Discursos

JOSÉ MIGUEL INSULZA, SECRETARIO GENERAL DE LA ORGANIZACION DE LOS ESTADOS AMERICANOS
XXX CURSO INTERDISCIPLINARIO EN DERECHOS HUMANOS, ORGANIZADO POR EL INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS

12 de septiembre de 2012 - San José, Costa Rica


Estoy muy contento de estar aquí participando en el evento de conmemoración del XXX aniversario del Curso en Derechos Humanos y quiero saludar también, con mucho afecto, a todos sus participantes.

Hace un año el tema de este curso se insertó en un proceso que se inició hace algún tiempo: El de un diálogo que se lleva en el seno de la Organización de los Estados Americanos que tiene como objetivo central el fortalecimiento del Sistema Interamericano de Derechos Humanos. La discusión se ha llevado a cabo a través de un proceso que debe ser basado en el diálogo, nunca de imposición, y el cual debe ser respetuoso de la autonomía necesaria de los órganos que configuran el Sistema Interamericano de Derechos Humanos. Al mismo tiempo, debe producirse en estrecha relación con los Estados y con los gobiernos de América Latina, el Caribe y América del Norte ya que los países de la región viven una situación muy distinta a aquella que se vivía en las distintas fases de la historia de la Comisión. Por esa razón es tan importante este curso porque habla de historia del debate actual y de perspectivas del futuro, por lo tanto, es primordial empezar por la evolución del debate, por la situación en la que actualmente nos encontramos y por los nuevos desafíos que deberemos de enfrentar.

Voy a tratar de ser breve en mis comentarios para dar mayor dinámica al curso y así disponer del tiempo suficiente para responder a sus preguntas. Bueno, creo que lo primero en recordar es que el tema de los Derechos Humanos se encuentra presente en el sistema interamericano desde su fundación. La Declaración Americana de los Derechos del Hombre –se llamaba originalmente así- fue emitida algunos meses antes de la Declaración Universal de la ONU y por lo tanto la preocupación por la defensa de los derechos de la persona es algo bastante sustancial al sistema internacional de todo el periodo de post-guerra. Tuvo su origen o su primera expresión en la Organización de los Estados Americanos, en el sistema interamericano.

Sin embargo, diría que los primeros años, las primeras dos décadas, lo que se buscaba cumplir a través de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos en realidad era un trabajo de difusión de los Derechos Humanos. Lo que le dio a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos su principal carácter, fue curiosamente y contradictoriamente los conflictos que surgieron en nuestra región a partir de la década de los ´60, durante los ´70 y durante las décadas que quedaban del resto del siglo. Es el período de las dictaduras, de seguridad nacional en América del Sur, en la mayor parte de los países del cono Sur y también es el periodo de las guerras en Centro América -que hoy también conmemoraremos el inicio de su fin en otro acto- y que son, si hablamos de la guerra en Centro América, es la que mas victimas humanas tuvo a lo largo de la historia del siglo veinte en América Latina.

Por lo tanto, es en ese momento que la necesidad de discutir, debatir, de promover da lugar también a la posibilidad de actuar y no fue fácil para la Organización de los Estados Americanos actuar. En este momento fue bastante complejo, básicamente porque algunos de los protagonistas de las mayores violaciones se encontraban sentados en el consejo de la OEA.

Creo sinceramente, y lo hemos tenido hace poco con nosotros en un seminario en Washington, que la presión efectuada por el gobierno del Presidente Jimmy Carter para fortalecer el Sistema Interamericano de Derechos Humanos fue fundamental en este aspecto. Él puso el tema de los derechos humanos al centro de la politica y por lo tanto le dio a la acción de la Comisión una enorme fuerza y una enorme legitimidad para enfrentar a gobiernos que, precisamente por lo que estaba ocurriendo, carecían mucho de legitimidad. Es un periodo en la Comisión de gran diligencia, si ustedes van a algunos países de América del Sur se encuentran con que mas allá de lo que digan los gobiernos la Comisión de Derechos Humanos es vista como parte integral de la acción de la OEA en materia de derechos humanos, vista como parte integral de la lucha por la democracia que se llevó adelante en esos años.

Y, por consiguiente, a lo largo de todos estos años, que son tantos años de existencia, la Comisión y el sistema han ganado una admiración enorme y un respeto muy grande en la comunidad internacional. Por cierto, se expandió también durante fines de la segunda mitad de los ‘70 se aprobó aquí, en San José de Costa Rica, la Convención Americana de los Derechos Humanos que es probablemente nuestra pieza fundamental a pesar de que no ha sido ratificada ni reconocida la competencia de la Corte por varios de sus Estados Miembros. La Convención sigue siendo de alguna manera la viga maestra de nuestro trabajo en materia de Derechos Humanos y la principal pieza legislativa que tenemos junto con los estatutos de la Comisión y la Corte y con otros instrumentos.

