CIDH presenta informe temático
Violencia, niñez y crimen organizado
Las niñas, niños y adolescentes constituyen uno de los grupos más afectados por diversas formas de violencia y de vulneraciones a derechos, así como por el actuar del crimen organizado.
Las respuestas de los Estados no son suficientes para prestar una adecuada protección a la niñez, para garantizar sus derechos y prevenir que sean captados, utilizados y explotados por el crimen organizado.
Las políticas de control y de represión hacia los grupos criminales han llevado en la práctica a frecuentes abusos y arbitrariedades ejercidos por las fuerzas de seguridad del Estado en contra de los adolescentes.
Los adolescentes suelen ser estigmatizados por la sociedad
Los varones de los barrios pobres y periféricos, que pertenecen a grupos tradicionalmente excluidos y discriminados, son responsabilizados por el clima de inseguridad y señalados como “potenciales peligros sociales” que deben ser controlados.
Algunas de las consecuencias de esto son:
Rebaja de edad de responsabilidad penal
Control discriminatorio
Prisión preventiva
Uso arbitrario e ilegal de la fuerza
La realidad en la que viven estos adolescentes puede llegar a ser abrumadora
Muchos de ellos sufren situaciones de violencia, abuso y negligencia en sus hogares, comunidades y escuela, por parte de adultos, de sus pares e incluso de la policía.
Educación
La calidad educativa es deficiente y existen muchos obstáculos para el acceso a niveles de educación superior así como para acceder a oportunidades laborales y a un empleo digno.
Captación
Muy a menudo los niños y los adolescentes sufren presiones, amenazas o engaños para que colaboren con estas organizaciones criminales o grupos violentos. Esto los pone en una situación de gran vulnerabilidad, en la cual se facilita su captación y utilización por grupos criminales.
Políticas de control y represión
Las actuales políticas de mano dura no toman en cuenta las consecuencias específicas de estos contextos para los y las adolescentes quienes se encuentran en una situación de desprotección que los expone a ser captados y utilizados por el crimen organizado, a vincularse a actividades violentas y delictivas, y a ser víctimas de ellas.
Los Estados no solo tienen la obligación de respetar y no violar los derechos humanos sino que deben tomar las medidas adecuadas para garantizar su efectivo goce y disfrute
Abordaje preventivo, holístico e integral
Se necesita un abordaje preventivo, holístico e integral de la violencia que parta de la protección y el respeto de los derechos humanos. En los contextos descritos, los niños, niñas y adolescentes deben ser considerados principalmente como víctimas de vulneraciones sucesivas a sus derechos.
Respuesta punitiva y retributiva
Frente a los adolescentes que cometen delitos, los Estados priorizan una respuesta punitiva y retributiva a través del sistema penal y de la privación de la libertad, en detrimento de los programas de rehabilitación y reinserción social.
Falta de programas de justicia restaurativa
Casi no existen en América programas de justicia restaurativa que permitirían responsabilizar a los adolescentes por sus acciones sin necesidad de someterlos al sistema carcelario.