.

Este Foro nos abre una oportunidad única para avanzar en el diálogo y la construcción de referentes para una democracia de ciudadanía, a la cual hombres y mujeres de esta región tienen derecho. Ello mejorará los niveles de igualdad social, como lo ha mencionado ya una de las participantes anteriores. Porque en esta región hablamos mucho de discriminación y de desigualdad, pero olvidamos que ésta tiene género y raza; porque son pobres muchos más hogares encabezados por una mujer que el promedio de la región. Así como también son más pobres las poblaciones indígenas y afroamericanas. Y por lo tanto, queremos avanzar en este diálogo, no solamente por el objetivo democrático, sino también porque sólo así podrá reinar la paz, la seguridad, el desarrollo, la justicia y la gobernabilidad democrática en las Américas.

Por todo esto, es tan importante esta reunión y les quiero desear el mayor éxito en sus deliberaciones y declaro abierto el primer Foro Hemisférico ¨Liderazgo de las mujeres para la democracia de ciudadanía¨.
Muchas gracias.
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1 (UNESCO 2010, Pousadela 2010) Se observa que en los últimos 30 años las tasas de analfabetismo se han reducido en todos los países, prácticamente a la mitad o incluso a la tercera o la cuarta parte (Nicaragua, Perú y Bolivia muestran los niveles más altos). En algunos países (Argentina, Brasil, Colombia, Costa Rica, Honduras, Nicaragua, República Dominicana y Uruguay) las mujeres presentan tasas de analfabetismo menores a las de los hombres. Bolivia, Guatemala y Perú registran los niveles más altos. Casi todos los países han alcanzado una cobertura virtualmente universal de la educación primaria en sus áreas urbanas (solo Bolivia, Costa Rica, Ecuador y Honduras tenían mayor cobertura para los hombres pero las diferencias son ínfimas). En el ciclo secundario también ha crecido la cobertura femenina aunque las diferencias son más significativas (Guatemala muestra los niveles más bajos y existen diferencias menores en Bolivia, Colombia El Salvador y Paraguay). La cobertura de la enseñanza terciaria es mayor entre las mujeres excepto en México y en menor medida en Guatemala, Chile, Perú y El Salvador (Fuente: Pousadela, Inés, “Género y democracia: Un balance de las post-transiciones”, a partir de datos de UNESCO, 2011, Paris).

2 (CEPAL 2010) Desde principios de los años 90 las mujeres con dedicación exclusiva a las labores no remuneradas del hogar en zonas urbanas de acuerdo con los datos disponibles, se ha reducido en todos los países (el promedio actual es de 30%). Se han producido variaciones importantes según los países. Reducciones significativas se han dado en Paraguay y Chile y también en Costa Rica, México, Venezuela y Honduras. Actualmente las cifras más bajas las tienen Argentina y Nicaragua, República Dominicana y Bolivia, Chile, Uruguay y Paraguay (en orden decreciente) (Fuente: Pousadela, Inés, “Género y democracia: Un balance de las post-transiciones”, a partir de datos de CEPALSTAT, 2011, Santiago).

3 (García 2010) García Prince, E., Agendas legislativas y parlamentarias para el desarrollo de los derechos de las mujeres en América Latina y el Caribe. Serie Mujer y Desarrollo, 105. Santiago de Chile. CEPAL, 2010.

4 (ONU 2009; Deere 2010)

5 Este es el caso de los derechos que habilita la CEDAW, tales como el derecho de las mujeres a la no discriminación, al acceso no discriminatorio a la educación, a la salud, a la participación política, al empleo y las actividades económicas y sociales; a la nacionalidad, independiente de su estado civil, los derechos reproductivos, etc., así como los derechos que establece la Convención de Belem do Pará, como el derecho a una vida libre de violencia de género. Para más detalles ver texto e informes de los Estados Partes de las Convenciones en www.oas.org/cim; y http://www.un.org/womenwatch/daw/cedaw/text/convention.htm.

6 (CEPAL, 2011) Observatorio de la Igualdad de Género de América Latina y el Caribe. Informe anual 2011: “El salto de la autonomía, de los márgenes al centro”. CEPAL, 2011.

7 La Revolución Francesa no incluyó a las mujeres en los nuevos derechos de ciudadanía plasmados en “la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano”. Olympe de Gouges y otras revolucionarias que participaron activamente en la revolución redactaron “la Declaración de los Derechos de la Mujer y de la Ciudadana”, en respuesta a esta exclusión señalando la falsa universalidad de la misma (Mariette Sineau, “Las mujeres en la ciudad: derechos de las mujeres y democracia”, en Georges Duby y Michelle Perrot, Historia de las mujeres en Occidente. Tomo 5: El Siglo XX, Madrid, Taurus, 1993, pp. 509-537).

8 (UPI, 2011) Unión Interparlamentaria. Clasificación mundial de mujeres en los parlamentos a enero de 2011. http://www.ipu.org/wmn-e/classif.htm

9 (IDEA, 2011) “100 celebraciones después, ¿Cuánto falta para celebrar la paridad en América Latina?” Lima , Perú, 8 de marzo de 2011. http://www.idea.int/gender/100_celebraciones.cfm

10(CEPAL, 2011) Observatorio de la Igualdad de Género de América Latina y el Caribe. Informe anual 2011 “El salto de la autonomía, de los márgenes al centro”. División de Asuntos de Género, CEPAL, 2011.

11Machicao, Ximena (2004), “El acoso político: un tema urgente que enfrentar”. Programa de Apoyo a la Gestión Pública Descentralizada PADEP-GTZ y Asociación de Concejalas de Bolivia (ACOBOL), Bolivia.

12 OEA y PNUD, La democracia de ciudadanía: una agenda para la construcción de ciudadanía en América Latina, noviembre 2009, Washington DC. www.oas.org.

13Ver los diversos estudios apoyados por el Banco Mundial y realizados en Africa, Asia y Latinoamérica reseñados en el libro Engendering Development through Gender Equality, Banco Mundial, 2001, Washington DC.