Quiero agradecerles a todos su presencia en la Cuadragésima Novena Cátedra de las Américas “A 25 Años de los Acuerdos de Esquipulas: Oportunidades y Desafíos en Centroamérica”.
Doy la bienvenida, en primer lugar, a nuestros ex Presidentes, al ex Presidente Oscar Arias de Costa Rica, Presidente dos veces en su país y premio Nobel de la Paz y al ex Presidente de Guatemala y anfitrión de Esquipulas, Su Excelencia Vinicio Cerezo. También doy la bienvenida a Eduardo Stein ex Vicepresidente de Guatemala; al honorable Michael Barnes, ex Presidente del Subcomité de la Cámara de Representantes de los Estados Unidos para Asuntos Interamericanos; a la doctora Cynthia Arnson, Directora del Programa de América Latina, Woodrow Wilson International Center; al doctor Michael Schifter, Presidente del Diálogo Interamericano; a los representantes permanentes y alternos de los Estados Miembros de la OEA; a los Embajadores de los Estados Miembros ante la Casa Blanca; a los representantes de los países observadores; a nuestros invitados especiales y muy especialmente quiero reconocer aquí la presencia de nuestro querido amigo Luigi Einaudi, ex Secretario General Adjunto de la Organización de los Estados Americanos y también agradecer la presencia del señor Bill Goodfellow quien ha posibilitado, en gran medida, a que este evento se lleve a cabo.
Lo que estamos recordando es la segunda reunión de Esquipulas, la primera tuvo lugar en mayo –si no me equivoco- del año 1986 en la misma ciudad convocada por el Presidente Vinicio Cerezo que fue el primer diálogo que existió realmente entre Presidentes de la región en esa época. Un gesto de gran audacia para los tiempos que corrían.
El 15 de febrero de 1987, el Presidente Oscar Arias presentó su plan de paz global para la región Centroamericana. El documento que el mismo definió como un "instrumento viable, oportuno y constructivo", proponía formalmente la celebración de rondas de negociación de cada gobierno con su oposición interna con la mirada puesta en la reconciliación nacional y luego el diálogo para el alto el fuego definitivo.
Inmediatamente, se constituyó una hoja de ruta que incluía diversas visitas a distintas capitales europeas y sudamericanas en busca de apoyo, lo que permitió que el 7 de agosto, esa es la fecha que celebramos hoy, el 7 de agosto de 1987, los presidentes Arias, Azcona, Cerezo, Duarte y Ortega se reunieran en la ciudad guatemalteca de Esquipulas y suscribieran la histórica Declaración de Esquipulas II que se titula “Procedimiento para Establecer la Paz Firme y Duradera en Centroamérica”.
Esta iniciativa ponía en marcha un proceso de pacificación regional con los centroamericanos como únicos protagonistas y responsables directos de su éxito o de su fracaso. Obtuvo así un importante respaldo de diversos gobiernos latinoamericanos y varios europeos, que apoyaron el plan en su totalidad. No obstante, hay que reconocer que también algunos lo recibieron con cautela y otros con bastante escepticismo pero la semilla de la paz ya estaba plantada. El inicio fue un proceso difícil, avanzó con más agilidad cuando la distensión internacional comenzó a cambiar y se empezaron a disipar la dialéctica de bloques y los impedimentos de la Guerra Fría.
Fue así que en los años siguientes finalizaron los conflictos armados en la región. En Nicaragua el 19 de abril de 1990, seguido por el Salvador, el 16 de enero de 1992 y en Guatemala el 29 de diciembre de 1996. Estos dos últimos países con la firma de sus respectivos Acuerdos de Paz.
El proceso de paz en Centroamérica es importante por muchas razones.
Primero, porque fue una iniciativa conjunta –lo repito- iniciativa conjunta y propia de la región de Centroamérica. Mostró el valor de la voluntad y el empeño de los protagonistas de este proceso de trabajar conjuntamente y por lo tanto la posibilidad de lograr en ese momento, recuerdo que todavía vivíamos el periodo de Guerra Fría, que los países de la región alcanzaran una solución endógena a sus conflictos armados.
Segundo, después de Esquipulas, se continuaron las reuniones y se siguió adelante con un proceso de integración y el 27 y el 28 de octubre de 1989, en San José, Costa Rica se reunieron 15 jefes de Estado y de Gobierno de todas las Américas que incluían a Estados Unidos y Canadá. Esta fue –por así decirlo- la primera "cumbre hemisférica” que ciertamente fue preludio de las Cumbres presidenciales que actualmente celebramos en el seno de la Organización en conjunto con los otros organismos regionales.
En tercer lugar, se instaló allí una Comisión Internacional de Verificación y Seguimiento (CIVS) en Venezuela, el 22 de agosto de 1987, con participación de esta Organización y del Secretario General de las Naciones Unidas conjuntamente con el Grupo de Contadora y de su Grupo de Apoyo. Fue la primera vez que los Secretarios Generales de Naciones Unidas y de la OEA actuaron como miembros de pleno derecho de una comisión internacional de control, lo cual dio origen así a una relación novedosa entre ambas organizaciones y ampliaron así los alcances del multilateralismo.
También creo que tiene una importancia muy sustantiva este acuerdo porque se dio en un momento en el que se producía en la región cambios muy fundamentales, no solamente inspirados, por cierto, en alguna medida por todo el proceso del fin de la Guerra Fría, pero también terminaban las últimas dictaduras militares en América del Sur. Se incorporaban a la Organización de los Estados Americanos los países del Caribe y Canadá que traían consigo también una cierta tradición y una cierta voluntad democrática, lo cual permitió que realmente nuestra región viva un periodo histórico, periodo del cual seguimos siendo herederos hoy día.
Un período marcado, ciertamente, por nuevas dificultades y nuevos problemas de los cuales seguramente hablaremos pero muy ligado, como nunca, al ideal democrático. Hoy día, podremos tener discusiones sobre cuanto se ha desarrollado la democracia pero no cabe duda que es el único proyecto posible, no se habla ya de otras alternativas de gobiernos que no sea la democracia. Todo el mundo busca justificar su proyecto político en torno de las ideas democráticas y eso creo que es esencial y aquello fue posibilitado por los acuerdos de paz de Centroamérica, entre otros factores.
Ciertamente los conflictos armados han cesado en la región, la gobernabilidad en Centroamérica sin embargo aún enfrenta problemas institucionales y amenazas de distinta intensidad. El reto de cumplir la promesa de paz continúa presente en la conciencia de todos los centroamericanos. Reconociendo que existen amenazas, como la inseguridad ciudadana -que es una de las mas centrales-, considero que la misma valentía y racionalidad que mostraron nuestros líderes, los lideres de Centroamérica hace 25 años, es inspiradora para que enfrenten los líderes de ahora los desafíos y las amenazas que afronta la libertad, la democracia y la gobernabilidad en la región.
Igual que en 1987, nadie resolverá los problemas de Centroamérica sino los centroamericanos, y sabemos que lo harán porque ya mostraron – y eso estamos celebrando hoy – que es posible sobreponerse a su hora más oscura sobre la base de una voluntad política fundada en la democracia y en la disposición a conformar una región integrada y común.
Por eso les doy la bienvenida a todos a la casa de las Américas donde muchas de las discusiones tuvieron lugar, a todos ustedes que de alguna manera fueron protagonistas de este proceso, les agradezco mucho su presencia y bienvenidos a este debate.
Muchas Gracias.