Todo eso ocurrió en un periodo en el que había dictaduras en América Latina. Empezaba a apuntar la democracia recién en el ’79 y ese mismo año entró en vigor la Convención Americana sobre Derechos Humanos por lo que se pudo establecer el Tribunal, pudo iniciar así sus trabajos y por consiguiente el peso que fue adquiriendo el Sistema de Derechos Humanos en este periodo democratizador lo puso en condiciones también de jugar un papel fundamental en los años que vendrían. En los últimos 20 años en que la región ha experimentado cambios significativos con el inicio y la consolidación de los procesos democratizadores, ha significado un contexto progresivamente más apto para que nuestra doctrina y nuestra política en materia de derechos humanos crezcan.

En este sentido, hay cosas muy importantes que considerar. Solamente a titulo de ejemplo, la adecuación de ordenamiento jurídico a las normas internacionales de protección a los derechos humanos. No olvidemos que varios países de la región tienen en sus constituciones incorporadas el respeto a los tratados internacionales en materia de derechos humanos, además de una seria de normas específicas. La modificación incluso en mallas curriculares para incorporar no solo el estudio de la historia más reciente de los países, sino también del estudio de los derechos humanos como una asignatura independiente. La creación dentro del aparato estatal de muchos países, de entidades gubernamentales destinadas a velar por la situación interna de los derechos humanos, defensoría, subsecretaría, etc., y en el sistema interamericano se ha consagrado como referente de los Estados en materia de elaboración de políticas públicas sobre los derechos humanos.

Por cierto, aquí también se ha encontrado -y cosa que probablemente ocurría menos con anterioridad- durante estas últimas décadas se ha empoderado el Sistema Interamericano de Derechos Humanos con la sociedad civil. La sociedad civil que inició su acción primero en momentos muy duros a través de constantes reclamos de justicia, del rechazo de la impunidad, al riesgo y a costa, muchas veces, de sus vidas o de su libertad. La sociedad civil jugó un papel también transformador en la política de nuestro continente y forjó con eso un vínculo muy poderoso con el Sistema Interamericano de Derechos Humanos que no podemos desconocer. La sociedad civil nos permite traer a nuestra atención permanentemente los nuevos temas que surgen, los nuevos consensos, y las posibilidades de desarrollo de nuevos estándares de protección de los derechos humanos. Sin embargo, es efectivo que en el último período ha habido discusiones acerca del sistema que son importantes.

Lo que he querido hacer al presentar la primera parte de mi intervención antes de entrar en detalle es realizar una afirmación. El Sistema Interamericano de Derechos Humanos, la Comisión que es propiamente parte de la OEA, si bien es independiente a ella, la Corte Interamericana de Derechos Humanos emana de la Convención y que por cierto, está vinculada a la OEA, (fue aprobada en una Asamblea General de la OEA), pero se desprende de la Convención Americana y, por lo tanto, en la elección de sus miembros, es importante reiterarlo, participan únicamente los países que hayan suscrito y ratificado la Convención y hayan reconocido la competencia de la Corte.

A diferencia de la Comisión de Derechos Humanos que es elegida por todos los Países Miembros de la OEA, la Corte es elegida exclusivamente por aquellos que han suscrito la Convención. Y el Instituto Interamericano de Derechos Humanos que también es –por así decirlo- aun mas autónomo y forma parte de este sistema interamericano de derechos humanos que todos queremos defender y reforzar.
Desde el punto de vista de la Organización de los Estados Americanos, la institución que yo dirijo como Secretario General, se ve enriquecida por la discusión que estamos sosteniendo en el reforzamiento del sistema interamericano de derechos humanos. Los organismos internacionales han sido muchas veces criticados por permanecer cuando ya no tienen sentido, pero cuando un organismo internacional entra a cometer actos destinados a no reforzar su presencia, comete un acto de decaimiento el cual es muy difícil recuperarse y, por lo tanto, quiero que quede claro que no existe, de manera alguna, la intención de debilitar al Sistema de Derechos Humanos, bien al contrario.

Por consiguiente, esa ha sido la intención, fortalecer el sistema de acuerdo con lo que estipuló la Asamblea General de San Salvador el año 2011, en que se creó un Grupo de Trabajo especial de reflexión sobre el funcionamiento de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos para el fortalecimiento del Sistema. Esto ha sido acompañado de un debate que se realizó hace pocos meses en la Asamblea de Cochabamba para conocer los resultados del Grupo de Trabajo y del diálogo que se espera iniciar con la Comisión, no solamente con los miembros de la Comisión sino que también y de manera muy importante con la Sociedad Civil que los acompaña.

