Excelentísimo señor Presidente don Porfirio Lobo, es un honor darle la bienvenida a esta sesión protocolar, a su casa, la Casa de las Américas.
También le damos la bienvenida a los Ministros que le acompañan: el Canciller Arturo Corrales; la Ministra de Derechos Humanos y Justicia, Ana Pineda; el Ministro de Seguridad, Pompeyo Bonilla; el Ministro de Defensa, Marlon Pascua; el Embajador ante la Casa Blanca, Jorge Hernández Alcerro que no he tenido la oportunidad de decirle que junto con su alterno han cumplido una labor muy destacada en estos meses desde la reincorporación de Honduras ; y saludar al nuevo Representante Permanente ante la OEA que hoy nos acompaña, Leonidas Rosa Batista.
Creo que esta ocasión, señor Presidente, es la más propicia para reconocer la invaluable labor que usted ha realizado desde que asumió la Presidencia de Honduras. Todos recordamos que llegó en un momento crítico de la historia hondureña, caracterizado por niveles elevados de polarización y desconfianza, que tenían su origen en tiempos que se habían vivido recientemente y especialmente en el golpe de Estado del 28 de junio de 2009. Por eso, esta tarea no ha sido fácil, y despertó al principio cuestionamientos y suspicacias. Pero usted se ha mantenido firme en su propósito, consciente del inequívoco compromiso que asumió con la democracia del pueblo hondureño más allá de los desafíos presentados.
Valoramos, señor Presidente, la ecuanimidad y la sensibilidad que usted ha tenido para atender las demandas políticas, sociales y económicas y de seguridad del pueblo hondureño. La creación del Ministerio de Derechos Humanos y Justicia y el Ministerio para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas y Afrodescendientes que cubren temas primordiales para el fortalecimiento de la democracia en las Américas y apuntalan los esfuerzos para lograr la igualdad de oportunidades, la creación del “Bono 10.000” para mitigar la pobreza y la desigualdad a través de programas de transferencias condicionadas son algunas muestras del empeño por enfrentar esas dificultades.
Pero el elemento imprescindible para el ejercicio del liderazgo democrático en estas circunstancias difíciles ha sido su voluntad de diálogo, de abrirse a todos los sectores de la sociedad hondureña y buscar entre ellos los consensos. Así, usted ha podido resolver los conflictos relacionados con la tierra y la educación, alcanzar visiones compartidas para el desarrollo de Honduras, pero también promover reformas esenciales para el fortalecimiento de la institucionalidad, el Estado de derecho y el fomento de la participación ciudadana, y algunas de esas reformas apuntan precisamente al corazón de los temas que le dieron origen a la grave crisis vivida hace dos años.
Nosotros sabemos que su país todavía enfrenta serios desafíos en materias como la seguridad, pobreza, desigualdad y derechos humanos. Pero a nadie le cabe duda que usted cuenta con la voluntad y el compromiso para lograr avances significativos en estas áreas. Apoyamos la responsabilidad que usted ha asumido de dar cumplimiento a las recomendaciones contenidas en el informe de la Comisión de la Verdad y la Reconciliación, cuyo título es Para que los hechos no se repitan. Las medidas que emanen de estas recomendaciones serán determinantes para garantizar mayores niveles de gobernabilidad, entendimiento e inclusión social.
Quiero reiterar en esta ocasión, señor Presidente, nuestra firme disposición de apoyar todos esos esfuerzos. La Organización de los Estados Americanos está comprometida con los avances democráticos de sus Estados Miembros, que son los que en definitiva representan el fortalecimiento de la institución. La situación que se vivió en Honduras y en la propia OEA, a raíz del golpe de Estado, ha servido para consolidar nuestro compromiso con la democracia, para profundizar la reflexión sobre cómo mejorar las aplicación de nuestros instrumentos interamericanos y en especial en nuestro debate de la Carta Democrática Interamericana en su décimo aniversario, que también ha ayudado a fortalecer los vínculos de los Estados Miembros de esta Organización en torno a los principios y labores compartidos, más allá de las diferencias naturales de países tan diversos.
Estoy convencido señor Presidente que en la política, como en la vida, las personas crecen, maduran y alcanzan su potencial sólo en la medida en que son capaces de enfrentar los obstáculos que inevitablemente se presentarán. Creemos que usted nos ha dado un ejemplo en ese sentido, y como Organización y organismo hemisférico continuaremos avanzando y enfrentando las tareas que nos impongan nuestras obligaciones con nuestros pueblos con el mayor empeño posible.
Presidente Lobo, sea usted muy bienvenido.