Los docentes disponen de programas curriculares acordes con el nuevo enfoque pedagógico, han sido capacitados y cuentan con materiales que podrían facilitar su labor.

Los estudiantes muestran mayor capacidad de expresión, de comunicación y más asertividad en su interacción con sus maestros y con sus compañeros.

Los docentes organizan a sus estudiantes, "ambientado" sus aulas, diversificando sus estrategias para facilitar aprendizajes.

El tamaño y cantidad de los cambios propuestos en la capacitación y programas curriculares al rol docente podría desbordar o saturar la capacidad de respuesta de los maestros.

Todavía prevalecen hábitos docentes arraigados de enseñanza frontal.

Débil participación en los cambios educativos de las familias y otros agentes de la comunidad.

Los docentes manejan poca información teórico conceptual acerca de las innovaciones educativas.

Los materiales no se utilizan porque los docentes se sienten amenazados por su deterioro o pérdida. Creen que se les va a amonestar o pedir que los repongan.

Los materiales distribuidos son subutilizados o desperdiciados porque la formación y experiencia docente no facilita su vinculación con aprendizajes, estrategias y actividades integradoras.