¿Cuales son los temas principales –a mi juicio- las principales dificultades que hoy enfrenta el Sistema Interamericano de Derechos Humanos?

El primero de ellos, por cierto, es el de la pertenencia universal de los 35 países de América al sistema interamericano de derechos humanos –ojala fueran los 35 países de América – . No todos son miembros de la Corte, todos son miembros de la Comisión están obligados de pertenecer a ella ya que retirarse de la Comisión significa denunciar la Carta de la OEA. y nadie ha planteado eso felizmente hasta ahora.

Ustedes saben que de la OEA son miembros todos los países de América, siempre se habla muy equivocadamente que Cuba fue expulsada, Cuba nunca fue expulsada de la OEA porque la Carta no lo permite. La Carta dice claramente que son miembros todos los países independientes de América que están dispuestos a firmar la Carta. Por lo tanto, la Comisión no tiene el problema de la pertenencia, la Corte sí lo tiene porque si no me equivoco desde el retiro de Trinidad y Tobago que objetó algunas opiniones de la Corte sobre el tema de la pena de muerte, entiendo que quedan solamente algunos países del Caribe que reconocen la competencia de la Corte.

La Corte está fundamentalmente constituida por sus miembros latinoamericanos y hemos realizado un enorme esfuerzo en los últimos años que yo creo puede ser coronado por el éxito para que varios países mas del Caribe reconozcan la competencia de la Corte y se adscriban a ella, incluso teniendo algunos jueces electos de la Corte. Repito, en la Comisión tenemos dos personas del Caribe, y la Comisión no tiene esa dificultad, eso es lo que hace particularmente preocupante que un país de América Latina en este momento decida denunciar la Convención, va en contra de lo que queremos conseguir, y además construye de alguna manera un cierto fantasma, porque francamente ni Canadá ni Estados Unidos son miembros de la Corte y no votan para elegir a los miembros de la Corte. Los miembros de la Corte hoy son mayoritariamente latinoamericanos, creo que hay un canadiense si no me equivoco que puede ser elegido, pero elegido por los países que suscriben la Convención. Lo que nosotros tenemos que hacer es conseguir que todos los países formen parte de la Comisión y de la Corte y ojala respalden también al Instituto, cosa que en la cual se ha avanzado sustantivamente.

Ese es el primer problema, porque de lo contario, con algunas de las dificultades que surgen y que la Comisión no puede resolver, el recurso a la Corte significa una discriminación entre Estados Miembros de la OEA. En guisa de ejemplo, hace unos meses atrás hubo un grave conflicto por una recomendación de la Comisión de Derechos Humanos al gobierno de un país latinoamericano respecto del tema de una represa en construcción. Naturalmente, lo que le preocupaba a ese país no era solamente la resolución de la Comisión, sino que también que este tema pudiera ser llevado a la Corte. Había en uno de los dos países de América del norte un problema similar que no llegó a la Comisión. Pero si hubiera llegado la gran diferencia es que la Comisión no hubiera podido llevar el tema a la Corte porque ese país no era miembro, y eso provoca una cierta situación de irritación y de conflicto entre algunos países. por el hecho que en el sistema interamericano no estamos todos afiliados a los mismos organismos. Ese es un primer problema.

Un segundo problema es el del acatamiento. El tema del acatamiento siempre será una dificultad, tanto en la Comisión, que repito, recomienda, sugiere, propone y decide si lleva el caso a la Corte o no. Y también tiene una limitación, la Corte Interamericana, al no disponer de instrumentos para sancionar a los países que no cumplen sus resoluciones obligatorias. ¿Y por qué es un problema? Bueno, porque naturalmente como los temas de derechos humanos generalmente el infractor es una persona ligada al Estado, muchas veces la sentencias, decisiones y recomendaciones de la Corte no son del agrado de los gobiernos, y eso es una realidad que tienen que asumir.

Sin embargo, yo creo que hemos tenido un nivel razonable de cumplimiento, pero no total y tenemos que trabajar muy firmemente para tener el acatamiento de buena voluntad, de buen grado. A veces la Corte dicta una sentencia y eso significa que el Estado tiene que cambiar su legislación en una materia, como ocurrió en mi país con los temas relacionados con el acceso a la información por parte de los ciudadanos. Hubo que cambiar la ley, esas son las normas que tenemos, queremos que los países acaten eso.

