Creo que el debate ha sido muy rico, pero seré breve porque he tenido oportunidad de expresar mi opinión públicamente en una intervención que tuve en días pasados en Honduras, en una reunión convocada por el Presidente de ese país para discutir el tema de los menores no acompañados.
En primer lugar, quiero felicitar a todos los Estados involucrados en este grave problema por la prudencia y la tranquilidad con que han tratado un tema que no es fácil de tratar. Es un tema que no me atrevo a llamar sorpresivo, pero ciertamente sus números si lo son, y bastante. Estamos hablando de cifras que indican que el año 2011, 4.059 niños entraron a este país desde Centroamérica incluyendo México, como menores no acompañados. El 2013 la cifra era de 21.537 niños; y hace pocos días, en 2014, el gobierno de Estados Unidos reportó la cifra de 47.017 menores no acompañados, una cifra que si consideramos abarca unos nueve meses, cifra de año fiscal, por así decirlo, es más de 12 veces la cantidad de niños que entraron hace apenas tres años. Es un problema que creció mucho más rápido, más repentinamente, a pesar de los grandes temas que aquí han sido nombrados, y eso hay que considerarlo.
La verdad es que sorpresiva o no, la migración está entre nosotros hace tantos años. Este es un continente en el que migramos mucho. Y ya que se han dado cifras: América Latina y el Caribe son menos del 8 por ciento de la población mundial y; sin embargo, tienen el 16 por ciento de los migrantes en el mundo. Migramos a todos nuestros países también. Y es interesante decir aquí -porque han sido mencionadas las normas migratorias en América del Sur- que después de Estados Unidos el siguiente receptor de migrantes latinoamericanos es Argentina. No es un país de Europa ni nada por el estilo. La verdad es que migramos mucho.
Pero este fenómeno de los menores no acompañados ha sido más bien reciente, y sin entrar a la discusión sobre las causas, estas tienen que ver con la reunificación familiar, con la situación económica, querámoslo o no, con la situación de violencia. El Presidente de Honduras nos mostraba el otro día, de manera dramática, cómo algunas regiones de mayor violencia coinciden exactamente con la regiones de las cuales salen la mayor cantidad de los menores. Eso es lo que explica por qué muchas veces sus padres están no solamente dispuestos a dejarlos ir, sino que ansiosos de dejarlos partir a una situación tan incierta. Es un tema muy dramático.
A nosotros nos han preocupado fundamentalmente dos temáticas, como Secretaría General: primero, el abordaje general de la crisis por algunos sectores que han querido transformar este fenómeno, en un problema de seguridad nacional, llegando a hablar de la necesidad de movilizar tropas a la frontera, de criminalizar la migración, de buscar incluso medidas de alguna manera represivas o abruptas. Como algún senador que propuso poner a estos niños inmediatamente en la frontera como una lección para sus padres. Felizmente, el lenguaje bélico no ha sido acogido por el Presidente de este país, y estamos agradecidos de eso. El Presidente de este país ha sido el primero en calificar lo que había ocurrido como una situación humanitaria urgente. Y eso es lo que: una situación humanitaria urgente.
Esta no es una invasión, ni una acción que pueda poner en riesgo nada, es una situación dramática que vive una cantidad importante de niños, niñas y adolescentes de países de América Latina. Y como lo dijo el primer orador -el embajador de Uruguay- así tenemos que tratarla, es un problema de todos. Por eso estoy muy agradecido, porque enfatizar el carácter conflictivo de esta situación, es algo que no le conviene a nadie; desde luego no le conviene a los menores.
El segundo tema que nos ha preocupado es la necesidad de dar garantías de un debido proceso para los niños, en el marco de los procedimientos que establecen las normas internas y las normas internacionales. Existen, como aquí lo han mencionado con mucha claridad -y agradezco esto porque así esto queda en acta de nuestro Consejo como lo ha señalado el embajador de Honduras- las resoluciones de nuestro organismo de derechos humanos, que tiene normativa, legislación, hay Convenciones internacionales sobre los derechos del niño. Todo lo que esperamos es que esto sea plenamente respetado sobre la base del principio establecido por nuestra Comisión Interamericana de Derechos Humanos de que el concepto de un ser humano como “ilegal” es completamente inaceptable en cualquier condición. Desde el punto de vista de los derechos humanos no existe la condición de “ilegal” en este caso.
Por esa razón y muchas otras es que estoy esperanzado de la forma en que este tema ha sido tratado por los países involucrados. Quiero aplaudir muy directamente la decisión del Presidente de los Estados Unidos de hablar acá de una situación humanitaria y, sobre todo, de no convertirlo en un tema mediático sino en un tema para el cual hay que buscar soluciones. Espero que esas soluciones surjan de la reunión, sin precedentes por la rapidez con que se produce, entre los Presidentes de El Salvador, Honduras y Guatemala el día de mañana con el Presidente Obama y luego con otras autoridades importantes del gobierno de los Estados Unidos.
También nos parece que, sin entrar a las causas, este es un tema que también tiene que ver con la ausencia de legislación adecuada en todos los Países Miembros y; por lo tanto, creo que es importante manifestar aquí -con mucho respeto por los procedimientos internos- nuestro apoyo a la reiterada petición del Presidente de los Estados Unidos de contar con una legislación interna que de cuenta de los fenómenos de migración tal como se producen hoy y manifestar en este sentido nuestra plena disposición a colaborar en lo que sea posible para enfrentar esta situación.
Nosotros como Organización tenemos -como ustedes saben- un programa que pone el acento fundamentalmente en dimensionar adecuadamente el tema de la migración, el informe bianual que sacamos sobre este tema, y un programa importante en la Comisión de Derechos Humanos que alcanza a otros organismos de la OEA, sobre derechos humanos de los migrantes. Esperamos fortalecer mucho este programa, que ya había emitido hace un tiempo atrás un informe importante sobre la condición de los albergues y lugares de detención en la frontera. Creo que también es el momento de activarlo, y seguir trabajando en esto, con la plena conciencia de que no estamos dentro de un conflicto sino que dentro de una situación humanitaria urgente que tenemos que tratar de resolver de la manera más constructiva posible.
Muchas gracias