Discursos

JOSÉ MIGUEL INSULZA, SECRETARIO GENERAL DE LA ORGANIZACION DE LOS ESTADOS AMERICANOS
QUINCUAGÉSIMA TERCERA REUNIÓN ANUAL DE LA ASAMBLEA DE GOBERNADORES DEL BANCO INTERAMERICANO DE DESARROLLO

19 de marzo de 2012 - Washington, DC


Agradezco la oportunidad de poder dirigirme a ustedes en esta 53 Reunión Anual y reiterarles el apoyo inequívoco de la Organización de los Estados Americanos a las labores del Banco Interamericano de Desarrollo y al de su Presidente Luis Alberto Moreno. Somos socios principales en el Sistema Interamericano, estamos empeñados en fortalecerlo y para ello venimos trabajando y forjando alianzas entre nuestras organizaciones, desde que ambos asumimos nuestros cargos respectivos casi al mismo tiempo, allá por el 2005. La cooperación entre nuestras instituciones, los acuerdos de cooperación tripartita entre el BID, la CEPAL y la OEA, que Felipe Herrera, Raul Prebisch y Jose Antonio Mora suscribieron hace cinco décadas y el trabajo con otras organizaciones hemisféricas y regionales, son esenciales para el fortalecimiento de este Sistema, construido en torno a nuestros ideales comunes de paz, democracia y desarrollo.

Los temas de desarrollo, consagrados en la fundación de este Banco, siempre han sido parte central de la agenda interamericana y reflejo de eso es como se han ido afianzando los procesos de desarrollo humano y económico en torno de los procesos políticos de integración así como el de la interdependencia, cada día mayor, entre nuestros Estados.

Estamos es una etapa de gran promesa para nuestra región, en dónde hemos podido asentar los avances democráticos en la región y a la vez alcanzar un crecimiento económico importante, más meritorio aún cuando el ha tenido lugar en medio de la “gran recesión” que ha afectado a la mayor parte de la economía mundial. Manifestación clara de este éxito ha sido la reducción de la pobreza en nuestro hemisferio en forma constante y recurrente. Resta ahora consolidar estos sucesos enfrentando los retos ante los cuales nos ha puesto esta nueva etapa, el salto cualitativo que todos los ciudadanos del continente tienen el derecho de aspirar y exigir para ellos mismos. Nuestra próxima Sexta Cumbre de las Américas, próxima a realizarse el 14 y 15 de Abril en Cartagena de Indias, Colombia, debe ser un momento de definición, no tanto acerca de si esta es o no “la década de América Latina y el Caribe” sino, como lo ha dicho el Presidente Juan Manuel Santos, acerca de lo que tenemos que hacer para que lo sea.

Los retos son aun numerosos, pero la seguridad y la desigualdad son los que preocupan más a los ciudadanos del hemisferio. Aunque hemos logrado reducir la pobreza, la brecha de nuestras desigualdades es difícil de ignorar. No hablamos solamente de desigualdades en la distribución del ingreso, altamente severa e injusta, sino también de las exclusiones sociales y limitaciones en el acceso a servicios públicos y derechos fundamentales por parte de un gran número de personas, lo que es fundamentalmente incompatible con la noción misma de ciudadanía y de democracia que tratamos de impulsar. Las arraigadas disparidades profundizan la polarización de nuestras sociedades y agudizan los conflictos, especialmente cuando los sectores medios, que van creciendo en nuestras sociedades, exigen participar de manera justa en la distribución del desarrollo, el bienestar y la gestión democrática.

Reflejo de esta inquietud son los movimientos ciudadanos que ya ocurren repetidamente en diversos países de las Américas. Existe un inmenso espacio para los planeamientos de la ciudadanía en temas que, impulsando demandas concretas en pos de mejor educación, distribución, discriminación, etc. tienen que ver mucho con la equidad en los procesos que tienen lugar en nuestras sociedades democráticas y con la calidad en los servicios que los estados de la región proporcionan a sus ciudadanos. En definitiva, la democracia que nuestros países construyan debe fundarse no solamente en los derechos políticos, sino también en el desafío de brindar una vida más justa, más plena y con mayores oportunidades a todos los ciudadanos de las Américas.