El tercer gran problema es más mundano, es el problema de los recursos. Se encuentra presente en la sala el Secretario Ejecutivo y el Presidente de la Comisión que les dirán cuantos casos están pendientes, varios miles están pendientes en la Comisión de Derechos Humanos y a la vez que el sistema está rodando cada vez más rápido, envía cada vez más casos a la Corte, y los recursos que tenemos son insuficientes para cubrir todos esos casos. Los recursos que los Estados ponen, que son los recursos ordinarios del presupuesto anual, alcanzan a cubrir la mitad de los gastos del sistema interamericano, la otra mitad son donaciones de los mismos Estados o países observadores de la OEA. Lo que tenemos entonces es un cuello de botella complicado porque de pronto hace unos días atrás estábamos con el Presidente de la Comisión en un seminario en Lima y un señor preguntó cuando iban a ver su caso que llevaban varios años en tramitación, a lo mejor no tenía el mérito, pero el problema existe.

Estos tres temas –no quiero tratar otros porque no tengo mucho tiempo- hacen que sea indispensable el diálogo de la Comisión Interamericana con su Países Miembros. Nadie va a resolver el problema de la pertenencia, el problema del acatamiento y el problema de la falta de recursos sino los Estados Miembros del sistema. De ahí tiene que salir los recursos necesarios. Ahora, yo sé que muchos seguirán contribuyendo y habrá donaciones especiales y otra serie de cosas, sobretodo cuando Europa supere la crisis en la cual se encuentra porque eso nos ha afectado un poco. Pero la realidad es que las contribuciones tienen que hacerlas fundamentalmente los Estados Miembros, de buen grado, de buenas ganas.

Reforzar el sistema no se resuelve sino a través del diálogo, a través de un proceso, que a mi parecer, se está iniciando muy bien y soy muy optimista respecto de él. Este proceso resalta el papel fundamental que corresponde a los organismos de derechos humanos , y por eso es que estoy tan contento de haber venido al día siguiente de la presentación que hizo ayer el Presidente de la Comisión y el debate que ahí se produjo porque también hay que involucrar a la sociedad civil. Sobre todo, podemos estar satisfechos de la disposición que ha mostrado la Comisión Interamericana de Derechos Humanos para analizar, examinar y buscar soluciones a los problemas que los países plantean.

Yo soy bien franco, algunas veces los problemas que algunos países plantean no tienen solución, son temas que tienen que ser vistos por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, porque ciertamente en nuestra región se cometen atropellos y por cierto, bastantes todavía, y también porque se ha ampliado el campo de derechos humanos para establecer una serie de temas ligados. Por ejemplo, la defensa del medioambiente o a la protección de las minorías o los temas del protocolo de San Salvador sobre los derechos culturales, económicos y sociales son temas que vienen a enriquecer el debate sobre derechos humanos. Por lo tanto, el ámbito ha crecido mucho y eso hace que el diálogo sea cada vez más necesario porque muchas veces algunas de estos elementos colectivos involucran una voluntad de los Estados tal vez bastante más compleja que es necesario tratar de resolver.

Por esa razón creo que este proceso que hemos iniciado es tan importante, permite acercar a los países al sistema interamericano de derechos humanos, permite fortalecerlo, identificar medidas necesarias o deseables para que pueda cumplir mejor su función de promoción y protección de los derechos humanos, permite sugerir a los países los pasos necesarios para la agilización del sistema. En esto, el Secretario Álvarez Icaza, tiene una experiencia reconocida, también será necesario estudiar transformaciones internas para que muchos de los casos no lleguen necesariamente a la Corte o al sistema interamericano. Permite buscar soluciones amistosas para mucho de los problemas, permite, en definitiva, dar una mucho mayor productividad a nuestro trabajo y, al mismo tiempo, relacionarnos mejor con nuestros Estados para que asuman que el sistema es de ellos y que tienen que, no solamente respetarlo y acatarlo, sino que también financiarlo, cuestión que a veces es probablemente lo mas difícil.

Creo que a través de la promoción activa y efectiva del diálogo con nuestros países podemos reducir la brecha que existe entre la consagración normativa de los derechos humanos que es una realidad, y su realización efectiva que tenemos que conseguir. Podremos, al mismo tiempo, asegurarnos que otros asuntos que son tan ligados a nuestra agenda que tenemos que incorporar, como el tema de la protección de víctimas, la protección de testigos, un conjunto de medidas que permitan hacer que nuestras democracias efectivamente cumplan con las deudas que tienen con nuestras sociedades y que tengamos un Sistema Interamericano de Derechos Humanos que, siendo fuerte, siendo vigorosos se adapte cada vez más a los tiempos cambiantes.

Esto es lo que nosotros queremos lograr. Queremos fortalecer al sistema, y quiero asegurar que en esto estamos muy claros y muy firmes, como decía en algún momento, el Sistema Interamericano de Derechos Humanos es uno, sino el principal componente de nuestra Organización de Estados Americanos y dejarlo de lado, debilitarlo, es para nosotros completamente impensado.

Muchas gracias