La Cumbre de las Américas no nació con este diálogo de la sociedad civil en su programa. Fue en la Segunda Cumbre, en 1998, cuando era Ministro de Relaciones Exteriores de Chile, que me correspondió iniciar ese diálogo con un grupo reducido de organizaciones y, también debo decirlo, con la concurrencia de no todos los países.
Con el tiempo, el diálogo ha ido creciendo y se ha ido ampliando, en la medida que se amplía nuestra democracia, que cada vez son más los hombres, mujeres, jóvenes, personas de todas las edades de nuestra región, los que deciden asociarse, buscar un diálogo, crear una red para comunicarle al resto de la sociedad un conjunto de propósitos y de ideas comunes.
La sociedad civil es una de las representaciones más importantes del pueblo, por medio de sus organizaciones y actores sociales. Agrega, por lo tanto, un valor fundamental a lo que tratamos de hacer en estas citas hemisféricas.
Estas Cumbres —que como ha señalado el Presidente Varela nacieron en 1994, por lo cual celebramos hoy la séptima, más dos cumbre extraordinarias-, tienen por objeto el diálogo. Buscan también llegar a acuerdos concretos, porque nuestra ciudadanía nos pide acuerdos concretos, pero son en verdad instancias de diálogo en que, como en toda sociedad democrática, los países, los gobiernos, no tienen necesariamente las mismas ideas, pero están dispuestos a tener un encuentro en el cual puedan llegar a acuerdos, a concertarse entre sí, o al menos a dar conocer con más claridad sus ideas.
El sentido del diálogo democrático de esta Cumbre se expresa por lo tanto también con la concurrencia de distintos actores de la sociedad. También en esta Cumbre, se expresa con una reunión importante de universidades; con una reunión de gente del mundo de los negocios que lleva ya bastantes ediciones; pero se expresa sobre todo en este gran encuentro de la sociedad civil.
Aquí han llegado más de 800 representantes de la sociedad civil provenientes de 30 Estados de la región, y todas concurren para participar.
Reconocemos el esfuerzo que hacen para venir hasta acá para hacernos oír su voz. Y reconocemos el enorme trabajo que antes han realizado, participando en consultas nacionales y virtuales para preparar esta Cumbre.
Este esfuerzo de la sociedad civil pone de manifiesto el momento que vive nuestra región. Es un momento interesante, importante. Hemos tenido una década desde el punto de vista económico en general muy buena. Hemos tenido un avance sustantivo de la democracia, con todos los defectos que ello puede tener, pero hoy día tenemos democracias elegidas legítimamente, y democracias más estables también.
Pero tenemos aún muchos problemas, y el que nos ha planteado el señor Presidente para esta Cumbre es cómo ese crecimiento que tenemos puede ser distribuido, puede ser repartido, puede ser compartido de manera más justa entre todos sus ciudadanos. Y, naturalmente, entre esos ciudadanos hay muchos que hoy día quieren hacer oír su voz, expresar sus puntos de vista y sus demandas. Pero reconozcamos que esto no es un fenómeno de nuestra región de hace cinco décadas atrás, cuatro décadas atrás. Hoy las Américas tienen una sociedad civil activa, informada, deseosa de apoyar y de dar seguimiento a las políticas que contribuyen a mejorar su calidad de vida. Y también dispuesta a rechazar, por cierto, aquellas políticas que de alguna manera estima lesivas a sus intereses.
Aquí queremos hoy definir medidas y acciones concretas, innovadoras, basadas en resultados, y una forma de lograr lo que es sustantivo es, precisamente, preguntarle a la ciudadanía, preguntarle a los que saben. Tenemos que hablar acá de desigualdad, pero no solamente de una desigualdad económica, porque nuestro continente no tiene solamente un problema de desigualdad económica, tiene también un problema grave de desigualdad en la atención de los servicios públicos, en la salud, en la educación, incluso en la seguridad pública. Tiene, ademas, una grave desigualdad entre hombres y mujeres, porque los temas de género no están ni con mucho superados en las Américas, y una desigualdad también en cuanto a que la pobreza afecta mucho más a las poblaciones afroamericanas y a las poblaciones indígenas, que al conjunto de la sociedad.
La discriminación es también un gran problema de nuestra región, para el que tiene opciones sexuales distintas de la mayoría de la sociedad; para el que tiene ideas que no comparte la mayoría de la sociedad; para el que de alguna manera quiere expresar una voz de minoría, que muchas veces no recibe la acogida suficiente en la sociedad. Nosotros los recogemos a todos, les ofrecemos un sitio a todos, a los que quieren manifestar sus opiniones sobre la discriminación de género, la discriminación racial, la discriminación económica, la ausencia de servicios en su población o simplemente exponernos ideas o cuestiones que consideran importantes.
Sabemos también que estas proposiciones que se harán aquí son el resultado del trabajo de innumerables redes hemisféricas, que no sólo están en la opinión y demandas de las organizaciones, sino que buscan darlas a conocer a las Cumbres de las Américas para que los gobiernos las asuman. Menciono aquí, por ejemplo, a la Alianza Regional por la Libertad de Expresión e Información, que aboga por leyes modelos de acceso a la información pública; Transparencia Internacional, que es un ejemplo en la lucha contra la corrupción; la Red Democracia Activa; la Red Latinoamericana y del Caribe para la Democracia.
No olvidamos tampoco, y no podríamos hacerlo, a quienes nos acompañan anualmente en las Asambleas de la Organización de los Estados Americanos hace tanto tiempo, las organizaciones de derechos humanos, las de afrodescendientes, las de mujeres, las de personas con discapacidad, las de diferente orientación sexual e identidad de género. Todos ellos, todos ustedes, trabajan en la promoción y defensa de sus derechos y demuestran que es posible trabajar con los Estados en la implementación de políticas.
Este foro entonces es una oportunidad para profundizar un trabajo que es importante que ustedes transmitan en los próximos días a los Jefes de Estado y de Gobierno. Sólo tiene como condicion recordar que el diálogo no sólo es hablar, el diálogo es sobre todo saber escuchar, saber escuchar a los demás, conocer sus puntos de vista, acercarnos unos a otros, respetar nuestra opiniones y tratar de que esto sea llevado adelante con la mayor democracia, con la mayor solidaridad posible entre nosotros.
Yo he estado, Presidente, en situaciones de diálogo parecida a las de hoy, en que, sentadas una al lado de otra, había dos mujeres de ideas completamente distintas en materias relativas a alguno de los temas que hoy vamos a abordar aquí. Y les tocó curiosamente hablar a una después de la otra, y no tuvieron ningún problema en respetarse e incluso en felicitarse por la intervención que habían hecho. Yo quiero ver ese espíritu de diálogo aquí. Estamos atentos a las acciones que identifiquen ustedes para acompañar a los Estados Miembros en el seguimiento a los compromisos que se adopten en esta Cumbre, que, como lo ha dicho el Presidente, son compromisos concretos, son acuerdos para la acción, son mandatos para los organismos internacionales y, por lo tanto, van a tener que ser cumplidos, y vamos a verificar sus cumplimiento.
Les deseo a todos ustedes un fructífero foro, y nos vamos a ver dentro de dos días en el diálogo de la sociedad civil con los gobiernos.
Muchas gracias.