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PALABRAS DEL COMISIONADO JAMES CAVALLARO, PRESIDENTE DE LA COMISION INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS ANTE EL CONSEJO PERMANENTE
25 de mayo de 2016
Señor Presidente del Consejo Permanente, Embajador Juan José Arcuri, Representante Permanente de Argentina ante la OEA
Distinguidos Delegados de los Estados miembros y observadores de la Organización,
Señoras y señores,
En mi calidad de Presidente de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (“Comisión”, “Comisión Interamericana” o “CIDH”) me vi en la obligación de solicitar esta intervención ante el Consejo Permanente de la Organización, debido a la grave crisis financiera de la CIDH. Mi propósito es ilustrar a este ilustre órgano, sobre la seriedad de la situación y las consecuencias en la capacidad de la CIDH para cumplir con su mandato y funciones básicas. Desde ya agradezco la inmediata respuesta del Presidente del Consejo para incluir este punto en el orden de día de hoy.
A la Comisión Interamericana se le ha encomendado, junto a la Corte Interamericana, nada menos que la misión de resguardo, protección y promoción de los valores y principios éticos y legales más apreciados por la comunidad interamericana: los que tienen que ver con la dignidad esencial de toda persona, expresada a través de la efectiva observancia y satisfacción de sus derechos fundamentales, mediante la aplicación de las normas que los Estados del hemisferio han adoptado voluntariamente. A través de rigurosos métodos jurídicos la Comisión analiza la realidad de países de la región de manera general o mediante enfoques temáticos. Asimismo, realiza determinaciones fácticas y formula conclusiones legalmente fundadas en el sistema de peticiones y casos individuales.
Desde su creación, la CIDH ha mantenido un rol protagónico en la defensa de los derechos humanos y las instituciones democráticas, desde distintos ejes, adaptándose siempre a los nuevos desafíos. A lo largo de estas cinco décadas, la Comisión ha acompañado a esta Organización en la solución de los problemas que afectan a todos los habitantes de las Américas. Recientemente, tuve la oportunidad de presentar ante la Comisión de Asuntos Jurídicos y Políticos, algunos de los avances registrados por la CIDH en el ejercicio de su mandato, entre los que se encuentran los siguientes:
Para ello la Comisión, realiza visitas de observación y visitas de trabajo a los Estados Miembros; celebra tres periodos de sesiones al año en los que realiza un promedio de 110 audiencias públicas y más de 50 reuniones de trabajo. En relación con el monitoreo de la situación de derechos humanos en la región, la CIDH realiza por lo menos tres informes de país; un promedio 150 comunicados de prensa durante el año; y emite alrededor de 50 solicitudes de información dirigidas a los Estados Miembros sobre asuntos específicos. Asimismo, en cuanto su mandato de promoción, se esfuerza en participar u organizar actividades fuera y dentro de la sede. Por ejemplo, el año pasado participó en cerca de 150 actividades en 19 países diferentes.
El presupuesto requerido por la CIDH financiar sus actuales capacidades de trabajo es de, por lo menos, US$10.000.000. En los últimos años ese presupuesto se había financiado en un 50% con los recursos asignados por el Fondo Regular de la OEA y el otro 50% de recursos provenientes de contribuciones voluntarias y fondos específicos.
La Comisión ha realizado gestiones permanentes a lo largo de las últimas dos décadas ante los Estados miembros de la OEA para asegurar un presupuesto que permitiera trabajar de manera eficaz en el cumplimiento de su mandato. Como resultado de esas gestiones, la Asamblea General de la OEA ha aprobado varias resoluciones comprometiéndose a atender la situación, pero las mismas no se han visto reflejadas en un aumento significativo de recursos. En efecto, para 2016, la Asamblea General le aprobó a la CIDH un presupuesto de US$5,634,300: US$4,651,800 para gastos de personal y US$982,500 a gastos operativos.
En la actualidad la planta de personal de la CIDH está compuesta por 55 cargos: 32 financiados por el Fondo Regular y 23 por fondos específicos. Adicionalmente, cuenta con 17 contratos por resultados (CPR), financiados también por fondos específicos.
La crisis financiera deriva de que, hasta la fecha, la Comisión no ha recibido contribuciones suficientes que le permitieran financiar extensión de 30 contratos financiados por fondos específicos más allá del 31 de julio de 2016. Es decir, que de no contar con recursos adicionales la Comisión Interamericana de Derechos Humanos perderá el 40% de su personal.
