Para mi es muy grato poder inaugurar este Seminario como parte de los trabajos de la Comisión de Seguridad Hemisférica organizado con el Colegio Interamericano de Defensa en presencia de tantas personas judiciales, funcionarios y diplomáticos.
El tema es de la mayor importancia, todos lo sabemos, no quiero dar cifras, solo recordar – lo acabo de decir – en nuestra región el 80 por ciento de los crímenes que se cometen, los homicidios que se cometen en América Latina y el Caribe, son cometidos con armas de fuego. El tráfico ilícito de armas de fuego es parte de las actividades del crimen organizado. No es un tráfico que se haga al azar o por personas individuales, esto tiene una organización y eso le da una potencia incluso mucho mayor de la que ha tenido siempre.
Todas las manifestaciones del crimen organizado, el tráfico ilícito de drogas, la trata de personas, tráfico ilícito de migrantes, lavado de activos, la corrupción, el terrorismo, los secuestros, y las pandillas tienen una vinculación con el suministro constante de armas -proveniente generalmente del exterior- porque sin perjuicio de que existe una fabricación ilícita de armas de fuego también en nuestra región, la verdad es que la mayor parte de las armas provienen del extranjero. Por consiguiente, es imposible delinear una política de seguridad pública, fortalecer la policía para que nuestros controles sean más eficientes, hacer mejores nuestros tribunales para combatir la delincuencia, si las bandas criminales benefician de un flujo constante y permanente, de un abastecimiento seguro de armas de fuego que les provienen del tráfico ilícito.
Como Organización, nosotros hemos hecho un esfuerzo grande por enfrentar el tema de la seguridad multidimensional sobre la base de los acuerdos sobre seguridad de México adoptados en el 2004. Cuando yo recién llegaba a la OEA como Secretario General, señalaba que el desafío de la seguridad pública era un tema hemisférico y dije que enfrentar el aumento de la violencia y la criminalidad es el desafío de los gobiernos de las Américas, los cuales tienen la obligación de hacerlo con políticas públicas adecuadas, eficientes y coordinadas entre todos los países, porque todos, están sufriendo o comienzan a sufrir sus consecuencias.
La verdad es que por desgracia las cifras –repito, no descansaré con eso- nos están demostrando que si es cierto como dice el BID que el crimen mina el 15 por ciento del PIB de América Latina y el Caribe, eso significa un costo económico de 750 mil millones de dólares americanos al año para la región. Es necesario agregar, por cierto, el enorme costo en vidas humanas que tiene el continente en que desde hace ya mucho tiempo el crimen adquiere proporciones epidémicas.
Ahora, creo que es importante decir que hemos hecho enormes esfuerzos en esta materia y ustedes van a poder discutir a lo largo de esta semana, podrán intercambiar información, actualizar conocimientos, discutir sobre los distintos elementos y conversar también sobre propuestas, pero nosotros estamos ya trabajando desde hace tiempo.
Acabo de suscribir, con cuatro países, el Acuerdo de Cooperación para promover el Marcaje de Armas de Fuego, por lo que quiero felicitar nuevamente a Antigua y Barbuda, Dominica, Panamá y al Perú por lo cual ya son 20 países del hemisferio que tienen esta capacidad de marcaje que es muy fundamental. Esto ha sido posible gracias al apoyo financiero de los gobiernos de Estados Unidos de América y de España.
Yo estuve en la Primera Cumbre de las Américas en el año ‘94 y en el Plan de Acción de Miami de 1994 todavía no se hablaba mucho del crimen organizado, todavía no se hablaba mucho de esta epidemia, sin embargo, nuestros países dijeron en esa ocasión, se han cumplido ya de eso 17 años, que:
“[Los países] Fortalecerán los esfuerzos para controlar las armas de fuego, las municiones y los explosivos, a fin de evitar que caigan en manos de los traficantes de drogas y de las organizaciones criminales.” (Plan de Acción de Miami, 1994).
Ese párrafo esta plenamente vigente hoy. Permitió que la región adoptara en 1997, un instrumento regional – primero de su clase – para el control de la fabricación y el tráfico ilícito de armas de fuego CIFTA (la Convención Interamericana contra la Fabricación y el Tráfico Ilícito de Armas de Fuego, Municiones, Explosivos y otros Materiales Relacionados) y es la razón par la cual nos encontramos reunidos hoy.
Con base a esos parámetros hemos promovido iniciativas de cooperación entre los miembros del sistema y por esto el Grupo de Expertos de la OEA se reúne esta semana para Preparar Legislación Modelo en las Áreas a que se refiere la CIFTA. Se reúne esta semana para considerar propuestas de legislación sobre los aspectos de entrega vigilada; mantenimiento, confidencialidad e intercambio de información y medidas de seguridad, contenidos en la Convención.
A su vez, se va a realizar la XIII Reunión Ordinaria del Comité Consultivo de la CIFTA, para preparar la Tercera Conferencia de Estados Parte, 28 y 29 de marzo, aquí en la sede de la OEA. Además, estamos trabajando los textos de los mandatos de la Cumbre de las Américas y asimismo estamos llevando adelante el proyecto de marcaje, sin embargo, creo que todavía nos queda mucho por avanzar.
La verdad es que pienso que mientras no busquemos una posibilidad de armonizar las legislaciones de unos y otros países en materia de armas de fuego vamos a seguir sufriendo una situación muy compleja. La mayor parte de los países de América Latina y el Caribe tienen políticas muy restrictivas en materia de armas de fuego y esas políticas muy restrictivas hacen que prácticamente esos países casi no tengan mucha importación de armas de fuego salvo las que se importan lícitamente hacia sus fuerzas armadas o sus policías. Sin embargo, estamos llenos de armas a veces mucho más poderosas que las de la policía. Todos sabemos perfectamente que ese hecho se debe estrictamente a la acción del crimen organizado para traspasar armas que compran en otros países para llevarlas hacia América Latina y el Caribe.
Nosotros tenemos que hacer algo al respecto, no podemos seguir lamentándonos cada vez. Hay una famosa paradoja que enseñó un sacerdote del siglo XVII, que dijo “dios se ríe de los que lamentando las consecuencias se niegan a enfrentar sus causas”. Nosotros no podemos seguir lamentando las consecuencias, tenemos que enfrentar las causas y yo pienso que todavía nos queda, por esta razón, mucho trabajo que hacer y estoy seguro que en este seminario van a dar un empuje fuerte a esta actividad la cual requiere la acción de todos nosotros.
Muchas gracias.