Discursos

JOSÉ MIGUEL INSULZA, SECRETARIO GENERAL DE LA ORGANIZACION DE LOS ESTADOS AMERICANOS
SIMPOSIO DE LA JUVENTUD DE LA OEA: IMPULSANDO A LOS FUTUROS LÍDERES DE LAS AMÉRICAS

19 de septiembre de 2007 - Washington, DC


Quiero empezar por agradecer de manera muy fervorosa a la Presidenta del Consejo Permanente por esta iniciativa tan feliz de convocar esta reunión y quiero agradecer muy significativamente a los que nos han ayudado a organizarla, especialmente a Roy Thomasson, Director Ejecutivo de Young American Bussines Trust, que ha desarrollado con tanto entusiasmo los asuntos relacionados con la juventud y sus oportunidades en nuestro hemisferio.

Sin duda, hay muchos jóvenes en esta audiencia. Es más difícil ser joven hoy que algunas décadas atrás. La cantidad de jóvenes es inmensa en el mundo entero, por lo tanto, la dificultad para crear empleos para todos es enorme, sobre todo con el desarrollo que está teniendo la ciencia, el mundo del conocimiento tecnológico.

Voy a poner sólo un ejemplo, cuando fui a la universidad hace algunas décadas en mi país, era gratuita y todos dicen “¿porqué no es gratuita ahora?”, “¿porqué en muchas partes los estudiantes tienen que pagar?” Bueno era gratuita, pero éramos 35 mil estudiantes universitarios en el país, 40 mil cuando terminé, hoy día son más de 800 mil, es más difícil costear la universidad para 800 mil que para 40 mil y así sucesivamente.

En el mundo, tenemos que tener en cuenta que hoy habitamos 6.500 millones de personas. Según los demógrafos más expertos en la materia, desde Adán y Eva han vivido en el mundo algo más de 13 mil millones de personas, lo cual quiere decir que la mitad de las personas que han vivido están hoy sobre la faz de la tierra. Eso hace mucho más difícil las cosas, estimula muchas veces la actitud que no es necesariamente la de solidaridad, sino también la de la competencia, lo cual algunos aspectos culturales tienen mucho que ver.

Esto hace que quien quiera construir un futuro democrático en nuestras regiones, requiera o tiene que proponerse como tema central darle a todos los jóvenes que van a componer esa sociedad del futuro, un espacio para su desarrollo, para su plena realización, para trabajar positiva y colectivamente por una mejor sociedad y una mejor vida. Ahí es donde se plantean los inmensos problemas de la juventud de América Latina y el Caribe hoy, que son los que ya conocemos.

No creo que sea necesario hablar aquí de temas distintos de los que hablamos para el conjunto de nuestro hemisferio. Hablamos mucho de nuestra región, que para progresar y desarrollarnos necesitamos mejorar la calidad de la educación, dar más educación y ese es un primer gran problema de los jóvenes de hoy. Se dice que la capacidad de aprender y pensar se adquiere en la temprana niñez, y no más del 15% de nuestros niños tienen educación preescolar, en algunos países incluso el 15%, cifra exagerada porque es mucho menos que eso. Primer problema, no estamos creando a los jóvenes del mañana, no les estamos dando oportunidades desde que nacen, desde niños, de desarrollar plenamente sus capacidades.

Tenemos en muchos de nuestros países educación primaria universal y bastante educación secundaria. Su calidad es tremendamente desigual, todos van a la escuela, pero algunos aprenden mucho y otros no aprenden nada, ya sea porque no tienen buena escuela o porque tienen un entorno de miseria o de violencia que les impide aprovechar adecuadamente sus condiciones escolares, o porque no tienen en su familia el ambiente suficiente para poder desarrollarse. Esa es una crisis hoy día de nuestra juventud. Terminan la escuela y muchas veces no acceden a la universidad, la calidad la educación que recibieron repercute en sus posibilidades posteriores.

Los estudios muestran que la variable más explicativa, la que más se asocia con estar en la universidad, es el haber tenido un padre o una madre en la universidad, por lo tanto, los jóvenes que emergen son pocos, no todos concluyen sus estudios secundarios, no todos acceden a la universidad, no todos van a la mejor universidad. El sistema educativo aún perpetúa muy sustantivamente las desigualdades que existen que plagan a nuestros países.

Hemos dicho muchas veces que este no es un continente pobre, es un continente injusto y esa injusticia también se vuelca en las oportunidades de los jóvenes, y en el mercado del trabajo, la competencia es bien dura. En los próximos años, según el BID, para poder mantener las tasas de empleo que tiene hoy América latina y el Caribe se tienen que crear 5 millones de empleos al año, porque los jóvenes que están en edad de trabajar pertenecen a generaciones de gran crecimiento demográfico. El porcentaje ha bajado en los últimos años, pero las generaciones que se encuentran hoy día aptas a de trabajar pertenecen a generaciones de gran crecimiento demográfico y, por lo tanto, los jóvenes que buscan empleo por primera vez son una inmensa cantidad.

Hay otro fenómeno positivo. La mujeres hoy día se incorporan masivamente al mercado de trabajo y eso hace que la presión de crear empleo sea un asunto central para la juventud porque, de lo contrario, muchos jóvenes, hombres y mujeres, se van a enrolar a aquella enorme muchedumbre de jóvenes, y cuando digo jóvenes me refiero a esta estadística entre 15 y 24 años en América Latina y el Caribe, que no trabaja ni estudia.

Uno de cada cuatro jóvenes en nuestra región ni trabaja ni estudia y, por lo tanto, ve sus posibilidades de vida bastante truncadas, cae en la desesperanza, se une a actividades cada vez menos lícitas y se prepara para vivir una vida improductiva. Se habla mucho del delito juvenil, no es tan cierto que la mayor parte del delito lo cometan los jóvenes en este hemisferio. El delito se encuentra, por desgracia, en ascenso de manera relativamente pareja entre jóvenes y adultos. No hay una diferencia porcentual muy grande, lo que sí es claro y basta con mirar las encuestas respecto del delito duro, es la población penal de nuestras Américas, los que están presos por haber cometido algún delito grave, la mayoría cometieron su primera falta cuando eran jóvenes.

Por lo tanto, tenemos que preocuparnos de la génesis de actividad delictual en la juventud que está directamente asociada con el tema que antes planteaba, de la enorme cantidad de jóvenes en nuestra región que no estudian ni trabajan. Yo creo que podríamos hablar de otra cantidad de temas respecto a la juventud, pero si no resolvemos esto se nos pierden todos los problemas intrínsicos de la juventud, de su asociación con el mundo del conocimiento, esa enorme capacidad de asimilar mucho mejor que los adultos las nuevas tecnologías, los nuevos conocimientos, de empujarlos hacia delante, de tener iniciativas, de eso tenemos que hablar hoy día. Tengo que decir primero que estudien o trabajen, y que la sociedad les de oportunidades de llevar adelante una vida productiva.

Creo que estamos efectivamente hipotecando nuestro futuro cuando no actuamos de manera decidida en estos aspectos básicos de la vida de nuestra juventud, por eso es que me parece tan importante no solamente la convocatoria de esta reunión, sino la forma en que la embajadora la ha convocado, esto es una reunión sobre nuestro futuro, no es una reunión sobre el presente, pero el futuro lo construimos a partir de ahora, y mejorar sustancialmente las oportunidades de la juventud darle buena condición de vida, de estudio de trabajo es la mejor forma de construir el futuro de América latina y del Caribe.

Bienvenidos y muchas gracias.