Teniendo en consideración las devastadoras consecuencias que la eventual pérdida de casi el 50% de su fuerza laboral significa, la CIDH se vio obligada a adoptar un plan de contingencia que incluye la suspensión de la realización de las visitas previstas para este año, así como de los Períodos de Sesiones 159 y 160, programados originalmente para julio y octubre.
Para entender la magnitud de la situación, quiero compartir con los Ilustres representantes de los Estados el impacto concreto que la pérdida de este personal representaría para la protección de los derechos de humanos en la región. La drástica reducción del equipo de trabajo de la Secretaría Ejecutiva afectaría directamente la capacidad de la CIDH de cumplir con su compromiso de hacer frente al atraso procesal. Asimismo, se vería afectada la capacidad de la CIDH para registrar, evaluar y decidir el creciente número de solicitudes de medidas cautelares anuales y dar seguimiento a la situación de las miles de personas que actualmente gozan de la protección del mecanismo.
Adicionalmente, se vería afectada su capacidad de monitorear la situación de derechos humanos en los países de la región, así como su trabajo desde las Relatorías Temáticas. Además, se verían diezmadas sus labores de capacitación en materia de derechos humanos; así como las de difusión y acceso a la información producida por la misma CIDH.
Señoras y Señores Representantes Permanentes, en breve, lo que el panorama plantea es la imposibilidad de la CIDH de cumplir con su mandato y, consecuentemente, la desprotección de miles de víctimas para quienes esta institución es su última oportunidad de obtener justicia.
La precaria situación financiera es un factor estructural de las dos últimas décadas. La diferencia con el pasado, es que se llegó a una crisis financiera insostenible. Para enfrentar esta situación, se han diseñado estrategias para el corto, mediano y largo plazo.
Para el corto plazo, en los últimos meses y semanas, la CIDH y su Secretaría Ejecutiva han hecho todos los esfuerzos que estuvieron a su alcance para avanzar en las negociaciones de nuevos proyectos de financiamiento, pero debido a diferentes factores, no se han concretado.
La urgencia de la situación es tan seria que exige una atención inmediata. Para ello he remitido cartas a todos los Estados que han realizado contribuciones a la CIDH en los últimos años y les he solicitado un apoyo extraordinario.
Para el mediano plazo, la CIDH está trabajando en su Plan Estratégico 2016 – 2020. Dicho Plan se centra en las transformaciones que puede lograr la Comisión como efecto de sus acciones, sobre la base de una gerencia por resultados y en la lógica de cambio. Con este nuevo plan se busca canalizar contribuciones multianuales que permitan dar sostenibilidad a los cinco programas priorizados por la Comisión en el ejercicio de sus mandatos.
Finalmente, para el largo plazo, se requiere de un aumento sustantivo del presupuesto otorgado a la CIDH. Esto significa aumentar de forma radical el presupuesto del fondo regular de la OEA y asignar a la CIDH y al sistema interamericano de derechos humanos en general los recursos necesarios para el cumplimiento del mandato asignado por los propios Estados. Mientras que el Consejo de Europa destina el 41,5% de su presupuesto a la promoción y protección de los derechos humanos, la OEA destina el 6% de su presupuesto a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.
Para concluir, la Comisión considera que esta es una oportunidad para que el compromiso de los Estados con la defensa de los derechos humanos en la región se refleje en el presupuesto que le asigna. La Comisión es consciente de la delicada situación financiera que enfrenta la OEA. Al mismo tiempo, considera que como resultado de los trabajos de priorización de la Visión Estratégica de la OEA, en la que se confirmó como uno de sus cuatro pilares la protección y promoción de los derechos humanos, se debe avanzar hacia una reprogramación del presupuesto coherente con dicha priorización; en la que se eviten, también, duplicación de funciones.
En virtud de lo anterior, en nombre de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos hago un llamado urgente a los Estados Miembros de la OEA para que
La Comisión Interamericana de Derechos Humanos es un patrimonio y orgullo de la región. Es indispensable, imperativo y urgente que los Estados efectivamente adopten una solución sustentable a este grave y crónico problema y demuestren su compromiso con el respeto y garantía a los derechos humanos con medidas concretas y efectivas.
Muchas gracias por su atención.