Los desafíos de la gobernabilidad democrática y el desarrollo económico están vinculados con la reducción y prevención de la violencia en el hemisferio, que ha pasado a estar al tope de las demandas ciudadanas, más allá de los diversos niveles de gravedad que el problema plantea en nuestros países. La seguridad pública ha pasado a ser un bien social, como la educación, la vivienda o la salud. La respuesta que se requiere es integral y simultánea en los frentes de la prevención y el control, con una mejor inversión de los recursos para fortalecer la defensa de los derechos de los ciudadanos ante la amenaza del crimen organizado y la violencia social.

El BID y la OEA han cooperado estrechamente en los temas de seguridad y de ahí que celebremos la iniciativa del BID sobre Seguridad Ciudadana Regional, que será presentada en el marco de esta Asamblea, que permitirá robustecer los sistemas de información, el entrenamiento de gestores en seguridad pública y el intercambio de mejores prácticas. Actualmente, la OEA trabaja con el Banco Interamericano de Desarrollo en Uruguay y Costa Rica y lo hará también en Honduras, Guatemala y otros países centroamericanos y del Caribe que se irán integrando a nuestra acción conjunta.

Esta quincuagésima tercera reunión del BID tiene lugar, como ya se ha dicho, a menos de un mes de la próxima Cumbre de las Américas, que se llevará a cabo en Cartagena de Indias, Colombia. Las discusiones que se han sostenido aquí sobre los desafíos económicos, integración regional y seguridad ciudadana alimentarán, sin duda, las deliberaciones que sostendrán nuestros presidentes en Colombia, junto a los urgentes problemas de la infraestructura, la incorporación de nuevas tecnologías y las mejores formas de acción conjunta ante los desastres naturales que el cambio climático ha convertido en un nuevo obstáculo al desarrollo regional.

Estos son los temas de la mayor relevancia y, con razón, el Gobierno de Colombia, que tiene a su cargo la organización de esta Cumbre, los seleccionó entre aquellos temas que la región debe enfrentar para avanzar hacia la prosperidad. Si queremos tener una región que mantenga y desarrolle un nivel mayor de crecimiento, una reducción efectiva de la pobreza y la desigualdad, una democracia que se establezca y se fortalezca cada vez más, necesariamente tenemos que enfrentar estos retos.

No podría dejar de hacer un reconocimiento a la República Oriental del Uruguay en la organización de esta cita y de muchas otras reuniones de la agenda Interamericana. En Uruguay, la localización de destacados organismos multilaterales como el BID, IDRC (International Development Research Centre), la ALADI, el Instituto Interamericano del Niño, la Niña y Adolescentes, la propia oficina de la OEA, y las capacidades técnicas de su capital humano que viene trabajando en diferentes iniciativas conjuntas, se une a la voluntad política manifestada por sus autoridades, para proyectarnos hacia el futuro generando una herramienta de integración de esfuerzos para la mejora permanente de la gestión pública y privada en América Latina y el Caribe.

El Centro para la Innovación en América Latina y el Caribe, CIALC, en cuya gestación estamos empeñados, pretende contribuir desde Uruguay a la mejora permanente de áreas clave como la de investigar, la innovación, la transferencia de tecnología, la asistencia técnica, y el financiamiento, de acuerdo con las demandas de los países de la Región.

Los países de las Américas tienen la capacidad de construir el futuro, con todas sus complejidades y dificultades, pero también con la fortaleza de la diversidad de sus actores incluyendo la riqueza de una interacción fecunda entre ellos. Montevideo cataliza este debate al ofrecer a la ciudadanía del hemisferio opciones plurales al respecto. Uruguay abre así un espacio significativo, no solamente, para el fortalecimiento institucional pero, sobre todo, para el ejercicio y la consolidación de la democracia.

Concluyo saludando nuevamente al BID, nuestra institución hermana, en esta nueva Reunión Anual y deseo a todos Uds. éxito en sus deliberaciones.

Muchas gracias.